Opinión

De aquellas “brasas”, vendrán las llamas

Ana Pardo de VeraDirectora de Público

29 de mayo de 2018

“No son las cenizas de mayo del 68, sino sus brasas...”.
No son las protestas, sino la rebeldía.
No son las redes sociales, sino la calle.

Pensionistas, feministas, universitarios/as... El mayo de 2018 es éste, ahora, lo estamos viviendo. Y lo serán junio, julio, agosto... Y lo fueron enero, febrero, marzo y abril.

El de las “brasas” de Daniel Bensaïd fue el de 1968. Una pre-revolución apagada de forma prematura, pero no completamente. Nunca completamente, como todas las pre-revoluciones. Quedan las “brasas” que prenden en el futuro. Brasas en forma de anhelos, denuncias, movimientos sociales, luchas y derechos por conquistar, que se mostraron en París (y en Praga y México y Argentina y Portugal...).

Las “brasas” de Mayo del 68 también están en este especial de Público, prendiendo negro sobre blanco. Y el calor de esos escoldos está en la calle, todos los días lo recibimos... y te lo contamos; te lo mostramos. Ésta es nuestra rebeldía: poner luz donde los poderes ponen sombra. Denunciar los abusos de un sistema apolillado y dañino para tanta gente y reivindicar el cambio de ciclo histórico tras 40 años de inmovilismo de la estructura estatal postfranquista; todo ello pese a la virulenta contrarreforma conservadora y pese a los intentos de ocultación de los poderes congelados desde 1978.

Nuestro Mayo del 68 es el periodismo sin condiciones.

“Queda lejos aquel mayo, queda lejos Saint Denis
Que lejos queda Jean Paul Sartre, muy lejos aquel París.
Sin embargo a veces pienso que al final todo dio igual
Las ostias siguen cayendo sobre quien habla de más”.

Los hermanos Serrano compusieron este tema hace 25 años e Ismael lo cantó para siempre, es inevitable la referencia. Hay un ramalazo de impotencia en la estrofa aquí traída. ¿Os suena? ¿Os recuerda a algo? Sí, es la misma impotencia que sentimos los hijos de la Transición, los que no votamos la Constitución y hoy clamamos, primero, por su cumplimiento en derechos humanos y sociales (vivienda, igualdad, aconfesionalidad) y segundo, por una profunda reforma que la adapte al siglo XXI y a la vida de quienes no la refrendamos, que no tiene nada que ver con aquella del 78.

Pero la de Papá cuéntame otra vez es también la frustración de nuestras madres y nuestros padres, que confiaron en una Transición para un futuro sin cenizas y contemplan con horror como la memoria les trae fotogramas en blanco y negro a través de pantallas en color: raperos en la cárcel, votantes aporreados por agentes públicos, violaciones de adolescentes que no lo son para los jueces, siniestros despachos en ministerios donde se fabrican los delitos para imputar a adversarios políticos, empleos sin futuro y futuros sin empleo, “volquetes de putas” para gobernantes, dinero negro para presidentes y dinero público para bancos y banqueros blindados en su ganancia y la opulencia.

Es cierto que en casa, en España, el Mayo del 68 no tuvo la intensidad alcanzada -sobre todo- en París, en Praga durante su Primavera, en México, Argentina o incluso, en Pakistán. Lo contaron muy bien Manuel Garí y Jaime Pastor, editores junto al fallecido Miguel Romero de la obra 1968. El mundo pudo cambiar de base: una nueva generación de españoles accedía en los 60 a la Universidad y a centros de trabajo y, aunque las duras condiciones de la lucha antifranquista impedían la protesta al nivel de París, sí sirvieron de ‘catalizador’ para movimientos sociales, estudiantiles o sindicales que acentuaron esa lucha contra la dictadura fascista de Franco.

La pre-revolución del 68 está hoy más viva que nunca en España y avanza a un ritmo constante tras un 15M que rompió con la resistencia al cambio de los poderes enraizados tras la Transición. La negativa a ir adaptándose a los cambios desde 1978; la obsesión por mantener los privilegios y los silencios cómplices e insoportables mientras se vuelcan los efectos de las brutales crisis neoliberales sobre las espaldas de asalariados/as, mujeres y sectores vulnerables han prendido las brasas del 68. ¿Hasta dónde? Te lo contamos en este especial.