Opinión

Lo que conté a mis hijos

Rodolfo SerranoPeriodista. Su hijo Ismael Serrano popularizó la canción ‘Papá cuéntame otra vez’ sobre las protestas de mayo del 68.

29 de mayo de 2018

No recuerdo que contara tantas veces a mis hijos esa “historia tan bonita de gendarmes y fascistas”. Pero, sin duda, aquella historia de ese mayo francés que Daniel e Ismael recordaban en la canción Papá, cuéntame otra vez fue la excusa perfecta para hablar de algo que, aunque no les contara, sí vivían en el pisito que entonces ocupábamos en Vallecas.

Tal vez ni mi mujer ni yo les habláramos tanto de mayo del 68, pero seguramente sí respiraron el espíritu que en nosotros —y en gente de mi generación— habían dejado las revueltas parisinas, la guerra de Vietnam, la utopía revolucionaria del Che, el ansia liberadora de Praga o el horror de los asesinados en la mejicana Plaza de las Tres Culturas.

En aquellas comidas en el pequeño salón de casa —con el televisor en otra habitación— se hablaba y se comentaba todo: política, libros leídos, cine... y sucesos del barrio. Y, mientras, escuchábamos en un viejo tocadiscos a Serrat, Aute, Víctor Manuel, Pablo Guerrero, Raimon y tantos otros. Ese A cántaros que nos prometía la esperanza de una plaza limpia, por fin, y que Daniel e Ismael incluyeron con la épica de un mayo francés que nos había traído un pequeño resquicio de luz a quienes soportábamos en España una dictadura.

A medida que nuestros hijos iban creciendo, iba aumentando en nosotros el desencanto de muchas de nuestras utopías. Franco había muerto pero las cosas no habían cambiado tanto como esperábamos. Nuestros deseos habían quedado hundidos bajo el pragmatismo con el que los gobernantes recién llegados se enfrentaban a la nueva situación. Daniel e Ismael supieron meter en una canción todos los sueños fracasados, toda nuestra historia de frustración y deseos incumplidos.

Y eso, posiblemente eso, es lo que, tal vez sin saberlo, les habíamos contado tantas veces, cuando nos dimos cuenta de que nuestra rebeldía, las ilusiones de la arena que se ocultaba bajo los adoquines, la sangre de la Plaza de las Tres Culturas, la primavera de Praga, la utopía del Che formaban parte, sí, de nuestros sueños, pero eran sólo —y nada menos— un soplo que, alguna vez, nos hizo ser jóvenes y creer en el futuro. Papá cuéntame otra vez es eso: la historia de una generación que soñó y que triunfó y también fracasó.

La historia de una generación que tuvo sueños y que —quiero creer— nunca renunció a ellos. Y que, una y otra vez, se lo contó a sus hijos. Para que supieran quiénes eran.