"Nos falta la cultura de saber disfrutar del espacio libre"

Mar Santamaria y Pablo Martínez
Arquitectos
Miembros de 300.000 Km/s y ambos nacidos en 1980 en Barcelona, han colaborado en el proceso participativo sobre Montjuïc

Para elaborar el Plan de Actuación de Montjuïc, que el Ayuntamiento de Barcelona prevé presentar entre septiembre y octubre, había que actualizar todo lo que se sabía acerca de la montaña. De esta tarea se ha encargado el estudio 300.000 Km/s, y también ha servido de base para el proceso participativo, en el que ha colaborado la Fundació Ferrer i Guàrdia. Mar Santamaria y Pablo Martínez, arquitectos del estudio, comparten sus impresiones sobre el devenir de Montjuïc. Defienden que no se puede saturar de construcciones ni actividades.

¿Cuánto tiempo hace que se piensa en un plan para la montaña de Montjuïc?

Pablo Martínez (P. M.): Desde la Exposición Internacional de 1929, Montjuïc se ha estado repensando. Creíamos que en 1992, con los Juegos Olímpicos, lo habíamos resuelto, pero el debate ha seguido abierto.

¿Cuál ha sido su implicación en la definición del plan de actuación de Montjuïc?

Mar Santamaria (M. S.): Hemos actualizado la diagnosis de la Modificación del Plan General Metropolitano de 2014; hemos profundizado en algún aspecto que quizás no se tocó, como la convivencia, y hemos creado materiales para generar diálogo entre las partes.

¿De qué adolece la montaña?

P. M.: Hay un problema de accesibilidad y de coste del transporte público. También de movilidad personal, porque tenemos obstáculos y aceras mal construidas. Tampoco puede ser un aparcamiento de coches, ni un bypass para sortear la Ronda Litoral. Unos 30.000 vehículos al día cruzan la montaña y la usan como bypass.

M. S.: El otro tema es que los ciudadanos de Barcelona no nos la estamos apropiando.

¿Y en términos de convivencia?

M. S.: No hay problemas de delincuencia, pero sí de sensación de inseguridad en los recorridos de acceso al trabajo, sobre todo en invierno, cuando anochece pronto. Al ser un parque, es un lugar oscuro y hay que repensar aspectos como la iluminación.

¿Cuáles son los puntos fuertes?

P. M.: El punto fuerte es tener espacio libre en una ciudad tan densa y construida como es el caso de Barcelona. Aunque ese es también uno de sus males. Cuando queremos montar un evento grande, que concentre a muchas personas, ¿qué espacios tenemos? El Fòrum, o mejor todavía, Montjuïc.

¿La capacidad de carga de la montaña de Montjuïc se encuentra al límite?

P. M.: La Modificación del Plan General Metropolitano establece un tope de edificación en la montaña. Y después están las actividades. Por ejemplo, el Piknik Electronic está muy bien, pero cuando empieza a crecer genera un impacto. La montaña no se puede saturar de construcciones ni de actividades, porque los vecinos que viven cerca no conviven bien con todo esto. A la vez que, para preservar bien este espacio, no le podemos seguir incorporando tanto uso.

¿Por qué museos como la Fundació Miró, la Fundació Mies van der Rohe y el Museu Olímpic i de l’Esport Joan Antoni Samaranch están perdiendo visitantes?

P. M.: Tenemos centros en los que la gran mayoría de sus visitantes son solo turistas. Mientras la frecuencia de autobuses a la Fundació Miró sea la de ahora, no van a tener muchos visitantes locales. Y mientras el teleférico cueste más de 10 euros, en el castillo prácticamente solo veremos a turistas.

M. S.: Hay muchas cosas que están pasando en Montjuïc y es muy difícil para el ciudadano conseguir acceder a toda esta oferta. Parques como el Central Park [en Nueva York] o el Hyde Park [en Londres] sí que tienen ésta idea de agenda que recoge todo lo que está aconteciendo en el parque.

¿Por dónde debería empezarse a aplicar el Plan de Actuación de Montjuïc?

P. M.: Montjuïc es un conjunto de cosas que deben ser útiles para el ciudadano. Para ello hay que resolver el problema de la accesibilidad, que los equipamientos se acuerden de que su razón de ser es el ciudadano y que haya una idea de gobernanza colectiva en la montaña, que es casi como un distrito.

¿Qué le ocurre a Montjuïc para que se tarde tanto en tener un plan global?

P. M.: Barcelona ha sido muy lista a la hora de descubrir que tenía lugares con que reinventarse con una transformación intensa. Pero no nos damos cuenta de que, a veces, las potencialidades en las ciudades son disfrutar de ese espacio tal como es y saberlo preservar. Nos quejamos de que en Barcelona no hay parques, pero nos falta la cultura de saber disfrutar del espacio libre.

¿Cómo se imaginan la montaña de Montjuïc dentro de una década?

P. M.: ¿Por qué las fiestas de Sants o las del Poble-sec no se celebran también en la montaña, si es suya? Me imagino más actividades de este tipo y que pudiéramos subir y bajar de Montjuïc en dos horas. Que ir a la Fundació Miró no requiriese invertir toda una tarde saliendo bien pronto de casa y volviendo tarde.

El movimiento ciudadano La Fira o la Vida pide construir un barrio de viviendas en el recinto Montjuïc de Fira de Barcelona. ¿Es esta propuesta demasiado atrevida para nuestro tiempo?

P. M.: El problema de la vivienda no viene definido por la falta de oferta, sino por el precio. Tener más suelo para vivienda no nos va a garantizar que esta sea más accesible. Y no podemos pensar solamente en la vivienda. En Barcelona, por ejemplo, nos está faltando espacio productivo. Aunque haya más vivienda en la ciudad, esta no va a ser más barata, y encima necesitamos espacios de trabajo.