Los congresos antes que la ciudad

"Nadie, por mucho prestigio que lograse en el pasado, puede vivir ajeno a lo que sucede en su entorno. El Sónar estaba en el contexto del Mobile World Congress, y este, en el panorama que se vislumbraba desde el congreso Sónar+D"

En una sociedad articulada en torno a los medios de comunicación, la distinción fundamental está en la atención y la ignorancia. Casi todo se decide por la capacidad de percibir o ser percibido. No hay nada peor que pasar inadvertido o ser invisible. La propia experiencia parece incierta mientras no es confirmada por la mirada de otros. Pero atraer esa mirada ya no es tan fácil, porque hay mucha competencia.

En este escenario mantienen su importancia las ferias y congresos. Administrados adecuadamente, permiten focalizar el interés de los actores de un sector, de varias industrias y, a veces, de la sociedad entera. Acontecimientos como estos pueden tener un papel fundamental a la hora de otorgar una buena posición a una ciudad en el escenario global.

Como indica el profesor Juan Carlos Miguel de Bustos, de la Universidad del País Vasco, la atención tiene una relación estrecha con el prestigio. Por eso se ha convertido en la divisa más valiosa. La comprensión y la gestión de la atención de la audiencia obligan a los organizadores a introducir un dinamismo notable. Eso sin renunciar a su función central en la actividad empresarial.

Nadie, por mucho prestigio que lograse en el pasado, puede vivir ajeno a lo que sucede en su entorno. El Sónar estaba en el contexto del Mobile World Congress (MWC), y este, en el panorama que se vislumbraba desde el congreso Sónar+D. Si Barcelona ha logrado atraer y retener los recursos asociados a estas grandes citas es porque ofrece algo distinto.

Para el investigador Xosé Manuel Baamonde Silva, de la Universidad de Vigo, estos simposios y muestras, en el nuevo medio competitivo urbano, constituyen una buena posibilidad para aumentar los resultados económicos, culturales y sociales. Es decir, hay quien conoce la feria antes que la ciudad. El Sónar o el MWC antes que Barcelona.

Los profesionales y la mayoría de los políticos y habitantes interpretan sin problemas esta simbiosis. La imagen final de estas capitales y los eventos que acogen quedan vinculadas. E incluso llegan a solaparse las valoraciones que de unas y de otros, en el universo digital o en la calle, realizan los actores implicados, sus satélites y el público en general.