La floración de los árboles frutales, dos experiencias únicas que puedes ver en Lleida y en el Ebre

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El turismo rural cada vez es más común en todas las regiones de Catalunya, no obstante, el campo todavía alberga sorpresas también para los iniciados en las artes de las visitas al campo. Más allá del senderismo por caminos rurales, la observación de la fauna autóctona de las diferentes regiones y la cata gastronómica de las delicias de cada comarca, la visita a los espacios rurales tiene una vuelta de tuerca insólita para la gran mayoría: el dejarse maravillar por la floración de sus especies más emblemáticas.

Este es el caso de dos experiencias únicas que en Catalunya pueden vivirse en Lleida y en el Ebre, de la mano de sus tradicionales especies vegetales. Por tiempo limitado y como un ritual en honor a sus campos, la asistencia a este espectáculo de la naturaleza es un privilegio al que los visitantes no pueden renunciar. Paz, tranquilidad y serenidad acompañan un regalo visual sin parangón que busca reconectar al turista con su entorno de una manera bonita, fluida y natural.

Floración frutal en Lleida

Los árboles frutales son una de las mayores insignias de la provincia de Lleida. Cuando llega el buen tiempo, los melocotoneros, explosionan con sus colores generando verdaderas alfombras dignas de inmortalizar. Como sucede con los aclamados cerezos en flor japoneses y su misma eclosión en el Valle del Jerte extremeño, la localidad de Aitona atesora una experiencia similar entre sus campos de cultivo, una experiencia que la población ha bautizado como fruititurismo. Este concepto tiene como protagonista la fruta dulce y todo el mundo que la envuelve, con una inmersión turística a los campos de fruta a través de una vivencia llena de sensaciones, sabores, olores y degustaciones dulces. Estas experiencias, disponibles todo el año en diferentes formatos, acercan al visitante a la esencia más íntima del cultivo de enseñas como el melocotonero.

Sin duda, la experiencia estrella es la visita en primavera a las grandes extensiones de frutales de Aitona, plantadas en unas suaves ondulaciones que proporcionan un paisaje único y cambiante. Por ello, la localidad propone la ruta Aitona en flor, con un espectáculo visual a los campos en plena floración de colores rosáceos. En otras estaciones, también sugiere la ruta Aitona en fruita, en verano, con la posibilidad de tocar y ver de cerca los árboles frutales y catarlos; Aitona en tardor cuando en otoño se dora su paisaje con la caída de las hojas y la entrada del silencio, y Aitona en boira, con paisajes absolutamente gélidos y desnudos dignos de una postal. Desde la localidad, también pueden realizarse las diversas rutas de descubrimiento del paisaje agrícola y natural diseñadas para palpar de cerca tal explosión cromática. En esta línea, también hay rutas en bicicleta y vuelos en globo

Pero más allá de esta contemplación del campo, el visitante puede adentrarse en las calles más emblemáticas del núcleo antiguo de Aitona con sus guías locales, y conocer la iglesia de Sant Antolí o la capilla de Sant Gaietà, así como realizar la ruta Robert Capa a través de los paisajes inmortalizados por el célebre fotógrafo húngaro durante la Guerra Civil.

Los melocotoneros de Móra d’Ebre

También de la mano de la flor de los melocotoneros, en la Ribera d’Ebre puede contemplarse un espectáculo de colores y perfumes en primavera. Con una región circunscrita a Móra la Nova, el visitante puede realizar un paseo entre los caminos de frutales divididos en diversas partidas, como la de Sant Pau o de las Sequines. Esta ruta propone al turista panorámicas difíciles de olvidar gracias a su cromatismo, a la vez que permite obtener una imagen única sobre la Cubeta de Móra. Asimismo, los operadores locales plantean también catas de los productos de la zona en una gran diversidad de experiencias.

Asimismo, el visitante puede aprovechar esta escapada natural para no dejar de conocer importantes escenarios de la Guerra Civil española como los espacios de la Batalla del Ebro, especialmente señalados en Corbera d’Ebre, siguiendo la línea de defensa republicana en trincheras y búnkers.