Aquí las tres claves para prevenir la ciática: adiós al sobrepeso, realizar ejercicio, y una buena higiene postural
La ciática es súper frecuente en nuestra sociedad, y por desgracia, es bastante incapacitante como podrás observar en alguien que la padece. A veces, y resultado de un golpe o de traumatismo en la zona, es difícil prevenirla. Pero lo normal es que siguiendo una serie de sencillas y eficaces pautas, y que pueden realizar en tu día a día, logres prevenirla en gran parte de los casos.
La ciática es un dolor constante e intenso en las nalgas y en la parte posterior del muslo, fruto de una inflamación o compresión del nervio ciático. En función de donde se encuentre la compresión en la columna, bien sea una estenosis, una hernia, o una protrusión, se encontrará la distribución del dolor en un recorrido nervioso concreto, bien hasta el dedo gordo o la planta del pie, por ejemplo.
Las causas más comunes de esta enfermedad son las hernias de disco, las estenosis (estrechamientos del canal lumbar), las lesiones traumáticas, los espasmos musculares, y el síndrome del piramidal.
Principales síntomas
Así, el dolor de ciática es de alta intensidad, generalmente, en una pierna, y que llega hasta el pie, en territorio de las raíces nerviosas que componen el nervio ciático. Presenta calambre, hormigueo, quemazón, y normalmente se acompaña de una impotencia funcional, o incluso de la imposibilidad de deambular, de caminar.
La estimación media de incapacitación por ciática son 30 días, lo que representa 16 días más que los datos por lumbalgia, si bien los especialistas son positivos al respecto, dado que, en el caso de las hernias, el 90% se va a reabsorber de manera natural. De hecho, lo habitual es que, en un periodo de 2, 4, 6 semanas el paciente sus síntomas y se reincorpore a su actividad normal.
Cómo prevenir la ciática
Aunque no siempre es posible prevenir la ciática y esta afección puede volver a aparecer, se puede prevenir bien con medidas básicas de cuidado de la salud, como evitar el sobrepeso, y realizar actividad física regular, pero corrigiendo también las malas posturas, tratando de cambiar de postura y no estando en una fija durante mucho tiempo, así como sentarse bien, o el hecho de coger pesos bien.
Hay muchas formas de evitar que nuestra columna sufra, como por ejemplo siguiendo estas sencillas pautas que puedes incorporar en tu día a día:
• Haz ejercicio regularmente: Con ello conseguirás fortalecer los músculos de la espalda y el torso; también ayudará a que poseas una mejor forma física, mejorar la flexibilidad y la fuerza muscular; y en definitiva también evites el sobrepeso.
• Evita las malas posturas: Mantén una buena postura al sentarte con apoyo lumbar y rodillas al nivel de las caderas; además, si estás mucho rato de pie, o por el contrario sentado, trata de cambiar de postura para no estar en una postura fija durante mucho tiempo; si debes estar de pie, distribuye tu peso de manera uniforme y, si es posible, apoya uno de tus pies sobre un escalón u objeto elevado; para agacharse, hay que flexionar las rodillas primero, manteniendo la espalda recta, en vez de inclinar la espalda al suelo.
• Ejercicios concretos frente a la ciática para aliviar el dolor y mejorar la funcionalidad diaria como el gato-vaca de yoga; estiramiento de los isquiotibiales, sentándonos en el suelo con las piernas extendidas, inclinándonos hacia adelante desde las caderas, intentando tocar los dedos de los pies con la espalda recta, y durante unos 30 segundos; estiramiento del piriforme, acostado boca arriba con las rodillas dobladas, se cruza el tobillo izquierdo sobre la rodilla derecha (y después se repite al revés), sujetando la parte posterior del muslo derecho y tirando levemente hacia el pecho durante unos 30 segundos aproximadamente.
Aliviar el dolor es posible también
No hay que olvidar que la ciática es una enfermedad muy incapacitante, si bien tiene una fácil solución: solamente habría que depositar cerca de donde está la estrechez, o la zona donde está la compresión nerviosa, una medicación antiinflamatoria u otras técnicas para intentar liberar esa raíz nerviosa.
Éste suele ser el trabajo que se realiza desde las unidades del dolor, donde se puede ayudar a reducir la duración o la intensidad de este problema con técnicas de infiltración, o con bloqueos del nervio que causa ese dolor.
Eso sí, siempre se deben individualizar los tratamientos, según sea el estado del paciente. Decidimos qué técnica es la más indicada después de explorar al paciente, de revisar su historia clínica, y de conocer los datos que nos ofrecen las pruebas de diagnóstico por imagen.
Normalmente, se realizan dos técnicas de bloqueo o de infiltración con anestésico local o con corticoide, que se pueden repetir una tercera vez al cabo de los meses, para conseguir que ese dolor disminuya lo máximo posible.
Si vemos que hemos conseguido una analgesia del 50%, pero queremos mejorar este dolor, volvemos a reevaluar la ciática y decidiremos qué técnica usar para aliviar al paciente, si la misma u otra diferente. Hay diferentes tipos de técnicas para el tratamiento de la ciática y siempre por eso se debe individualizar cada caso y ver cuál puede aportarle más.
Ahora bien, lo que hay que tener claro es que el dolor no cede de todo a nada. Los pacientes lentamente irán notando una mejoría progresiva, que les permitirá realizar sus actividades normales, y poco a poco, con rehabilitación, tratamiento, e incluso con las técnicas intervencionistas antes citadas para mejorar el dolor, se podrá acortar el proceso.
Si no conseguimos mejorar muchas veces son candidatos a cirugía, aunque el 90% de las hernias se resuelven de manera autolimitada, y mejoran los síntomas, de forma que el paciente podrá ir incorporándose a su vida habitual. No obstante, en un 10-15% de pacientes ese dolor no va a remitir en ese periodo de tiempo, y desde las unidades del dolor se desarrolla un estudio más en profundidad para conocer la razón por la que ese dolor se perpetúa más tiempo del que debería. En dos meses, como máximo, la mayoría de ciáticas se resuelven.