La etiqueta de colores que te hará comer mejor

Dra. Iris de LunaEspecialista en Endocrinología y Nutrición Clínica del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid y el Complejo Hospitalario Ruber Juan Bravo

La obesidad, definida como un exceso de grasa corporal, es una enfermedad crónica considerada una epidemia a nivel mundial. Según el estudio ENPE publicado en 2016, el 39,3% de la población española tiene sobrepeso y un 21,6% obesidad. El exceso de peso afecta negativamente a la salud global y se asocia a la aparición de otros factores de riesgo cardiovascular como hipertensión arterial, diabetes, hipercolesterolemia y apnea del sueño e incluso a la aparición de determinados tipos de cáncer.

Una de las causas del aumento de obesidad es el consumo de excesivas calorías y que éstas sean de baja calidad nutricional. No sólo importa la cantidad sino también la calidad. Sin embargo, determinar la calidad de un producto puede ser complejo porque el etiquetado nutricional ha de ser interpretado con cuidado, hay términos confusos (dietético, digestivo…) y el diseño de los envases puede hacer pensar que algunos productos tienen propiedades saludables (o incluso curativas) de las que en realidad carecen.

Desde hace años las autoridades sanitarias intentan simplificar el etiquetado nutricional para que resulte menos confuso y sea más sencillo comparar unos alimentos con otros. Por ejemplo, además de la información por ración, se incluye siempre la comparación por 100 gramos de producto. También existen regulaciones específicas sobre la visibilidad de la información nutricional, los datos que se han de incluir y los términos empleados.

El nuevo código llamado Nutriscore sigue las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y ya se está utilizando en Francia (próximamente en Bélgica, Portugal y España). El objetivo del nuevo etiquetado es que los consumidores puedan comparar productos similares para elegir la opción más saludable. Este sistema concede diferentes puntuaciones según el contenido en 100 gramos de producto de azúcares simples, grasas saturadas, sal, calorías, fibra y proteínas. Así, las frutas, verduras, legumbres y productos basados en cereales se encontrarán entre los favorables y los snacks, dulces y salados entre los desfavorables.

Un semáforo de la A a la E que indica la calidad nutricional

Nutriscore se localizará en la parte frontal de los envases como un código de 5 colores parecido a un semáforo, siendo el verde oscuro y la letra A la mejor calificación y el rojo o letra E el de menor calidad nutricional. Se trata de una herramienta que puede resultar de utilidad para que los consumidores españoles puedan seleccionar alimentos y bebidas teniendo en cuenta criterios de información alimentaria y de esta forma decidir qué opción puede ser de interés en diferentes momentos. Diferentes estudios avalan la efectividad de este sistema de etiquetado para mejorar la calidad nutricional de la cesta de la compra (Logotipo nutricional NutriScore).

A pesar de todo, no existe ningún sistema perfecto y algunos productos pueden generar confusión. Un ejemplo serían los cereales azucarados, que son de consumo desaconsejado pero por estar basados en cereales pueden recibir una calificación C, o los frutos secos que por su alto contenido en grasas podrían recibir calificación C o D.

En nuestro país será obligatorio el uso de este semáforo nutricional dentro de un año, aunque algunas empresas ya lo están adoptando de forma voluntaria. Además de la implantación de este nuevo etiquetado, el Ministerio de Sanidad desea regular la publicidad alimentaria dirigida a los menores de 15 años e instaurar medidas en centros públicos para impedir la venta de alimentos y bebidas con alto contenido en azúcar, grasas saturadas o alto valor calórico. En un futuro será necesario que se incluyan otros indicadores acerca de la sostenibilidad medioambiental de los ingredientes/alimentos, procesos de producción, distribución y embalajes, pues cada vez más necesario incorporar esta visión global de la alimentación.