Tú eres nuestra fuerza

Esther Fernández Gómez

Albacete, 19 años

Ilustración: Sara Cabiedas

Mujeres. Protagonistas de los reportajes y las entrevistas. Presentes en las firmas de las piezas. Estrellas de los artículos de opinión. Vanguardistas en la dirección del periódico: todas son mujeres, un detalle que no pasa desapercibido a las lectoras. Esther Fernández Gómez (Albacete, 2003) valora su presencia en nuestras páginas. También en la letra pequeña de los textos, donde Público busca la paridad de las fuentes.

¿Acaso no hay expertas, académicas y profesionales a las que recurrir? Si desempeñan sus cargos, también deben estar presentes en las informaciones. “Es penoso que la inclusión sea aposta, pero me parece muy bien”. Esther es una persona crítica. Quizás por ello estudia Filosofía en la Universitat de València. “Es necesario que estemos representadas, por eso entiendo que ahora hay que seguir ese camino para que en el futuro no se hable de inclusión, porque entonces ya estaremos incluidas de forma natural”, razona.

Esther, como tantas lectoras, nos enseña a observar la realidad desde otra perspectiva. Incluso censura una supuesta discriminación positiva —el objetivo no es tanto aumentar la representación de las mujeres como otorgarles el lugar que siempre ha sido suyo— para hacernos entender que lo ideal sería que no hubiese que hacer ningún esfuerzo en pos de la igualdad. Pero la realidad, se mire como se mire, es terca, de ahí nuestro compromiso por fomentar la visibilidad femenina.

Ella se matriculó en un curso en Bellas Artes, aunque pronto se dio cuenta de que sus intereses académicos iban por otro lado. “Quiero aprender a saber y a ser crítica”. Pero no ha sacrificado sus inquietudes artísticas por la filosofía, sino que las ha situado en un segundo plano. “No me gustaba que me calificasen, sino hacerlo por gusto. El arte para mí es un hobbie”, deja claro Esther, quien sigue alternando el óleo, el acrílico y la acuarela.

También dio otro paso cuando se suscribió a Público el pasado agosto. “Decidí realizar una inversión. En vez de gastarme el dinero en comprarme ropa, me hice socia para culturizarme y para enterarme de las noticias de otra manera. Me gusta vuestra forma de contarlas, tal y como son”, afirma Esther, quien subraya que “hay un montón de secciones diferentes e interesantes más allá de la política”.

Ella se aficionó a Público cuando empezó a leer Memento, el blog de Toni Mejías, de Los Chikos del Maíz. Luego fue más allá de los textos de su descubridor y profundizó en otros contenidos. “Me fui metiendo poco a poco, vi lo que ofrecía y decidí suscribirme porque sentí que era un periódico diferente a la oferta habitual. Muchas veces, las cabeceras más populares están demasiado escoradas hacia un partido político concreto o simplemente escriben sobre lo que aclaman los lectores. Público, en cambio, me ofrece la noticia tal y como es: más cruda”, reflexiona la estudiante de Filosofía.

Consciente de que sin suscriptores no se puede garantizar la independencia del periódico, a sus 19 años enarboló la bandera de La República de Público y se sacó el pasaporte. No posa con el carné porque lo dejó en su casa de Albacete, pero sostiene el especial Que hable la tierra. “Igual que debemos apoyar a los artistas locales, hay que respaldar proyectos como el vuestro. Es mi granito de arena, pero sirve para defender medios independientes que, sin el público, no son nadie. Quizás por eso se llama Público”.

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