Primeros auxilios: detalles que salvan vidas

Dr. Daniel RuizPediatra del Hospital Quirónsalud Córdoba

Los primeros auxilios son más medidas iniciales que se prestan a una persona cuando ha sufrido un accidente o un problema de salud repentino. Esta primera atención es muy importante, ya que de ella puede depender de que en casos graves el paciente salve la vida o que la recuperación pueda darse sin secuelas.

Hoy vamos a tratar de explicar cuáles son las medidas iniciales a tomar ante los accidentes más frecuentes que pueden sufrir nuestros niños.

 

Heridas:

Las heridas son junto con los hematomas las lesiones que se producen con mayor frecuencia ante caídas o golpes que nuestros hijos pueden sufrir casi a diario. Ante una herida lo primero que se debe hacer es limpiarla, retirando los restos de sangre, lo que nos va a ayudar a valorar si es sólo una erosión superficial o es una herida más profunda que pueda necesitar sutura. Si hay sangrado activo se debe comprimir con una gasa estéril hasta conseguir el control de la hemorragia y una vez que el sangrado haya cedido, limpiar la herida con agua y jabón y aplicar un antiséptico, para retirar los posibles restos de suciedad, que podrían favorecer una infección. En caso de duda de que la herida pudiera necesitar cualquier tipo de sutura debe acudirse al Servicio de Urgencias.

 

Quemaduras:

Las quemaduras pueden producirse por diversos motivos: objetos candentes, escaldaduras con líquidos a elevadas temperaturas o productos químicos. La primera atención ante una quemadura debe ser enfriar la zona, bien con agua o con suero fisiológico frío. En caso de presentar simplemente enrojecimiento o ampollas íntegras puede aplicarse alguna crema para quemaduras antes de cubrirla con una gasa estéril. En caso de presentar ampollas rotas o pérdida de sustancia, la zona debe cubrirse con gasas estériles para disminuir el riesgo de infección y acudir inmediatamente al Servicio de Urgencias.

 

Síncope:

Ante un niño que presenta un episodio sincopal (sensación de mareo, visión borrosa, sudoración fría o incluso pérdida de consciencia) se debe actuar tumbándole en el suelo y levantando sus piernas para favorecer el retorno venoso al corazón y de esta forma facilitar el bombeo de sangre a través del mismo. Se debe evitar dar en ese momento de bajo nivel de consciencia líquidos al paciente que podrían dar lugar a una aspiración a la vía respiratoria.

 

Crisis convulsiva:

Las crisis convulsivas son episodios que se viven de una forma muy angustiosa por los padres, pero se debe intentar actuar con calma y evitar que el paciente sufra daños o que se los podamos provocar nosotros mismos con medidas inadecuadas.

  • Hay que asegurar que la vía aérea está abierta: NUNCA METER NADA EN LA BOCA
  • Evitar que el niño se dé golpes y pueda lesionarse.
  • Desabrochar objetos que opriman o dificulten la respiración.
  • Si tiene medicación prescrita por crisis anteriores, ha de administrarse: Midazolan oral/Diazepam rectal.
  • Si es por fiebre, una vez que ceda la crisis, intentar bajarla.
  • Una vez que ceda la convulsión, colocar al niño en posición de seguridad: hipersalivación, vómitos…
  • Controlar en todo momento su apariencia, el aspecto de su piel y su respiración.

 

Niño inconsciente/sospecha de parada cardiorrespiratoria:

Si nos encontramos alguna vez ante un niño que se encuentra en situación de inconsciencia el modo de actuar debe ser el siguiente:

1-Comprobar la seguridad del paciente y del reanimador.

2-Comprobar la inconsciencia, estimulando al niño, llamándole por su nombre si lo conocemos o proporcionándole estímulos intensos como pellizcarle. Si el paciente estuviera consciente debe colocarse en posición lateral de seguridad.

3-Pedir ayuda, gritando o indicando, si hay alguna persona cercana, que active el Sistema de Emergencias.

4-Abrir la vía aérea y comprobar respiración: para abrir la vía aérea, salvo que se sospeche lesión cervical se debe realizar la denominada maniobra Frente-Mentón, que consiste en sujetar la cabeza del paciente por la frente (en posición neutra en los lactantes o en hiperextensión en los niños mayores de 1 año) y elevar el mentón (con la idea de traccionar hacia arriba de la base de la lengua, que al estar inconsciente tiende a caer hacia atrás obstruyendo la vía respiratoria). Para comprobar la respiración se debe Ver (mirar al tórax para ver si hay movimientos respiratorios), Oir (acercarse para detectar ruido de aire al respirar u otros ruidos que pudiera realizar) y Sentir (acercando la mejilla a la boca del paciente para intentar notar el paso de aire con la respiración).

5-Ventilaciones de rescate; se deben realizar 5 ventilaciones de rescate, boca a boca-nariz en el lactante y boca a boca en el niño mayor, de aproximadamente 1 segundo de tiempo de insuflación y cambiando el aire entre una y otra.

6-Valorar signos vitales/pulso, en las últimas recomendaciones sobre RCP pediátrica se hace menos hincapié en la toma del pulso, que podría hacerse si se tiene experiencia en la cara interna del brazo en los lactantes (pulso braquial) o en la zona lateral del cuello en los niños mayores (pulso carotídeo), pudiendo valorarse además signos como pueden ser ruidos o movimientos (respiratorios o de otro tipo).

7-Iniciar masaje cardiaco; si no hay signos vitales y/o pulso debe iniciarse el masaje cardiaco, que se puede realizar en el lactante pequeño bien con dos dedos de forma perpendicular al tórax o abrazando el tórax con ambas manos y comprimiendo la mitad inferior del esternón, por encima del apéndice xifoides, en niños mayores se realizará en esta misma zona, pero con el talón de la mano o bien con ambas manos entrelazadas, dependiente del tamaño del niño y de la fuerza del reanimador. La frecuencia con la que se debe comprimir es de unas 100-120 compresiones por minuto.

Cada dos minutos se deben parar las maniobras de reanimación durante unos segundos para comprobar su eficacia, y si el paciente ha recuperado bien la función respiratoria o la cardiocirculatoria.

 

Atragantamiento:

Ante un episodio de atragantamiento, que suele presentarse como inicio de tos persistente o dificultad respiratoria de inicio súbito, a veces con el antecedente de estar comiendo o jugando.

1-Si el niño presenta una tos fuerte, efectiva, se le debe animar a toser.

2-Si la tos es débil, inefectiva, vemos que le cuesta coger aire, esta pálido o comienza a ponerse azulado (cianosis) se deben realizar las maniobras de desobstrucción de la vía aérea, que son algo distintas según la edad del niño:

  • En niños menores de 1 año se deben dar 5 golpes en la espalda, en la zona entre las dos escápulas, seguidas de 5 compresiones torácicas, en la mitad inferior del esternón (similar a las compresiones del masaje cardiaco, aunque dirigidas hacia la cabeza del niño). Después de cada ciclo de 5 golpes y 5 compresiones se debe mirar en la boca para retirar el objeto que ha provocado la obstrucción si estuviera accesible.
  • En niños mayores de 1 año se deben dar 5 golpes en la espalda, en la zona entre las dos escápulas, seguidas de 5 compresiones abdominales, dirigidas hacia arriba con la intención de generar una presión que desplace el cuerpo extraño de la vía respiratoria.

3-Si en el contexto del episodio de atragantamiento el niño esta inconsciente se deben realizar las maniobras de Reanimación Cardiopulmonar, tal y como se han detallado anteriormente, con la salvedad de que cada 2 minutos se debe valorar la boca del paciente por si se hubiera movilizado el cuerpo extraño y estuviera accesible para su extracción.

Desde el equipo de Pediatría del Hospital Quirónsalud Córdoba creemos que sería muy importante que todos los padres y madres recibieran formación en primeros auxilios, sin olvidar que el pilar más importante es la prevención.