¿Alergia al frío? no, urticaria al frío

Dra. Ana NovalbosDel Servicio de Alergología del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid

Aunque este invierno está siendo un tanto atípico, con la llegada de las bajas temperaturas siempre sale a relucir un trastorno que, si bien es poco frecuente, puede repercutir de forma importante en la vida diaria de aquellos que lo padecen, la urticaria por frío o urticaria "a frígore".

Este tipo de urticaria consiste en la aparición de picor, enrojecimiento, habones y en ocasiones angioedema (tumefacción o hichazón) tras la exposición a bajas temperaturas, viento frio o agua frÍa. En algunos casos también pueden aparecer síntomas tras la ingesta de alimentos o bebidas frías. Es más frecuente en adultos jóvenes y niños. Habitualmente se localiza en las zonas expuestas del cuerpo (manos, cara) aunque hay ocasiones en que es más extensa o incluso generalizada.

En algunos casos, generalmente tras exposición extensa al frio, por ejemplo, tras baños en agua fría, los síntomas pueden ser graves, cursando con síntomas generales, dolor abdominal, dificultad a la deglución, dificultad respiratoria, mareo y pérdida de conocimiento.

Los síntomas pueden aparecer entre pocos minutos y hasta una hora después de la exposición. Hay algunos casos de características especiales, en los que los síntomas se producen muchas horas después.

En la mayoría de los casos se trata de una urticaria primaria y su causa no es completamente conocida. Se ha asociado a cuadros infecciosos previos, de mayor o menor gravedad (infecciones víricas de vías respiratorias superiores, rubeola, mononucleosis u otros..), picaduras de insectos , enfermedades tiroideas y con algunos medicamentos. Estos casos, suelen durar de media unos 5-6 años y después desaparecer. Hay una forma secundaria, en la que se detectan en sangre inmunoglobulinas que reaccionan específicamente con el frío, precipitando, estas pueden estar relacionadas con enfermedades graves. En un pequeño porcentaje se tratará de una forma hereditaria, transmitida de forma dominante, que se inicia desde la infancia.

La urticaria por frío se ha asociado a otras formas de urticaria como urticaria por presión, urticaria colinérgica tras ejercicio o dermografismo.

 

Test del cubito de hielo

Para orientar el diagnóstico es importante, como siempre, una historia clínica detallada y se realizará un Test de provocación con frío. El más sencillo y más utilizado es el llamado "test del cubito de hielo" . Consiste en la aplicación de frio (un cubito de hielo, un tubo de ensayo con agua congelada) sobre la cara anterior del antebrazo. Se aplicará el frio durante un tiempo variable (normalmente se inicia con 5 minutos) y entre cada exposición se esperará 10-15 minutos, tiempo en el que aparecerá primero picor y después un habón con la forma del cubito de hielo. En algunos casos se deberá alargar la exposición o bien sumergir los brazos en agua fría para confirmar el diagnóstico. En otros, se acortará la exposición para conocer exactamente el tiempo umbral en el que la prueba se positiviza. Parece que existe correlación entre el tiempo necesario para que la prueba se positivice y la intensidad de la urticaria. Cuanto más precoz sea, más posibilidad de reacción sistémica grave.

Además de esta prueba de exposición, se realizarán otros estudios complementarios (hemograma, VSG, serología para diversos virus, proteinograma, determinación de crioglobulinas y otros) para descartar enfermedades asociadas.

El tratamiento se basará, sobre todo en la identificación de los casos susceptibles de ser más graves, en estos, normalmente se incide mucho en la importancia de evitar la inmersión en agua fría, evitar el ejercicio en ambientes fríos y tomar alimentos o bebidas frías. Su médico puede ver necesario que lleve siempre adrenalina o corticoides para el caso de que se produzcan reacciones severas. En los demás casos, el tratamiento con Antihistamínicos, especialmente durante los meses mas fríos y el uso de prendas de abrigo, cubriendo bien las zonas más expuestas (guantes, etc), suele ser suficiente para controlar los síntomas.