Aunque esté menos visible, tu piel también sufre en invierno ¡cuídala!

Dra. Isabel González PartidaEspecialista en medicina estética del Hospital Quirónsalud Campo de Gibraltar

La piel es nuestro órgano más grande y uno de los más importantes, ya que es la barrera natural del organismo ante agresiones externas. Y esto vale para todo el año. Existe una falsa pero extendida creencia de que en los meses de calor, que es cuando suele estar más visible, es cuando más hay que protegerla, sobre todo del sol y de la deshidratación propia de las altas temperaturas. Pero los meses de invierno de tampoco se lo ponen fácil, aunque esté más cubierta: el frío, las calefacciones o el viento cortante propios de esta época del año obliga a dedicarle también cuidados específicos para mantener en las mejores condiciones nuestra primera frontera hacia el exterior.

De hecho, es la época más adecuada para realizar tratamientos terapéuticos que en verano no son aconsejables. De hecho, aunque muchas pacientes vienen por norma en los meses de más calor para cuidarla y protegerla, la mayoría parece desconocer que las condiciones climatológicas y ambientales del invierno deshidratan y alteran la barrera cutánea de protección, haciendo nuestra piel vulnerable, de ahí que en esta época del año la rutina de cuidado diario de la piel se haga imprescindible.

Dicho esto, la siguiente pregunta que muchos pueden hacerse es qué hacer para que nuestra piel supere con éxito los envites del invierno. Y lo que es aún más importante, para que llegue en las mejores condiciones a la esperada primavera. Lo primero es limpiarla en profundidad. Mañana y noche, con el producto más adecuado a su tipología. No todo vale en función de si tienes una piel más o menos tersa.

Además, también resulta importante exfoliar la piel, como mínimo un par de veces por semana, lo que ayuda en su proceso de renovación. Dicho de otro modo, sirve para “espabilar” la piel para que responda.

El uso de cosmocéuticos (tratamientos cosméticos de base farmacológica) es igualmente importante siempre que, nuevamente, elijamos los más adecuados a cada tipo de piel y a sus necesidades. El invierno es el momento para iniciar tratamientos que contengan vitaminas A, C y E, moléculas cuya actividad y efectividad está demostrada. Ahora bien, para que estos activos sean verdaderamente efectivos deben estar en fórmulas estables y de alta concentración. Estas altas concentraciones hacen que, generalmente, este tipo de productos únicamente sean prescritos en consultas médicas.

Aunque en estos meses hay menos horas de sol, y éste no calienta tanto, no debemos dejar en olvidada la protección solar, que debe ser el cosmético por excelencia todo el año, tanto en verano como en invierno. Hay que aplicarla siempre media hora antes de la exposición al sol y hay que reponerla cada dos horas si permanecemos al aire libre, incluso si el día está nublado.

Además, como hemos dicho, los meses de invierno son el momento ideal para los tratamientos clínicos médico-estéticos que no se pueden realizar en verano por las contraindicaciones derivadas de la intensidad solar. Láser rejuvenecimiento para la eliminación de manchas, arrugas, cicatrices de acné y flacidez; peelings y tratamientos de revitalización con ácido hialurónico, estimuladores del colágeno como la hidroxiapatita o los hilos tensores para tratar la flacidez deben aplicarse preferiblemente en invierno.

Todas estas acciones harán que nuestra piel evite o minimice los efectos nocivos de los meses fríos y la preparará para el resto del año. Y para los pacientes más exigentes, también se pueden aconsejar otros tratamientos de efectividad probada como la toxina botulínica para arrugas de expresión o implantes de relleno para recuperar volúmenes perdidos, mejorar el perfil facial, devolver a la piel el esplendor perdido y protegerla para el futuro. Eso sí, para todo ello lo más recomendable es ir de la mano de un buen especialista, para que cuando el sol brille con más fuerza nuestra piel esté lista para deslumbrar igual.