Más feminismo, más derechos

“Gracias por cambiar el relato. Gracias por reconocernos la cordura”

Fotografía: Christian González

Ángela González Carreño

Ángela González Carreño denunció a su exmarido hasta en 51 ocasiones desde su divorcio. Sin embargo, nadie tomó las medidas necesarias para impedir las visitas con la hija de ambos, Andrea. La menor fue asesinada a manos de su padre en abril de 2003.

Lamentablemente para mí y para miles de madres de este país, la Ley contra la Violencia en la Infancia llega demasiado tarde. Supone un gran avance y un reconocimiento de que cuando las mujeres denunciamos la violencia que se ejerce hacia nosotras y, sobre todo, hacia nuestros hijos e hijas, no nos estamos inventando una locura. Los abusos y la violencia existen, pero a la justicia aún le cuesta entender que si existen niños abusados o agredidos es porque también existen agresores y violadores entre los padres. Es una gran noticia que todo esto esté comenzando a cambiar y que la ley exija ahora que se prohíban las visitas con un padre maltratador (aunque no todos los jueces lo apliquen).

Hace ya más de 20 años, cuando denunciaba el acoso, las amenazas de muerte, la persecución… que sufría ante la Guardia Civil, nadie escuchaba. Lo hacía entre la vergüenza y el desamparo total. En la silla de al lado, alguien venía a denunciar el robo de una cartera. En medio de ese ambiente mi interlocutor me azuzaba: “¡Señora, hable más alto que no la escucho!”. Yo intentaba explicar que mi hija estaba en peligro. Lo hice al menos medio centenar de veces con el mismo resultado. Nada. Llegas a pensar que estás loca, que esto solo te está pasando a ti y que nadie más lo entiende. O que te lo estás inventando. Pero no, no había ninguna invención. Mi hija fue asesinada por su padre durante una de las visitas no vigiladas. El bien superior era suyo, no el de Andrea.

Esta es solo una pequeña pincelada de lo que viví durante años en los que yo denuncié la violencia de género y la violencia vicaria, las dos que yo viví. Entonces nadie hablaba de la violencia de género y mucho menos de la violencia vicaria. Denunciar, conocer, entender estas violencias es clave para combatirlas. Para que la sociedad sea consciente de su existencia y para cambiar el relato. Esto es lo que han conseguido medios de comunicación como Público. Cambiar el relato de la violencia machista. Gracias, porque cada día veo gente más concienciada. Gracias, porque poco a poco se van viendo avances en la protección de las mujeres y sus hijos e hijas. Gracias por visibilizar esta lacra social y conseguir que mucha gente se conciencie de que existe y de que pasa. Lo que no se informa no existe y lo que permanece oculto no se puede combatir.

Ningún medio me apoyó cuando empecé mi lucha. Hoy las cosas podrían haber sido distintas para mí y mi hija, aunque aún queda mucho por conseguir. Gracias por cambiar el relato. Gracias por reconocernos la cordura. La lucha continúa.