Desmontando la alergia al polvo

Dras. Lourdes Arochena González y Mar Fernández NietoServicio de Alergología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz de Madrid

A nadie le gusta tener la casa sucia. Quien más quien menos, todos intentamos mantener nuestro hogar limpio, por higiene pero también por salud. O sino que se lo pregunten a todos aquellos que vienen a nuestras consultas preguntando por su "alergia al polvo”. El polvo, per se, no produce alergia sino, como mucho, una reacción irritativa que no activa el sistema inmunológico. Pero sí puede suceder que en ese polvo existan partículas provenientes de los ácaros, que son las que en ocasiones producen alergia a quien las respira. Por tanto, hablemos de la alergia a los ácaros.

¿Qué son?

Los ácaros son unos insectos microscópicos de la familia de los arácnidos, y son una causa muy frecuente de alergia, dando origen a síntomas de asma, rinitis, conjuntivitis, y también dermatitis atópica. Hay numerosas especies de ácaros, aunque los dos más importantes son Dermatophagoides pteronyssinus Dermatophagoides farinae, seguidos de cerca por Blomia tropicales, que es el ácaro más prevalente en Canarias.

¿Dónde se encuentran?

Viven y se acumulan en lugares oscuros, sin luz solar, pero donde puedan encontrar alimento; se alimentan sobre todo de escamas de piel humana (de ahí su nombre, Dermato-, piel, y –phagoides, que comen). Por tanto, viven dentro de las casas, y al contrario que la creencia popular, no están en el polvo de la calle.

Para que los ácaros puedan sobrevivir necesitan unas condiciones ambientales muy determinadas, sin sol ni sequedad, con humedad relativa del 70 por ciento aproximadamente y una temperatura de alrededor de 21ºC. Esto se traduce en sitios oscuros, cerrados y húmedos, por lo que sólo sobreviven en el interior de viviendas con estas condiciones. No hay ácaros en el polvo de la calle, ni en el del parque, ni en el de las obras. Este tipo de polvo puede provocar síntomas por irritación, pero no por activación del sistema inmunológico.

Es más, estas condiciones se encuentran sobre todo en zonas costeras y en las islas. En zonas como Madrid hay pocos ácaros, y son causa poco frecuente de alergia.

¿En qué época aparecen?

En las épocas de primavera, y sobre todo otoño, que es cuando se dan las condiciones ideales de temperatura y humedad, es cuando más proliferan los ácaros; pero lo cierto es que el alérgico a ácaros puede estar mal en cualquier estación del año siempre y cuando se den las condiciones ambientales necesarias. Un invierno lluvioso será peor que una primavera seca; una habitación con humedad y/o mal ventilada será un foco constante de ácaros.

Además, independientemente del número de ácaros per se, las partículas alergénicas que producen pueden perdurar en el ambiente, así que los síntomas de los alérgicos serán perennes si en su vivienda se dan las condiciones para que haya ácaros.

¿Cómo producen alergia?

Los ácaros no penetran en el cuerpo humano, sino que desprenden partículas alergénicas que permanecen en suspensión en el ambiente, y cuando se respiran pueden dar lugar a síntomas de alergia. Estas partículas se encuentran sobre todo en las heces, pero también en el cuerpo de los ácaros que cuando mueren se desintegra y las libera.

¿Cuándo se sospecha que los síntomas se deben a la alergia a ácaros?

Si los síntomas aparecen en relación con la manipulación de ropa antigua o que proviene de un lugar cerrado, o en otoño, o al entrar en sitios que llevan tiempo cerrados, o únicamente al ir a la playa, se sospecha esta alergia.

¿Cómo se trata esta alergia?

Por un lado, tenemos las medidas de evitación, que generan gran controversia en cuanto a su utilidad, aunque parece que hacer una evitación integral sí es útil. Esto consiste en ventilar muy bien las estancias de la casa, evitar las humedades en casa, aspirar a diario la casa, el colchón, la almohada y los sillones, evitar el uso de alfombras y tapices, lavar la ropa de cama semanalmente con programas de agua caliente y dejar secar al aire, y evitar animales domésticos. También es conveniente evitar peluches, muñecos de tela, cabeceros tapizados y colchones de muelles, ya que en los huecos que tiene el colchón para alojar los muelles también tienden a alojarse los ácaros.

Por otro lado, tenemos el tratamiento sintomático habitual, que en función de la exposición puede ser suficiente (por ejemplo, pacientes que viven en Madrid y solo tienen síntomas durante 15 días en verano cuando van a la playa).

Y por último, existen vacunas frente a los ácaros, que funcionan como cualquier otra vacuna de alergia.

¿Es peligrosa?

Esta alergia puede provocar distintos tipos de síntomas, desde rinitis y conjuntivitis hasta asma y dermatitis, por lo que puede alterar la calidad de vida de quien la sufre. Los episodios de asma pueden llegar a ser graves y de difícil control, por lo que, como todas las alergias, debe tomarse en serio y consultarse con un especialista.

¿Hay agravantes de esta alergia?

En los casos de alergia a ácaros es preferible no tener mascotas de pelo ni pluma en casa, ya que al alimentarse de restos procedentes de humanos y de animales, cuantos más restos haya mayor será la población de ácaros en la vivienda.