Halloween, un buen momento para hablar de la muerte en clave infantil

Paloma CarrascoPsicóloga del Hospital Quirónsalud Sagrado Corazón de Sevilla

Vivimos en un mundo cada vez más globalizado en el que ya no hay distancias. Viajar al otro lado del mundo nunca ha sido tan accesible, y a nivel cultural no hay barreras que nos impidan conocer la comida, la música, el cine o las costumbres de cualquier país. Probablemente el paradigma en el mundo occidental, si hoy en día puede seguir existiendo dicha clasificación, sea Estados Unidos, cuyas tradiciones y estilo de vida ha ido calando poco a poco en nuestra sociedad. Uno de los ejemplos más inmediatos es la fiesta de Halloween, que poco a poco se ha sumado a la tradición española de la Festividad del Día de Todos los Santos, en la que los vivos recordamos a los muertos, antes con flores, oraciones y visitas al cementerio, y ahora con un disfraz de lo más terrorífico la noche antes. Con sus distintos matices según la edad que se tenga, supone cargar de más simbolismo, incluso algo de parafernalia, esta emotiva fecha.

En el caso de los niños, el hecho de disfrazarse, pedir caramelos y tratar de dar sustos a los demás, les puede ayudar a abordar el tema de la muerte de manera más relajada, pero sobre todo, de acercarse a ella, de poder hablar sobre el tema, desdramatizando y superando miedos.

Es un error, vivir como si la muerte no existiera y lo es también tratar de ocultársela a los niños. De hecho, apostilla, “poder abrir canales de comunicación cómodos para un niño es sano y necesario.

Adentrarse en el mundo de los fantasmas, monstruos y brujas de manera un tanto cómica ayuda a no desarrollar miedos irracionales, el terror se ridiculiza y se normalizan temas que, siendo delicados, es necesario abordar. Aunque en opinión de la especialista, siempre hay que tener cuidado con las distintas sensibilidades y edades pues para algunos niños puede ser peor el remedio que la enfermedad y pasar la noche de Halloween sufriendo pesadillas. En general el niño se tomará a broma todo esto y su interés principal, simplemente será, pasar una noche divertida.

Pero sin perder de vista esa diversión, la fiesta de Halloween puede también aprovecharse para hablar de los seres queridos que ya no están con nosotros, como en la película Coco, que sirva este acercamiento al mundo de los muertos como homenaje y no solo como diversión. Sobre todo, para afrontar con naturalidad el tema de la muerte y de la vida.

Es imprescindible que tratemos el tema con cierta profundidad, aprovechar algún recurso, imagen o símbolo, para conversar, y no quedarnos solo en el aspecto ridículo o cómico del asunto. Asimismo, evitar el dolor y el sufrimiento a los niños, a toda costa es un problema, y además facilita la aparición de temas tabúes que a largo plazo pueden hacer mucho daño. Los adultos debemos ser naturales y sinceros, un niño puede ser infantil pero no es tonto, va formando sus propios juicios sobre la realidad, y si no abrimos puertas de comunicación, para las dudas y las preguntas existenciales, aumentaremos su sensación de miedo e inseguridad.