Asturias cuenta con tres itinerarios del Camino de Santiago: el Primitivo, el Salvador y el de Costa. El que conocemos hoy como Camino Primitivo, tiene su origen en el siglo IX, en plena Reconquista, y es la primera ruta jacobea de la Historia. Las siete etapas en las que suele dividirse el itinerario están llenas de Historia, cultura y entornos naturales incomparables. Por ello acaparan cada vez mayor interés.

Cuenta la leyenda que a principios del siglo IX, el obispo Teodomiro, responsable de la diócesis de Iria Flavia, en el confín más occidental del Reino de Asturias, acudió a la corte ovetense para trasladar una excepcional noticia a su rey, Alfonso II: Un ermitaño había visto en el bosque de Libredón unas extrañas luces que señalaban un sepulcro donde, según todos los indicios, yacían los restos del apóstol Santiago. El monarca quiso acudir a contemplar tal hallazgo y ordenó levantar en el lugar un templete funerario que puso bajo la encomienda de una comunidad de monjes.

El descubrimiento de la tumba de Santiago llegaba en plena Reconquista y si un siervo del Señor había elegido como última morada los territorios asturianos, tenía que ser porque éstos estaban bendecidos por la gracia divina. Las fuentes históricas a veces se contradicen y no existen datos fiables que permitan concretar cuál fue el itinerario exacto que siguió el rey asturiano. En todo caso, ese es el origen de la primera ruta jacobea de la que se tiene noticia en la Historia, un recorrido que hoy conocemos como Camino Primitivo. Cada vez acapara mayor interés y puede recorrerse a demanda, aunque hay siete etapas que suelen tomarse como referencia.