Castilla-La Mancha, naturaleza a tu alcance

La región castellano-manchega aporta al viajero parajes naturales únicos. Bosques llenos de fauna, montañas, ríos y lagos donde la tranquilidad es la mejor compañera de viaje. Pero también ofrece docenas de posibilidades de ocio natural dentro de esos mismos espacios privilegiados, cercanos y únicos.

Luis M. García

Hay quienes relacionan Castilla-La Mancha únicamente con el entorno natural manchego y piensan que el verde apenas existe, que la región es árida y se asemeja incluso a un desierto. No saben lo que dicen. Están muy equivocados. Castilla-La Mancha ofrece paisajes naturales de ensueño, más parecidos a los del norte de España que a territorios donde escasea el agua y las precipitaciones.

La mitad de la región castellano-manchega irradia una naturaleza de ensueño, cubierta de frondosos bosques y montañas, con parajes naturales que son verdaderamente únicos en el planeta. La comunidad atesora más de un centenar de espacios naturales protegidos, entre ellos dos parques nacionales y siete parques naturales.

Se trata de lugares a tu alcance, accesibles, cercanos, saludables, seguros y descongestionados; entornos limpios y puros en los que perderse y desconectar, especialmente ahora. Porque nunca estos rincones habían estado tan cerca.

La geografía de estos edenes permite a los amantes de la naturaleza un sosiego sin parangón, la libertad de descubrir valles, sierras, ríos, cañones, simas, barrancos y lagunas que configuran un escenario, ideal para entrar contacto con la naturaleza y disfrutar de ella practicando un turismo activo que nos lleva a desconectar.

 

Cabañeros y las Tablas

Quienes no conozcan Cabañeros y las Tablas de Daimiel desconocen lo que puede ofrecerle Castilla-La Mancha y, sobre todo, no saben lo que se pierden. Ambos son los dos símbolos naturales distintivos de la región, y de España, por su belleza y lo que albergan. Se trata de dos sitios únicos. Excepcionales refugios naturales donde contemplar las especies más emblemáticas de la flora y la fauna ibérica.

Cabañeros, a una hora y media de Madrid, es un enclave único lleno de bosques, agua y fauna, ideal para practicar el senderismo, montar a caballo y descansar por la noche incluso en cabañas situadas en  lo alto de los árboles. Está repleto de escarpadas sierras y derrocha quietud en sus rañas. Por eso es fácil ver en sus cielos águilas imperiales, cigüeñas negras y buitres, pero también a ras de tierra ciervos, corzos y jabalíes, que viven en sus bosques. La riqueza botánica es igualmente de un excepcional interés y sorprende a propios y extraños.

Las Tablas de Daimiel, por su parte, aporta el protagonismo del agua y de las aves a apenas dos horas en coche desde Madrid. Considerada como Reserva de la Bioesfera por la UNESCO, dispone de una cuidada red de pasarelas que sirven de original camino para conocer uno de los ecosistemas húmedos más valiosos de Europa y de todo el planeta.

Pero hay mucho más. La red de parques naturales y los rincones de especial riqueza medioambiental de la región, que ocupan más de medio millón de hectáreas del territorio regional. Estas zonas completan un abanico de colores y emociones que no dejan indiferente y están ahí para su goce y disfrute.

 

Propuestas naturales con las estrellas de testigos

Las coloridas y mágicas Lagunas de Ruidera, las escarpadas Hoces del Cabriel, la norteña Sierra de Ayllón, la desconocida Sierra Norte de Guadalajara con su espectacular Hayedo de Tejera Negra, el Pico del Lobo Cebollera y la Reserva Fluvial del río Pelagallinas; el salvaje Alto Tajo, el cañón de la Hoz de Pelegrina y su Barranco del río Dulce o su espectacular mirador de Félix Rodríguez de la Fuente; la Sierra de San Vicente entre los valles del Tiétar y del Tajo, la Vía Verde de la Jara con sus rutas para bicicleta de montaña destinadas a todos los públicos, los enigmáticos volcanes del Campo de Calatrava o la agreste y espectacular Serranía de Cuenca con su Ciudad Encantada, el Ventano del Diablo, el nacimiento del Río Cuervo, el Parque Cinegético de El Hosquillo  con sus ciervos, gamos, muflones, corzos, cabras montesas, lobos y hasta osos pardos; las hoces de Beteta y sus famosos manantiales de aguas minero-medicinales, el cañón del Júcar, el nacimiento del río Mundo...

Castilla-La Mancha es así. Está repleta de entornos naturales cercanos donde disfrutar al máximo y aún nos quedamos cortos. Porque mención aparte merecen la treintena de rincones de Cuenca y Ciudad Real que se han convertido en los últimos años en escenarios únicos para la observación del firmamento.

Estos lugares ofrecen cielos limpios y despejados donde disfrutar de la inigualable experiencia de contemplar las estrellas, constelaciones y planetas. Están agrupados en el Parque Astronómico de la Serranía Conquense y en el Parque Natural Valle de Alcudia y Sierra Madrona y son Destino Turístico Starlight, un sello que solo poseen aquellos lugares del planeta en los que es posible observar el cielo en toda su grandiosidad, y completar así todo un viaje estelar en contacto con la naturaleza.

 

Descanso sin pausa

Los numerosos espacios naturales de la región castellano-manchega son también la mejor opción contra el aburrimiento. A pie, en bici, a caballo, por tierra, agua y aire, el visitante encontrará en los paraísos naturales únicos de la comunidad una fuente inagotable de experiencias, emociones y aventuras.

Pasear por bosques centenarios, subir montañas, descender cañones, colgarse de una cuerda a centenares de metros del suelo, surcar los rápidos de agua cristalina sobre una balsa, descubrir lugares mágicos dando pedales en bici, sentir la brisa en la cara empujados por el viento, disfrutar del silencio con la mochila como compañera de fatigas, observar con paciencia aves y plantas, adentrarse en una cueva, relajar la mente con el sonido del agua, extasiarse ante dehesas infinitas, asomarse a un volcán, adentrarse en el reino del lince y el ciervo, deleitarse con la danza de las aves, contemplar el firmamento en los cielos limpios e infinitos, bañarse en las aguas cristalinas de las playas de interior, relajarse con el paseo sereno por paisajes eternos… ¿Se puede pedir más?

Castilla-La Mancha ofrece la pausa más cercana, relajante y natural, la tranquilidad y el sosiego, pero también las experiencias más excitantes y atrevidas de los deportes en la naturaleza. Todo ello en entornos naturales de excepción. Las posibilidades son inagotables, la experiencia cercana e inolvidable y el límite solo lo pone el viajero, que a buen seguro gozará de la mañana a la noche.