Carlos Enrique Bayo
Director de Público de 2012 a 2016
Nunca antes las exclusivas de un medio de comunicación —que años después se han demostrado veraces y cruciales en la lucha contra la corrupción y los abusos del poder— fueron tan ignoradas, desoídas y despreciadas por la casi totalidad de los grandes periódicos y televisiones, como las que levantó este diario Público sobre las cloacas de Interior, la mafia policial de Villarejo y la policía paralela al servicio de los multimillonarios.
Ahora, esos mismos medios que despreciaron, desprestigiaron e hicieron el vacío a Público cuando revelaba las grabaciones secretas del ministro Fernández Díaz, el escándalo del ‘Pequeño Nicolás’, la brigada política que ejecutó la Operación Cataluña, o el entramado de espionaje lucrativo montado por el comisario Villarejo, alardean día tras día de revelaciones que nuestro diario adelantó varios años antes. Y algunos jefes de Redacción que intentaron tapar y desacreditar nuestras exclusivas sobre el mayor escándalo político del país, que ha hecho tambalearse hasta a la Corona, siguen fingiendo que hacen “más periodismo” pese a conocerse ya los audios en los que participaban de esas tramas inconfesables para engañar a su audiencia y pervertir el juego democrático.
El más notorio de ellos, Antonio García Ferreras, fue quien más cínicamente denigró la exclusiva de las grabaciones secretas en el despacho oficial de Fernández Díaz, ya que durante los diez días en que las fuimos desgranando, su programa Al Rojo Vivo utilizó esos audios con gran despliegue de grafismo (con un minúsculo “fuente: Público” en un rincón) y siempre conectó después en directo con Eduardo Inda para que analizara una información de la que no tenía conocimiento alguno. Jamás llamó ni preguntó nada a ninguno de los dos autores de las exclusivas (Patricia López y el que esto escribe) para contrastar los infundios de Inda.
Así que poco nos puede extrañar que, casi un año después, mantuviera la conversación que acabamos de citar en este artículo —“Inda, voy con ello, pero es demasiado burdo”— para después darle gran difusión a uno de los bulos de su amigo y colaborador de cabecera; una más de las fake news que la cloaca mediática propagó a bombo y platillo para destruir la reputación de Podemos y otros partidos.
Además, ya habíamos publicado la íntima relación de Villarejo con Inda, Ferreras y Mauricio Casals [presidente de La Razón, adjunto al presidente del Grupo Atresmedia y miembro del Consejo del Grupo Planeta], que este último ocultó durante años mediante presiones y amenazas a los medios, para acabar destapándose del todo hace pocos meses, cuando empezaron a aflorar los audios que les grabó secretamente el comisario a sus propios amigos, padrinos y valedores.
Todo ello me lo había reconocido el propio Villarejo en una de las dos largas comidas que mantuvimos en otoño de 2016, cuyo contenido grabé —sabiendo que el comisario hacía igual— pero no revelé hasta marzo del año siguiente, justo el mismo mes en que Ferreras hablaba con Inda sobre los burdos bulos a los que llamaba “más periodismo”. Entonces reproduje la voz de Villarejo advirtiendo de que si la comisión de investigación parlamentaria creada para indagar sobre las exclusivas de Público “insiste en que vaya [a testificar]… van a ver que [los diputados] tendrían problemas”.
En ese mismo tema se revelaba la larga amistad de Villarejo con Mauricio Casals, y la de éste con Soraya Sáenz de Santamaría, por lo que este periodista recibió después durísimas presiones para que retirase esos cortes de audio del artículo. Pero todo ello —y que diversos jueces y fiscales eran también íntimos del comisario de las cloacas, como alardeó Villarejo en sus comidas conmigo— no tuvo eco en ningún medio de comunicación importante del país, ni tampoco efecto judicial o político, porque todos estaban empeñados en acallar y ocultar las revelaciones de Público.
Ese acoso mediático incrementó la presión desde las instituciones controladas por el PP, empezando por la propia Policía Judicial —que acusó falsamente a Público de no colaborar y mintió al transcribir la grabación al ministro para negar que dijo “la Fiscalía te lo afina”— e incluyendo a instancias de la Judicatura, como la Fiscalía del Supremo, que dijo no ver indicios para investigar al ministro, cuando tenía en su poder la versión íntegra de las grabaciones.
En estos días se está conociendo cómo se mantuvieron en el poder político y en los puestos de mando policiales la mayor parte de los que dirigieron esas cloacas de Interior, que incluso reconstruyó íntegramente el sucesor de Fernández Díaz al frente del ministerio, Juan Ignacio Zoido. Y todo ello ha sido expuesto en sucesivas exclusivas de Público detallando las identidades y actividades de todos ellos sin que se hicieran eco los otros medios… hasta que las investigaciones judiciales llevaban a esas mismas conclusiones y, de pronto, aparentaban descubrirlas por primera vez.
Nuestro diario ni siquiera gozó del apoyo y solidaridad de la mayor parte de los medios de comunicación ni de las asociaciones de la prensa cuando agentes de la Policía se personaron en la redacción del periódico para exigir la entrega de las grabaciones del ministro del Interior, sin presentar orden judicial ni indicar qué mando les había ordenado ir a buscarlas. Motivo por el que no se les entregaron, sino que días después se pusieron en manos de la Fiscalía General del Estado… sin que tomase cartas en un asunto que dos comisiones parlamentarias (del Congreso de los Diputados y del Parlament de Catalunya) coincidirían meses después en señalar que constituía una violación sin precedentes de los principios democráticos y los derechos constitucionales por parte del Ejecutivo.
Ese empeño de los poderes fácticos por silenciar las revelaciones de este diario (todas ellas avaladas años después en sede judicial) se repitió en muchas otras ocasiones, pero quizá el más notable fue el ninguneo de la serie de exclusivas sobre el verdadero origen de la fortuna del rey emérito durante el verano de 2021, empezando con que el rey Juan Carlos I fraguó su fortuna con la venta de armas a países árabes junto a Manuel Prado y Colón de Carvajal, el príncipe georgiano-ruso Zourab Tchokotua y el mega-millonario saudí Adnan Khashoggi.
A lo largo de una decena de exclusivas, Público también destapó que años después Manuel Prado traspasó a Alberto Alcocer la gestión de la fortuna del rey y justo después el bróker suizo Alberto Fasana creó la cuenta ‛Soleado‛, desde la que se blanqueó la fortuna del emérito; que Juan Carlos I se llevó 52 millones de comisión por la venta del Banco Zaragozano, impulsó las fundaciones Zagatka y Lucum, y también intercedió con el Constitucional para librar a Los Albertos de prisión el año que recibió 100 millones de dólares del rey saudí en una cuenta opaca; que el emérito utilizó Patrimonio Nacional para pagar lujos a sus amantes y los gastos de sus palacios, yates y viajes, y más recientemente consiguió que los gestores de su fortuna lograsen que la Fiscalía omitiera un año clave en su petición de datos a Suiza para así librarse de la justicia; que el CNI ofreció al traficante libanés Abdul Rahman El Assir rebajar su deuda fiscal en 10,3 millones a cambio de su silencio sobre sus negocios de armas con Juan Carlos I…
Pero de todo ello sólo se enteraron los lectores de Público, puesto que la gran mayoría de los otros medios de comunicación lo han silenciado… hasta que han ido apareciendo algunos de estos hechos en las posteriores investigaciones judiciales.
En nuestro primer año de historia ya comenzamos a destapar que en el Partido Popular no había manzanas podridas. Era la cesta completa. Fundescam (firmadas por Ignacio Escolar y Alicia Gutiérrez), la operación Lezo y los chanchullos del expresidente madrileño Ignacio González en empresas públicas como el Canal de Isabel II (Manuel Rico) o la trama Gürtel (Alicia Gutiérrez). Con los años las investigaciones continuarían con la corrupción del PP de Illes Balears, del País Valencià, de Canarias, Murcia, Castilla y León...
La corrupción en el PP sigue dando mucho que hablar y las investigaciones de Público no cesan. En 2014 un casi desconocido Bárcenas pasa a ocupar gran parte de los titulares. Público, que había sido pionero en la denuncia de la corrupción en el PP de Rajoy, no se queda atrás.