¿Y por qué excluir a los hombres? La conveniencia de generalizar la vacuna contra el VPH

Dra. Carmen PingarrónJefe de equipo de Ginecología y Obstetricia del Hospital Quirónsalud San José de Madrid

El virus del papiloma humano (VPH) es la infección de transmisión sexual más extendida en el mundo: hasta el 80 % de la población sexualmente activa entrará en contacto con él. Afortunadamente, la mayoría de los infectados elimina el virus sin mayores consecuencias, pero en muchos casos desarrollará algunas patologías asociadas, siendo el cáncer la más grave. Un riesgo especialmente acusado entre las mujeres, aunque también los hombres infectados de VPH pueden desarrollar diversos tipos de cáncer como el de pene, ano, oral o de garganta. ¿Por qué entonces se les excluye de la vacuna contra el VPH?

La estadística explica, en parte, una situación que sin embargo es cuestionable. Lo cierto es que el cáncer de cérvix o cuello de útero, íntimamente ligado al VPH, es el segundo más frecuente en mujeres y es la tercera causa de muerte después del de pulmón y el de mama. Solo en España, se diagnostican más de 2.500 casos cada año, que ocasionan la muerte de unas 850 mujeres.

De todas las mujeres que entran en contacto con el VPH, el 70% llega a eliminarlo sin que le provoque daños. Sin embargo, en el 30% restante el virus va a producir lesiones precancerosas que deben ser diagnosticadas para impedir que progresen y lleguen a generar un cáncer. Esto hace que sea necesario acudir a revisiones ginecológicas en las que haremos un cribado para identificar a través de la citología y de la detección de VPH a aquellas mujeres que estén en riesgo.

Además, es importante saber que el virus del papiloma humano no solo produce cáncer de cérvix, sino también de vagina y vulva, anal y de pene, además de ser responsable de varios cánceres orofaríngeos y producir las verrugas genitales. Un amplio espectro de riesgo cancerígeno que hace preciso concienciar sobre la importancia de la vacunación contra este virus.

La vacuna está recomendada en niñas y en niños, así como en mujeres y hombres sexualmente activos. No olvidemos que los varones también acaban padeciendo los cánceres de pene, de ano y los orofaríngeos. La inoculación no debe ceñirse solo al calendario vacunal, que incluye a las niñas de 12 años, sino que debe ir más allá y ampliar el radio de acción a toda la población sexualmente activa, que es susceptible de acabar infectada por el virus. Por ello, yo me pregunto: si tuviéramos una vacuna frente al cáncer de pulmón o al de mama, ¿la usaríamos para toda la población? La respuesta lógica sería sí. Por eso planteo: ¿por qué no hacemos lo mismo con la vacuna del VPH?

La vacunación es más eficaz que hace 10 años

La vacuna contra el virus del papiloma humano comenzó a usarse en 2007 y entonces era capaz de cubrir un 70 % de los cánceres de cérvix. En 2017 se presentó una nueva nonavalente (válida para nueve tipos del virus), que ya es capaz de prevenir hasta un 90 % de los cánceres de cérvix y que también se ha demostrado eficaz para evitar las lesiones precancerosas.

Es responsabilidad de la profesión médica dar valor e importancia a la recomendación de la vacuna, ya que hoy por hoy es la herramienta existente más eficaz para luchar contra la infección de trasmisión sexual más frecuente del mundo y contra el segundo cáncer más común en mujeres.

Por ello, es necesario que incorporemos a nuestra práctica diaria la recomendación de la vacunación y expliquemos a nuestros pacientes el valor de la misma. No nos olvidemos de que recientemente están emergiendo terapias para ayudar a la eliminación del virus por vía vaginal y por vía sanguínea, lo que, sin duda, contribuirá, junto con el cribado preventivo y la vacunación, a la eliminación de esta infección de trasmisión sexual tan extendida.