Diabetes tipo 1: lo que debes saber sobre la segunda enfermedad crónica más frecuente en niños

Dra. Cristina Alfaro IznaolaPediatra del Hospital Universitario Rey Juan Carlos de Móstoles

No estamos habituados a relacionar la diabetes con la infancia y, sin embargo, es la segunda enfermedad crónica más frecuente en niños menores de 15 años. Concretamente, la denominada diabetes Mellitus 1 -la más común en la edad pediátrica- afecta a unos 30.000 niños en España, con una prevalencia media de 15 casos por cada 100.000 menores y 1.100 nuevos diagnósticos cada año.

No estamos pues ante una enfermedad excepcional en la infancia. Al contrario, las estadísticas sugieren un incremento anual del 3 % en la diabetes infantil, y una paulatina disminución en la edad de aparición, que hasta hace unos años raramente se producía antes de la pubertad.

La causa exacta de la diabetes 1 se desconoce, aunque lo más probable es que sea la combinación de un trastorno autoinmune con factores ambientales y de origen genético. Esto quiere decir que el propio organismo ataca por error células sanas del cuerpo cuando lucha contra una infección o algo dañino para nuestro cuerpo. Cuando esa respuesta inmunitaria equivocada destruye las células productoras de insulina, provoca un aumento patológico del nivel de azúcar en sangre. Esto ocurre porque la insulina es la hormona encargada de llevar ese azúcar al interior de las células, por lo que su ausencia hace que la glucosa se acumule en el torrente sanguíneo, con graves riesgos para la salud.

Afortunadamente, los avances médicos permiten hoy día un manejo eficiente de la diabetes y que el paciente pueda desarrollar una vida relativamente normal siempre que siga algunas pautas de autocontrol de los niveles de azúcar, alimentación y ejercicio físico. No han pasado aún ni cien años desde el descubrimiento de la insulina y ya tenemos disponibles sistemas de medición continua de glucosa, bombas de insulina, e incluso está en estudio el páncreas artificial.

Sin embargo, cuando el paciente es un niño de corta edad, ese autocontrol se deriva hacia los padres, lo que complica las cosas. Esta enfermedad presenta numerosos retos para los padres y para los profesionales sanitarios. El correcto manejo y cálculo de la insulinoterapia requiere un conocimiento avanzado de la enfermedad, ya que la cantidad de insulina a administrar dependerá de numerosos factores que hay que considerar.

La diabetes 1 no se puede prevenir, pero sí sus efectos

Del mismo modo que no está claro su origen, tampoco existe ninguna medida que permita prevenir la aparición de la diabetes tipo 1. Sí parece haber un mayor riesgo en niños con antecedentes familiares, pero alrededor del 90 % de los casos carece de ellos. Lo que sí está a nuestro alcance es prevenir sus efectos secundarios. Los autocuidados diarios que implica la diabetes son fundamentales para prevenir las graves complicaciones asociadas a la misma y que pueden comenzar a desarrollarse ya en la edad pediátrica, entre las que destacan ceguera, insuficiencia renal, amputaciones y enfermedades cardiovasculares.

Otro aspectos importante en el manejo de la diabetes infantil es su diagnóstico precoz, lo que no es fácil dada la corta edad de los pacientes que no pueden interpretar y manifestar bien sus síntomas. De hecho, en la mayoría de los casos, el diagnóstico se produce tras un episodio de cetoacidosis diabética, que generalmente requiere ingresar al niño en la UCI.

Cuando no hay suficiente insulina, el organismo comienza a descomponer las grasas para obtener energía. Este proceso produce la acumulación en la sangre de unos ácidos, los cuerpos cetónicos, que, con el tiempo, provocan cetoacidosis diabética si no se administra el tratamiento correspondiente. Afortunadamente, con el paso de los años, y gracias a la mejor formación que reciben los padres y el personal sanitario, vemos cada vez más casos en los que simplemente hay hiperglucemias aisladas o cuadros de hiperglucemia con cetosis, pero sin acidosis.

Hay varios síntomas habituales de la diabetes tipo 1 que pueden aconsejar a los padres consultar con el pediatra:

  • Estar muy sediento y/o hambriento
  • Sentirse cansado a todas horas
  • Tener visión borrosa
  • Sentir entumecimiento u hormigueo en los pies
  • Perder peso sin motivo aparente
  • Orinar con mayor frecuencia (incluso el orinar de noche o mojar la cama en niños que no lo hacían antes)

Avances en alimentación: la dieta por raciones

Junto a la vigilancia y regulación del nivel de azúcar en sangre, el otro gran pilar del manejo de la diabetes infantil es la alimentación, con la vista siempre puesta en los hidratos de carbono. Hasta hace un par de décadas, los pacientes diabéticos debían seguir una dieta muy estricta y regulada sin lugar a las concesiones. Hoy, esto también ha cambiado.

Gracias al desarrollo de insulinas rápidas y ultrarrápidas, hemos podido introducir la denominada dieta por raciones, lo que permite un régimen alimentario más variado y flexible siempre que se respeten las pautas que marque el especialista. Esto, que mejora la calidad de vida de los pacientes diabéticos en general, resulta especialmente beneficioso cuando hablamos de niños y adolescentes, que llevan peor las dietas muy estrictas.

Así pues, pese a la complejidad del tratamiento de la diabetes infantil, una comunicación fluida y constante con los profesionales médicos permitirá a los padres entrenar a sus pequeños para que, con el paso del tiempo, sean capaces de autocontrolar solos su enfermedad mientras viven su infancia con relativa normalidad.