Breve guía sobre las patologías traumatológicas más frecuentes en niños

Doctor Alejandro Sola y Doctor Jesús BregantePor el doctor Alejandro Sola, jefe de Servicio de la Unidad de Cirugía Ortopédica y Traumatología Infantil del Hospital Quirónsalud Zaragoza, y por el doctor Jesús Bregante, coordinador de dicha unidad.

Dentro de los problemas más frecuentes que pueden sufrir los menores a nivel traumatológico figuran la displasia de cadera, los pies zambos, y los pies planos. También destacan los casos de escoliosis, las fracturas que pueden tener en su actividad escolar o deportiva, los golpes, las contusiones, o las lesiones tumorales, entre otros muchos.

Pero concretamente, la displasia de cadera es la malformación congénita más habitual que tienen los niños cuando nacen. Su diagnóstico precoz y tratamiento son claves para minimizar los daños que esta lesión pueda originar al niño cuando ya es mayor.

Cuando los bebés nacen su cadera no está osificada, no está formado el hueso, sino que la cadera está compuesta por cartílago. Es con el paso del tiempo cuando la cadera va formándose, si bien hay ocasiones en las que la cavidad de la pelvis que engloba al fémur no se forma adecuadamente o no madura lo suficiente en los primeros meses de vida del pequeño, surgiendo en consecuencia esta patología.

Según datos de la Asociación Española de Pediatría (AEP), la displasia de cadera es más frecuente entre las niñas, y entre los bebés que han nacido de nalgas; afectando, aproximadamente a 3-5 niños por cada mil recién nacidos.

En cuanto al tratamiento, éste dependerá del grado de displasia del niño, siendo en los casos leves el ortopédico, especialmente si son menores de 6 meses, a los que se les suele colocar una férula que mantiene separadas las piernas durante el día para favorecer la formación de la cadera. Habitualmente con esto es suficiente, si bien en casos contados, cuando el diagnóstico es tardío frecuentemente, o la displasia es grave, sí será entonces necesaria la cirugía.

LOS PIES ZAMBOS

Los pies zambos o equino-varos son la segunda deformidad más común que afecta a los recién nacidos. Estos han podido nacer con los pies torcidos. Se trata de una alteración no sólo de los huesos, sino también de los músculos y tendones de la pierna y del pie. De no corregirse los bebés pueden presentar problemas a la hora de andar. La buena noticia, eso sí, es que si se tratan a tiempo los resultados suelen ser muy buenos, por lo que poner tratamiento cuanto antes es primordial.

Concretamente, los pies zambos pueden tener un origen postural. En estos casos se pueden corregir fácilmente con un tratamiento ortopédico, y tan solo en dos o tres meses como máximo.

Sin embargo, los pies zambos también pueden deberse a causas genéticas (son los auténticos). Requieren de un proceso y tratamiento más laborioso, de varios meses, con yesos correctores (método Ponseti). Aquí el riesgo de que a su vez necesiten una intervención quirúrgica es muy alto. A menudo en estos casos suelen asociarse otra clase

de síndromes como la displasia de cadera, la plagiocefalia, o la tortícolis muscular congénita.

LOS PIES PLANOS

En el caso de los pies planos es la patología más conocida a nivel social. Se caracteriza por la ausencia o disminución del arco plantar. Es más frecuente durante la infancia. Concretamente, la padecen el 50% de los niños con 3 años. Este porcentaje se reduce al 25% a los 6 años; y tan sólo al 5% a los 9 y 10 años, quienes precisarán un tratamiento traumatológico. Si los padres tienen pies planos es habitual que sus hijos tengan pies planos.

Un gran número de pacientes se diagnostican precozmente por parte de los pediatras, que ante la duda, trasladan los casos a las unidades de traumatología infantil. Hasta los 3-4 años es normal el pie plano, momento en el que madura la marcha del menor.

El tratamiento general es el uso de unas plantillas correctoras. Probablemente, en ese 5% que no ha corregido su arco plantar en torno a los 10 años, estos precisarán un procedimiento quirúrgico, ya que se les suele asociar un acortamiento de la musculatura posterior.

DETECTAR A TIEMPO LAS PATOLOGÍAS, FUNDAMENTAL

En el caso de los niños pequeños detectar a tiempo las patologías traumatológicas es fundamental para lograr la mejor respuesta posible a los tratamientos. Es vital así la detección temprana para lograr una solución satisfactoria a los problemas de los pequeños, especialmente porque la mayor parte de los casos se resuelven con tratamientos poco agresivos cuando se cogen a tiempo.

Es por ello por lo que los padres no deben tener miedo ante complicaciones de este estilo. Son tratamientos poco agresivos. En la mayor parte se resuelven. Como decía uno de nuestros maestros: Niños pequeños, problemas pequeños; y niños grandes, problemas grandes. Así que, cuanto antes los cojamos, mejor.