¿Por qué se disparan las infecciones de transmisión sexual en jóvenes?

Dr. Javier Cambronero SantosJefe del Servicio de Urología del Hospital Quirónsalud San José de Madrid.

La realidad estadística demuestra de forma incontestable un aumento alarmante en España de los casos de infecciones de transmisión sexual (ITS). Y en la época del acceso universal a la información gracias a internet, la ignorancia no parecería que pueda ser ya una explicación sólida a este fenómeno, o al menos no la única ni principal. ¿Qué ocurre entonces?

Los últimos datos oficiales disponibles corresponden al Informe de Vigilancia Epidemiológica de 2015 publicado en 2017 por el Ministerio de Sanidad junto al Instituto de Salud Carlos III. Según este registro, las tres ITS de declaración obligatoria (gonorrea, sífilis y clamidia) se han disparado en los últimos quince años.

La gonorrea o infección gonocócica se ha multiplicado por más de cuatro, pasando de 2,65 casos por 100.000 habitantes a 11,14. La sífilis casi se ha quintuplicado hasta llegar a 8,37 casos por 100.000 habitantes desde los 1,77 del año 2000. Finalmente, también la clamidia ha multiplicado su incidencia, especialmente en mujeres.

Algo parecido cabe decir de otras ITS como el herpes genital o el virus del papiloma humano, cuya incidencia también crece de manera sostenida en estos tres últimos lustros.

Jóvenes en riesgo

Aunque las mencionadas estadísticas globales incluyen a toda la población, el detalle de los datos aporta más información. Claramente, los dos principales grupos de riesgo son los jóvenes de entre 15-24 años y los hombres homosexuales.

De hecho, el mencionado grupo de edad concentra la mitad de todos los casos diagnosticados en España, y uno de cada cuatro adolescentes se infectará de alguna ITS antes de terminar sus estudios secundarios, según estimaciones de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV).

También el género es en cierto modo un factor de riesgo, ya que entre los hombres la incidencia de las principales ITS es mayor que en las mujeres, salvo el caso de la clamidia, que afecta más a la población femenina.

Es difícil cambiar comportamientos

La población general tiene hoy un amplio acceso a la información sobre ITS gracias a internet o a la educación sexual en los centros académicos, pero considera que, pese a ello, la experiencia demuestra que es muy difícil cambiar los comportamientos sexuales de las personas, especialmente en edades más jóvenes.

Entre otras cosas, porque la información disponible no siempre llega o lo hace de forma incompleta. Por ejemplo, está muy extendida la creencia de que no hay riesgo de contagio si usas preservativo en la penetración. Pero lo cierto es que muchas ITS se pueden contraer mediante el contacto piel con piel, piel con mucosa o mucosa con mucosa.

¿Y qué explica una incidencia tan alta entre los jóvenes? Muchos factores de riesgo de infectarse o infectar alguna enfermedad de transmisión sexual se dan más en este colectivo que a edades superiores.

Mantener relaciones sexuales con diferentes parejas; haber tenido una nueva pareja sexual en los últimos meses; consumir alcohol y otras drogas, especialmente asociadas a las relaciones sexuales, y hacer un uso inconstante del preservativo con parejas casuales son circunstancias que incrementan las probabilidades de contraer una ITS, y muchas de ellas son más frecuentes -aunque no exclusivas- entre los jóvenes.

Prevención y tratamiento precoz

En este contexto, es necesario recordar las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para invertir la tendencia ascendente de las ITS. Desde el punto de vista médico, debemos esforzarnos en prevenir la transmisión y adquisición de ITS, para lo que es muy importante lograr el diagnóstico precoz. Tratar a los pacientes sintomáticos o portadores, eliminar la transmisión madre-hijo de sífilis y VIH, utilizar masivamente las vacunas frente al VPH, controlar la resistencia a antibióticos y establecer programas integrados son algunos de los retos más importantes.

Y más allá del papel de los médicos, todas las investigaciones ponen en evidencia la necesidad de actuar directamente sobre las poblaciones susceptibles para conseguir el cambio de comportamiento, indicando la necesidad de incluirlas en el diseño, desarrollo y evaluación posterior de los programas de salud que desarrollen las autoridades públicas sanitarias.