Dudas frecuentes sobre embarazo y parto durante el estado de alarma: es seguro y posible un buen control

Dr. Juan José López GaliánJefe de Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Quirónsalud San José (Madrid)

Es inevitable que las mujeres embarazadas y próximas a dar a luz se encuentren inquietas frente a las informaciones que les llegan sobre la pandemia ocasionada por el nuevo coronavirus, y es que son grupo de riesgo en caso de que se contagien. No obstante, incluso con el COVID-19, si mantienen las debidas precauciones, estos pueden desarrollarse con total normalidad.

Desde la guía elaborada por el Ministerio de Sanidad para las mujeres embarazadas en estado de confinamiento se recoge que los estudios científicos disponibles hasta el momento indican que las mujeres embarazadas “no son más susceptibles de infectarse por coronavirus respecto al resto de personas de su mismo rango de edad”. Sin embargo, sí advierte de que las gestantes “tienen un mayor riesgo de complicaciones en otros casos de infecciones respiratorias víricas conocidas como la gripe y otras”. Por esta razón, las embarazadas son consideradas grupo de riesgo.

A día de hoy, este nuevo coronavirus parece afectar más a hombres que a mujeres. Aparte, no estamos observando mayores tasas de infección en embarazadas que en la población general. Son incluso más bajas, y muchas asintomáticas; y es que la edad, el sexo, y la ausencia de patologías concomitantes actúan a favor, aparte de que al tratarse de población más sensible, las medidas de protección y de confinamiento se toman precozmente y de forma más estricta.

Además, los datos actuales no sugieren un mayor riesgo de aborto o de pérdida gestacional precoz en gestantes con COVID-19, al mismo tiempo que “no reflejan que exista transmisión vertical”, es decir, que no parece que si la madre contrae el COVID-19 durante el embarazo lo transmita al bebé; si la hay, sería infrecuente. Por ello, se considera improbable que el virus produzca malformaciones fetales.

En cuanto al seguimiento del embarazo, en pacientes asintomáticas no ha habido más cambios en el control del mismo, más allá de los determinados por las normas de confinamiento, con las mismas pruebas que en un embarazo normal, y restringiendo las consultas presenciales a las estrictamente imprescindibles. Para ello, deben seguir escrupulosamente las indicaciones de aislamiento social e higiene personal difundidas por las autoridades sanitarias, consultando a su ginecólogo o médico de atención primaria ante cualquier síntoma. La vacunación sigue siendo una prioridad durante el embarazo.

Según la guía del Ministerio de Sanidad, en caso de que sea necesario acudir presencialmente al hospital, y para minimizar el riesgo de contagio, se recomienda que acuda sola. En caso de necesitar acompañamiento es aconsejable que sea siempre la misma persona (entendiendo que no tiene sospecha o confirmación de infección por COVID-19), y extremando las medidas de higiene de manos.

CONSIDERACIONES RESPECTO AL PARTO Y AL POSTPARTO

Si la mujer se pone de parto, únicamente en caso de ser positiva diagnosticada o con sintomatología sospechosa, se debe acudir al centro hospitalario con las medidas higiénicas establecidas (mascarillas, guantes, higiene de manos…) avisando al personal de Urgencias a su llegada para la activación del protocolo correspondiente. En el caso de acompañantes, se deben evitar aquellos con sospecha clínica o de contacto en los últimos 10-15 días previos.

Ya en el momento del parto tampoco existe evidencia de que se produzca una transmisión de la infección. No se ha demostrado presencia de virus en secreciones vaginales, por lo que tampoco existe riesgo de infección a lo largo de este proceso.

En el caso de tratarse de un caso positivo de COVID-19 al iniciarse el parto, se tomarían una serie de medidas encaminadas a minimizar la posibilidad de contagio materno fetal y neonatal, así como al entorno sanitario. De esta manera, todo el proceso del parto se realizará en una única sala de partos, de preferencia con presión negativa, o en su defecto, en el quirófano establecido en el protocolo vigente, y con la utilización de EPI-B por parte del personal implicado en la atención del parto.

Además, la paciente deberá utilizar mascarilla quirúrgica durante todo el proceso y la vía del parto la determina la situación clínica materna y fetal, pudiendo desarrollarse vía vaginal en todos los casos favorables. La parturienta puede estar acompañada durante el parto, eso sí, con las debidas medidas de higiene, y siempre y cuando el acompañante sea asintomático y sin sospecha clínica o factores de riesgo.

En gestantes con sospecha o infección confirmada por COVID-19, la analgesia loco-regional no está contraindicada, y de preferencia se debería administrar de forma precoz para minimizar el riesgo de una anestesia general en caso de necesidad.

Hasta la fecha se desconoce si los recién nacidos infectados por SARS-CoV-2 tienen o no más riesgo de complicaciones severas, considerándose siempre "casos en investigación". Por ello, la posibilidad de transmisión de la madre infectada al recién nacido por las secreciones maternas tras el parto hace que se tengan que valorar de forma individualizada los riesgos y beneficios de separar o no a la madre del recién nacido.

Siempre que se haga, se adoptarán algunas medidas especiales, como disponer de ciertas barreras arquitectónicas, como una mampara, y colocar al recién nacido a más de 2 metros de distancia de la madre, usando mascarilla quirúrgica a distancias inferiores a 2 metros y, para cualquier manipulación del recién nacido, usar guantes y realizar higiene de manos antes y después de cualquier contacto con el recién nacido. Si no hay ni síntomas, ni diagnóstico positivo, se mantiene el contacto piel con piel y la lactancia.

En el caso de contagio de COVID-19 por parte de la madre, siguiendo la recomendación de la mayoría de sociedades científicas nacionales e internacionales, si el estado materno y neonatal lo permiten, se recomienda que se promueva la lactancia materna también durante el período de riesgo infeccioso, con medidas estrictas de aislamiento (uso de mascarilla quirúrgica, lavado correcto de manos antes y después del contacto, limpieza de la piel a nivel mamario y de las superficies que puedan estar en contacto). Existe la opción de utilizar sacaleches individuales, extremando medidas higiénicas, para administrar la leche materna, bien por la propia madre, o por un familiar libre de enfermedad.