Tú eres nuestra fuerza

Casilda Alonso de Leciñana Rufrancos

Palencia, 93 años

Ilustración: Sara Cabiedas

Cuando sujete este especial con sus manos, habrá cumplido 94 años, pero al otro lado del teléfono insiste entre sonrisas que todavía tiene uno menos. Casilda Alonso de Leciñana Rufrancos (Palencia, 1928) cambiará por un día el papel por la pantalla, porque ella hace tiempo que ha escogido una tableta para estar al día. Poco importa el formato: “Esta es otra época y otra manera de informar”.

Ni mejor ni peor. “Me importa la brevedad. Porque, sinceramente, antes con el otro periódico me pasaba media tarde”. Casi centenaria, encarna a las abuelas que prefieren la prensa digital a la impresa. Va al grano, desecha la paja y dedica su tiempo a lo que realmente le interesa. “Concretamente, los temas de actualidad, que en Público son tratados de forma valiente e independiente. También me gustan mucho las opiniones”, explica una de nuestras veteranas suscriptoras.

Manuel tiene 96. Juan y Manuela, 95. Luego hay otros jóvenes, como ella, que han cumplido 94 este año: Julio, Javier, José Miguel… Una generación que apuntala los cimientos de Público, conscientes de que su subscripción hace posible una información alternativa que cuestiona los poderes establecidos. “Hace falta apoyar la prensa independiente”, cree Casilda, quien deja caer que a su edad “conservo la cabeza medio clara”, aunque sus palabras destilan lucidez.

Será la humildad que confieren los años. De hecho, la señora de la ilustración que acompaña estas líneas no es Casilda, pero podría serlo. Ella prefiere no ser fotografiada, por lo que el retrato simboliza a todas las Casildas, mujeres que estudiaron cuando no era lo habitual y se labraron un futuro más allá de las tareas del hogar, que se esforzaron para ser independientes y libres, que rechazaron el papel asignado de buenas cristianas y buenas esposas, sometidas a sus maridos, como dios mandaba entonces.

Cuando entra en Público, valora, precisamente, la defensa de lo público. La sanidad, la educación, los servicios… “Y, naturalmente, también me atrae la información relacionada con el mundo laboral, porque yo he trabajado en ese sector”. Concretamente, en el Ministerio de Obras Públicas, donde ocupó un puesto directivo. Casilda había estudiado Derecho en la Universidad de Zaragoza y trabajado en la capital aragonesa, pero decidió irse a Madrid porque “tenía más posibilidades de promoción”.

Apenas ejerció la abogacía, pues ingresó en el Cuerpo Superior de Administradores Civiles del Estado, donde hizo carrera. Sin embargo, no se dio de baja en el Colegio de Abogados de Madrid hasta 1990, fecha que debió de coincidir con su jubilación. Casilda no lo confirma porque evita tirarse el pisto, hablar de sí misma, salir en la foto… Es de agradecer su humildad, pero también su generosidad: la de una anciana venerable que, al cabo de unos minutos, hace el esfuerzo de levantarse para apagar el televisor y que podamos escucharla mejor.

– Decía, Casilda, que también le gusta que Público destape los casos de corrupción.

– Me interesa muchísimo. La corrupción siempre ha existido y seguirá existiendo, pero al menos no hay que caer en ella y, en vuestro caso, denunciarla.

“Yo antes leía otro periódico”, insiste la funcionaria jubilada. “Sin embargo, dejó de ser tan independiente como había sido en el pasado”. Casilda apunta, pero no dispara. Atesora el arma de la discreción, esa bala callada. Lecturas que quedaron atrás, cuya cabecera no importa, porque en tiempo presente solo tiene ojos para Público. “No, no, no… Ni móvil, ni ordenador: yo leo en mi tableta”, responde, de nuevo, entre sonrisas. “Qué le voy a decir…Yo me suscribí a vuestro periódico porque es una garantía de independencia”.

Casilda Alonso de Leciñana Rufrancos, 93 para 94 años, toda una vida de servicio público. No se merece menos que ahora Público se ponga a su servicio. Que sea por largo tiempo.

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