Sin casa y sin futuro tras el derribo por la aluminosis

Las 48 personas que vivían en el bloque del Passatge de la Torre de Badalona siguen alojadas en pisos y pensiones provisionales tres meses después de la demolición del edificio tras la aparición de un gran grieta

Hace tres meses que los bomberos llamaron a sus puertas para avisarles del peligro que corrían. Una grieta había aparecido en su edificio poco después de un episodio de lluvia propio del otoño. Ahora, en el número 16 del Passatge de la Torre, en el barrio de la Salut de Badalona, queda un solar vacío donde antes se levantaba un edificio de 10 viviendas. El bloque se construyó en 1967 y hace años que los vecinos sabían que estaba afectado por la aluminosis. Sin embargo, no había pasado la inspección técnica (ITE) a pesar de que el Ayuntamiento de Badalona –que es quien tiene la competencia del mantenimiento de los edificios de viviendas– se lo había requerido cinco veces a la comunidad de propietarios, según fuentes de la Agència de l’Habitatge de Catalunya.

Fue el 28 de octubre del pasado año cuando las 48 personas que residían en el bloque fueron desalojadas por riesgo de derrumbamiento. Los técnicos municipales evaluaron los daños y decidieron iniciar las tareas para apuntalar el inmueble la semana siguiente. Pero no les dio tiempo. La grieta era cada vez mayor, y el riesgo de derrumbe, más inmediato. Por ello se vieron obligados a desalojar también a los vecinos de otras cuatro casas cercanas al inmueble afectado.

En aquel momento empezó la pesadilla para los residentes del número 16. Habían salido de casa con lo puesto, pensando que podrían regresar al cabo de pocos días. Estuvieron durmiendo tres noches en el Centre d’Urgències i Emergències Socials de Barcelona (CUESB), pero a las siete de la mañana tenían que abandonar el centro hasta la siguiente noche. Pasaban el día en el Centre Cívic de la Salut, donde técnicos de servicios sociales y el propio alcalde Àlex Pastor (PSC) se acercaban para intentar calmarles y ofrecerles apoyo. Pero para ellos no era suficiente. No sabían qué iba a pasar con sus pertenencias. "Prefiero estar en mi casa y que se derrumbe que estar en este centro", decía Fouad Bouzid, la misma semana del desalojo, cuando su hijo tenía a penas 3 meses. "Llevamos 16 años pagando una hipoteca y cuando pasa esto nos mandan a la calle", lamentaba.

Si para los vecinos del Passatge de la Torre fue una semana durísima, los técnicos municipales tampoco lo tenían fácil: un edificio que pensaban apuntalar, para mantenerlo en pie, tenía ahora que derribarse y con premura, para evitar una desgracia. "Era un bloque con una degradación importante y con indicios de poder colapsar en cualquier momento", recuerda Ramon Díaz-Cano, responsable de Disciplina Urbanística del Ayuntamiento. Y es que dos días después del desalojo de sus vecinos se produjeron algunos desprendimientos de cascotes.

Siguen en viviendas provisionales

La mayoría de los vecinos del número 16 del Passatge de la Torre han pasado por tres viviendas distintas en los últimos tres meses. Algunos de ellos, después de pasar los primeros tres días en el CUESB, fueron realojados en alguna pensión de Badalona y, después, trasladados a algún apartamento de los que dispone el Ayuntamiento. Otros continúan viviendo en algún hostal de la ciudad. Pero no saben cuándo volverán a tener una vivienda digna.

El Ayuntamiento mantiene que en ningún caso se les ha puesto una fecha límite. "Les estamos acompañando para que encuentren un sitio adecuado", afirman fuentes municipales. Una asistente social les asesora y es en la Oficina Local de l’Habitatge donde tienen que tramitar la búsqueda de una nueva vivienda. "Nos dicen que llevemos los papeles, pero nos avisan de que tenemos hasta 100 personas por delante", lamenta una de las vecinas afectadas, Sfia El Yousoufi. "Pondremos más personal para ayudar a estas familias", aseguran desde el Ayuntamiento. Pero para los vecinos eso no basta.

"No se puede tratar a estas familias como si fuera una rutina habitual de una persona que busca un piso de alquiler", dice Carles Sagués, secretario de la Plataforma Sant Roc Som Badalona, la entidad social que está asesorando a los afectados del Passatge de la Torre. "Hay gente que ha invertido todos sus ahorros en esta casa, y la Administración debería hacerse responsable", añade Sagués. El mayor temor de los afectados es saber qué pasará cuando, con el paso de las semanas, tengan que abandonar el lugar en el que están viviendo, facilitado por los servicios sociales. "¿Qué espera el Ayuntamiento que hagan?", se pregunta Carles Sagués.

De las diez familias del bloque, cuatro eran propietarias del piso, algunas estaban de alquiler e incluso había algún caso de ocupación ilegal o situación irregular. El mayor contratiempo económico lo están sufriendo los propietarios. Tres de ellos estaban pagando la hipoteca y el banco les sigue reclamando el pago mensual. "Echamos en falta una negociación del Ayuntamiento con los bancos para exigir soluciones", señala Sagués. El servicio de orientación jurídica lo ha facilitado la delegación badalonesa del Col·legi de l’Advocacia de Barcelona. Este organismo recomienda a las familias que se acojan a la ley de segunda oportunidad para acabar con la deuda del piso si el banco la sigue reclamando. Eso podrá hacerse cuando el bloque del número 16 se dé de baja en el registro, un proceso que se está tramitando.

Sin solución definitiva para el solar

Derribar el bloque de pisos ha tenido un coste de casi 400.000 euros para el Ayuntamiento de Badalona. Durante dos meses, los operarios de Construcciones Roig han tenido que hacerlo de forma manual. De arriba abajo, para no provocar vibraciones, porque cualquier movimiento descontrolado podía hacer que se hundiera el edificio. En cuanto a las pertenencias de los vecinos y vecinas, los operarios fueron rescatando varios enseres a medida que entraban en cada piso para echarlo abajo. Documentos, fotografías y ropa son la mayor parte de pertenencias recuperadas y que se han depositado en un almacén de alquiler, proporcionado por el Ayuntamiento. Algún vecino ha podido recuperar hasta un televisor. Poca cosa más.

En la actualidad, el solar está vacío. Y no se sabe qué pasará con él. El planeamiento urbanístico solo permitiría construir un edificio de planta baja más dos pisos, a pesar de que el bloque derribado tenía cinco. "Tenemos la posibilidad de facilitar la construcción añadiendo el terreno que ahora ocupa un aparcamiento justo al lado, que es público", explican fuentes municipales, si bien "no hay ningún proyecto claro", reconocen.

"LO PERDIMOS TODO, NOS SENTIMOS ABANDONADOS"

Sfia El Yousoufi tiene 60 años, es viuda y tiene tres hijos. Vivía en el 4º 2ª del número 16 del Passatge de la Torre junto a dos de sus hijos, su nuera y su nieto, que ahora tiene 5 meses. Compró el piso en 2004 y, cuatro años después –gracias a una indemnización que recibió por el cierre de la empresa donde trabajaba–, hizo reformas en toda la vivienda. "Mi piso estaba nuevo y lo he perdido todo", relata apenada. Hace casi tres meses que Sfia y su familia viven en un hostal en Badalona, donde tienen que compartir los espacios comunes. "Estamos sufriendo mucho, nadie pregunta por nosotros, nos sentimos abandonados", lamenta. Asegura que no tiene fuerzas para ir todos los días a buscar una nueva vivienda. "Ya me busqué la vida cuando era joven y pagaba mi piso. Queremos saber qué va a pasar con nosotros", dice consternada ante el solar vacío que ha quedado tras el derribo de la que fue su casa. "Aún me bajo en el metro de La Salut por equivocación. Me gustaba mucho vivir aquí, el sol entraba por todas partes y lo teníamos todo cerca", añade Sfia.

Lo mismo piensa Emilia Flores, de 52 años. Hacía 25 que vivía en el Passatge de la Torre, en el 3º 2ª. Hace poco más de diez años que compró el piso. Ha tenido muchas dificultades para pagar la hipoteca, pero se ponía al día con el pago mensual cuando conseguía cierta estabilidad laboral. "Estoy muy mal, es un bajón muy grande porque aquí es donde he hecho mi vida con mis hijos", dice Emilia entre sollozos. Ella está viviendo en un apartamento en Santa Coloma de Gramenet y esta semana ha presentado la documentación en la Oficina Local de l’Habitatge para encontrar un piso de alquiler. "No puedo pagar más de 200 euros y de estos precios no hay pisos", añade. "Quiero tener mi casa para poder vivir con mis hijos y nadie nos ofrece nada", lamenta Emilia.

Las dos vecinas son de las pocas propietarias de las viviendas afectadas en el Passatge de la Torre, donde los inquilinos tampoco lo tienen fácil. Mohamed Chentouf vivía de alquiler desde hacía cinco años con su padre Mustafa. "Estamos buscando un piso, pero no encontramos nada", asegura Mohamed. "En la oficina local nos dicen que estamos en la lista de espera, pero no nos facilitan nada", añade. Los dos están alojados provisionalmente en el mismo hostal que Sfia. Temen no hallar una alternativa: "Las agencias nos piden entre 800 y 900 euros al mes por un piso de alquiler y no podemos asumirlo". "Los días pasan y no se les solucionan los problemas", resume la Plataforma Sant Roc Som Badalona. Los vecinos se muestran agradecidos de la ayuda de los activistas, pero temen que su situación siga empeorando.