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Aún pasaría otro siglo y pico antes de que aprendiésemos a volar con máquinas más pesadas que el aire, lo que veremos en una próxima entrada. El caso es que hoy dividimos las aeronaves en dos grandes tipos: los aerostatos y los aerodinos. Los aerostatos son los globos y dirigibles, que alcanzan la sustentación convirtiéndose en máquinas más ligeras que el aire mediante el principio de Arquímedes. Los aerodinos, aquellas que lo consiguen desplazando sus alas a través del aire, bien sean fijas (aviones, veleros planeadores, ekranoplanos, cometas, alas delta…) o giratorias (helicópteros, autogiros, convertiplanos…), a través de los principios de la aerodinámica. Además tenemos algunas cosas un poquito raras, como los aerodeslizadores u hovercrafts, generalmente considerados aerodinos. Y luego están los cohetes, que juegan en su propia liga a pura fuerza de motor.