Verano, fruta fresca y reacciones alérgicas

Dra. Talía de Vicente JiménezEspecialista en Alergología del Complejo Hospitalario Ruber Juan Bravo, Madrid. Miembro del programa de investigación de alergia a alimentos de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC). Miembro del Comité de alergia pediátrica, grupo de trabajo de anafilaxia, de la SEAIC.

Se predice que en 28 años, en el año 2050, el 50% de la población mundial padecerá algún tipo de alergia. La alergia a alimentos es más frecuente en niños que en adultos, la sufre en torno al 6- 8% de los niños españoles y aproximadamente un 5% de los adultos.

Un verano seguro sin reacciones alérgicas a frutas

Antes del primer año de vida, se suele debutar con alergia a las proteínas de la leche de vaca y huevo. Entre el primer y segundo año se puede manifestar alergia a pescados o legumbres y durante la etapa de adolescencia a adulta, la frutas y otros alimentos como frutos secos y mariscos, son los responsables más frecuentes.

Dada la importancia que tienen las frutas en nuestra dieta diaria y sobre todo en verano que se tiende a consumir más, es importante saber qué frutas suelen provocar más reacciones alérgicas, por qué ocurre y, por supuesto, cómo actuar.

¿Cuál es el mecanismo de una reacción alérgica mediada por anticuerpos?

Cuando nuestro organismo percibe como extraña y nociva una sustancia (proteína llamada alérgeno) que para el resto es inocua, se activa una respuesta inmunitaria exagerada, en la que se liberan componentes que causan una reacción inflamatoria interna al unirse el alérgeno a los anticuerpos IgE que el individuo ha desarrollado previamente ante exposiciones o contacto previo con ese alimento. Esto provoca que se desencadenen síntomas en varios órganos y sistemas (p.ej. cutáneo, respiratorio, gastrointestinal, cardiovascular y/o neurológico), atrayéndose otras células que prolongan la inflamación y mantienen la respuesta alérgica.

Pero, ¿qué frutas causan alergia?

La mayoría de las alergias de las frutas las causan las de la familia de las rosáceas, que contienen hueso. En este grupo se incluyen las frutas más apreciadas por los niños como la manzana, el melocotón, la pera, la ciruela, la cereza, las fresas, el albaricoque y la paraguaya.
Sin embargo, cualquiera, incluyendo piña, mango, melón, kiwi, sandía y aguacate pueden provocar alergia.

La reacción alérgica más característica que provoca la fruta se manifiesta como picor de boca y garganta y en ocasiones enrojecimiento e hinchazón de labios. Se conoce como Síndrome de Alergia Oral (SAO) que es más frecuente en pacientes alérgicos a pólenes. Estos síntomas aparecen de forma inmediata, antes de los 15 minutos de la ingestión del alimento, suelen ser de intensidad leve y desaparecen a los pocos minutos de su inicio. La proteína responsable de este síndrome es la profilina, que es común a pólenes y algunas frutas y vegetales (melón, sandía e incluso tomate y látex).

La fruta que más alergia y mayor gravedad produce en nuestra zona mediterránea es el melocotón. Siempre se ha creído que la pelusilla del melocotón era lo que producía la alergia porque podría tener restos de polen, pero se ha demostrado que las proteínas de la piel de esta fruta y no las de la pulpa, en concreto la proteína de transferencia de lípidos (LTP), es la responsable de las reacciones más graves. Las LTP son altamente estables al procesamiento de alimentos (cocción, congelación, envasado, etc) y a la digestión gástrica por lo que pueden seguir produciendo reacciones alérgicas a diferencia de las profilinas, que pierden su capacidad de producir alergia al tratar el alimento. Además, los frutos secos también contienen LTP.

En la aparición de reacciones graves tras ingesta de frutas siempre se debe investigar la asociación a cofactores como la realización de ejercicio físico, toma de antiinflamatorios, alcohol, infecciones, la falta de sueño, estrés, menstruación, etc. Todo esto, puede potenciar la reacción, haciéndola más grave.

¿Cómo actuar en caso de una reacción alérgica?

Normalmente, el picor de boca y de oídos es el síntoma principal de una reacción alérgica, pero también puede provocar enrojecimiento alrededor de los labios y la boca e hinchazón de la lengua y los labios o aparición de ronchas. Los síntomas suelen manifestarse unos minutos o alrededor de dos horas después de ingerir la fruta implicada. En algunos pacientes, se puede desarrollar reacciones más graves o anafilaxia, que es una reacción potencialmente mortal en la que se ven comprometidos 2 o más órganos (respiratorio: sensación de dificultad respiratoria, tos, pitos, ronquera; neurológico: mareo, pérdida de consciencia; digestivo: vómitos/diarrea, dolor intenso abdominal; cardiovascular: hipotensión, taquicardia, etc). En estos casos es esencial acudir a Urgencias si no se dispone de un autoinyector de adrenalina, ya que la vida de la persona corre peligro si no se trata rápidamente.

Si los síntomas son leves, lo primero que debemos hacer es retirar lo que estamos comiendo y lavarnos la boca. Si no cede y no es la primera vez que ocurre, debemos tomar la medicación que nos haya prescrito el especialista (p.ej. antihistamínico) y, si la reacción es más grave (aquella que afecta a 2 o más órganos), debemos administrarnos lo primero el autoinyector de adrenalina por vía intramuscular en la cara lateral de muslo durante 10 segundos, posteriormente tomar el antihistamínico, corticoide oral y acudir inmediatamente a Urgencias.

En caso de los niños, debemos tener en cuenta que la fruta puede estar oculta en muchos alimentos como zumos, macedonias, yogures, potitos, en barritas de cereales o en tartas, dulces y chocolates, además de gelatinas, helados y sorbetes, que tanto consumimos en verano. De ahí, la importancia de llevar una chapa, pulsera o brazalete que identifique al niño como alérgico y el alimento al que lo es. Es de vital importancia informar a familiares, amigos, cuidadores y a su centro escolar para que disponga de la medicación y sepa actuar ante una posible reacción.

¿Cuál es la evolución de una alergia a alimentos?

Las alergias alimentarias suelen desaparecer con la edad, especialmente si aparecen en niños muy pequeños, pero si aparecen de manera tardía en adolescentes o adultos pueden ser para toda la vida. Si nuestro hijo es alérgico a alguna fruta, es importante introducirle las frutas tropicales con precaución; vigilar las posibles reacciones a pólenes; si ya presenta reacciones alérgicas al plátano, aguacate, kiwi o castaña, controlar las posibles respuestas alérgicas al látex, ya que algunos alérgenos de este material se parecen a determinadas proteínas de las frutas tropicales como la piña y las anteriormente mencionadas, lo que les hace alérgicos al látex y a estas frutas por reactividad cruzada, es decir por compartir proteínas que son similares y nuestro sistema inmunitario las confunde. En caso de ser alérgicos a la proteína de la piel (LTP), debemos consumir la fruta pelada y previamente bien lavada, si previamente la hemos tolerado así. La fruta es fuente de vitaminas y de fibra y fundamental en la alimentación de los niños. Por eso, si existen sospechas de una posible alergia a este alimento hay que consultar con el alergólogo para llevar a cabo las pruebas necesarias que nos saquen de dudas y tratar de forma adecuada.