Las razones que explicarían la avalancha de trastornos de la conducta alimentaria durante la pandemia

Alba MuñozPsicóloga especializada en TCA del Hospital Quirónsalud Campo de Gibraltar

La pandemia no solo está teniendo consecuencias a nivel físico, con la pérdida de millones de personas por la infección de SARS-CoV-2. Las secuelas psíquicas que están conllevando estos más de 12 meses de pandemia de COVID-19 implican un notable incremento de los trastornos de conducta alimentaria (TCA), especialmente entre las mujeres jóvenes, y favorecidos sobre todo por ese mayor encierro en los hogares, y con un mayor contacto con las redes sociales que en muchos casos auspician este tipo de conductas.

Los TCA son enfermedades que provocan graves secuelas en la salud física de la persona afectada, además de las secuencias psicológicas y psíquicas. En España se calcula que los padecen en torno a 400.000 personas, con una presencia muy destacada de adolescentes, que se sitúa en torno a los 300.000.

Así, esta situación de incertidumbre, de ambigüedad, junto a un entorno volátil e información cambiante, ha hecho que las consultas sobre trastornos alimentarios se hayan visto aumentadas hasta en un 30% más que el año pasado en las mismas fechas.

En cuanto al género, la enfermedad se ensaña con la población femenina. Los datos revelan una proporción de 8 mujeres de cada 10 pacientes. Además, suelen detectarse los primeros síntomas entre los 11 y 24 años, aunque cada vez se están presentando en edades más tempranas.

Los principales síntomas de alerta de los TCA consisten, según los especialistas, en la obsesión por el peso y la comida, distorsión de la imagen corporal, aislamiento social, irascibilidad, utilización de ropa ancha, modificación de hábitos de alimentación, conductas compensatorias (ayunos, diuréticos, vómitos…), o práctica obsesiva de la actividad física, entre otros.

Como mencionábamos, además, el mayor contacto con las redes sociales de estos meses ha fomentado la proliferación de los trastornos alimentarios al facilitar un mayor seguimiento de personas o de plataformas sobre cómo hacer ejercicio o cómo alimentarse mejor, algo que ha favorecido una obsesión en muchos pacientes sobre esa imagen ideal de la que creen que no gozan y que les ha llevado a desencadenar en un trastorno alimentario.

A su vez, el impedimento para salir del hogar, el que los jóvenes no hayan podido quedar con sus amigos o realizar el deporte que les gusta, en definitiva, esa falta de distracción con la que contaban los jóvenes fuera de sus hogares, también ha participado en este incremento de TCA.

LA DETECCIÓN TEMPRANA MEJORA EL PRONÓSTICO

En concreto, los trastornos alimentarios se manifiestan generalmente bajo tres tipologías: anorexia, bulimia y trastorno por atracón. La “buena noticia” dentro de este panorama es que detectar sus síntomas ahora que pasamos más tiempo en casa es más fácil, al mantener un contacto más estrecho con nuestros convivientes. De hecho, no hay que olvidar que la detección temprana mejora el pronóstico y es muy importante intervenir con programas especiales en los que se tiene en cuenta la realidad personal de cada paciente. A partir de esta visión personalizada de la enfermedad se diseña un plan específico.

Por eso, ante cualquier duda o sospecha de síntoma, conviene consultarlo con un especialista en trastornos de conducta alimentaria y a pesar de la pandemia, puesto que los centros sanitarios son hoy instalaciones seguras frente a la COVID-19, al haber diseñado circuitos limpios del virus en sus instalaciones.

De hecho, así lo acredita el sello ‘Applus+ Protocolo Seguro frente a la COVID-19’, con el que cuenta el Hospital Quirónsalud Campo de Gibraltar, y que certifica su cumplimiento de los estándares más exigentes de desinfección en esta pandemia, así como de los protocolos de seguridad establecidos por las principales autoridades sanitarias.

El modelo asistencial en la nueva Unidad Especializada en Conductas Alimentarias de Quirónsalud Campo de Gibraltar y Centro ABB/Grupo Ita, realiza así un abordaje transversal del trastorno, incluyendo todos los aspectos que pueden incidir en la enfermedad, como trastornos asociados, que a menudo conviven con los TCA dificultando su diagnóstico.

Las nuevas unidades están formadas por un equipo multidisciplinar que interviene en todas las áreas afectadas por la enfermedad en el apartado psicológico, médico, social, familiar y nutricional para recuperar el bienestar del paciente. Ofrece cobertura a todo tipo de pacientes en régimen ambulatorio y consultas externas, así como derivaciones a hospitalización y hospital de día si fuese necesario.