Tribuna

Todo el futuro por delante​

Yolanda Díaz Pérez

Vicepresidenta Segunda y Ministra de Trabajo
y Economía Social

Fotografía: JAIRO VARGAS

Hemos cambiado mucho en los últimos quince años. Ni nuestro país, ni cada uno de nosotros somos los mismos. El diario Público nació en septiembre de 2007 con el objetivo de configurar una esfera pública más libre y plural, y de garantizar un poco más el derecho a la información en nuestro país.

Nadie podía imaginarse lo que vendría después. Primero, una crisis financiera que derivó en una enorme crisis económica y social. Después, un movimiento ciudadano que puso patas arriba al mundo de la política tradicional, impulsando una profunda transformación del sistema de partidos y de la vida pública.

Nadie podía imaginarse en el otoño de 2007 que Público contaría la conformación del primer Gobierno de coalición progresista en España. Un Gobierno que traía bajo el brazo un importante programa de reformas pendientes en nuestro país. Un Gobierno que recogía los anhelos de un movimiento feminista revitalizado, que había trastocado conciencias, y había conseguido que las nietas y las abuelas fueran de la mano. Un Gobierno que escucha a las personas jóvenes que nos alertan de la urgencia de la emergencia climática y que al mismo tiempo nos enseñan que somos vulnerables y que la salud mental es un problema colectivo, que, como tal, debemos abordar.

Nadie podía imaginarse —tampoco ninguno de sus protagonistas— que nos tocaría gestionar una pandemia, veríamos desplomarse 800.000 empleos en pocos días y resurgir con toda su fuerza al mundo del trabajo, que hace que se mueva la sociedad y sea posible la vida.

Nadie podía imaginarse antes de las últimas dos grandes huelgas generales de nuestro país que llevaríamos a cabo una importantísima transformación del mercado de trabajo recogiendo ese legado de lucha. Por primera vez demostramos que el alto desempleo, la temporalidad y la precariedad no eran una maldición española, era algo que se podía cambiar con buenas políticas. En apenas medio año de la nueva reforma laboral ya habíamos conseguido que uno de cada dos contratos en España sea fijo e indefinido. A pesar de las resistencias de algunos sectores de la patronal y del cálculo electoralista de algunas formaciones políticas, hemos logrado con diálogo social impulsar una reforma que ha beneficiado especialmente a quien soporta la mayor precariedad: las mujeres y los jóvenes. Más empleo con mayores derechos está resultando ser más eficaz económicamente.

Además, hemos superado el catastrofismo económico al subir el salario mínimo interprofesional más de un 36% durante los últimos años y seguir creando empleo. En tan solo dos años hemos conseguido avanzar también en reivindicaciones históricas y emocionantes, como el reconocimiento de los derechos de las trabajadoras del hogar. También situamos a España como el primer país en el mundo en tener una Ley Rider, que les ha conferido derechos como personas trabajadoras que son y se ha convertido ya en una referencia internacional en el abordaje laboral de los algoritmos.

Lo que está en juego son reglas y consensos que conforman el núcleo mismo de nuestras democracias. Esa es también nuestra tarea: que la democracia tome el mundo del trabajo, conciliando la transición ecológica y digital justas con unos derechos irrenunciables. Desde el derecho a la privacidad y a la protección de nuestros datos. El derecho a la seguridad, al conocimiento, a la desconexión digital, a la libertad de expresión, a la participación. El derecho a la educación y a la cultura. A la vivienda, a una alimentación sana. El derecho a vidas plenas y en paz.

Nadie podía imaginarse que nos tocaría volver a aprender a Sumar en pleno 2022. Félix Grande también nos hablaba del “fuego democrático de las palabras”. Nos decía que “las palabras nos permiten dejar de tener miedo”. Contar con los dedos y pronunciar en común. Volver a aprender lo más básico, construir desde los cimientos es la base para pensar a largo plazo, es la base para ensanchar nuestra democracia. Sumar pasa por volver a escucharnos, por dialogar entre diferentes y por ser capaces de llegar a acuerdos. Sumar va de volver a mirar hacia afuera, de mirar al futuro y dejar de mirarnos el ombligo. En estos tiempos, en los que  tanta gente desconfía de la política, hay que darles razones para la esperanza. Hay que recordar que una ciudadanía activa y crítica es el motor para que la política transforme la vida de la gente.

Humildemente, creo que lo hemos hecho y que, por ello, la gente está respondiendo. Desde que comenzamos nuestro recorrido en O Courel, pasando por Bilbao, Gijón o Sabadell, hasta nuestro último acto en Mérida, la escucha activa se ha visto acompañada por entusiasmo, esperanza y ganas de más por parte de la ciudadanía. Lo hemos visto también con la puesta en marcha de los 35 grupos de trabajo temáticos y la cantidad de personas expertas, profesionales o ciudadanía comprometida que han dado un paso adelante. Por último, Sumar está recibiendo energía positiva desde muchísimos hogares de nuestro país en forma de ideas, colaboración o iniciativas ciudadanas a través de sumarfuturo.info.

Nadie sabe lo que está por venir. Vemos cada día que vivimos una época llena de incertidumbres. Recientemente, hemos visto en Brasil que Lula ha ganado por la mínima y puede abrir un nuevo tiempo para su país y para América Latina. Podríamos estar viviendo exactamente lo contrario. Nadie sabe si en nuestro país seremos capaces de abrir una década progresista, que aborde los grandes problemas de nuestro tiempo, o si tendremos un gobierno regresivo, que se defina más por el afán de revancha que por ofrecer soluciones alternativas.

Nadie sabe cómo será el camino del movimiento ciudadano que estamos impulsando y que levantará un proyecto de país para la próxima generación. Lo que puedo garantizarles es que personalmente pondré todo el empeño en ello. Un proyecto de país que entienda la esperanza al modo de Sara Ahmed: como la anticipación de las transformaciones por venir. Al mismo tiempo, espero que Público y todos los proyectos periodísticos que nacieron con un espíritu similar al suyo en ese ya lejano otoño de 2007 puedan contarlo. Parabéns, Público, por estos 15 años. Parabéns por tener todo el futuro por delante.