El periódico fue un soplo de aire fresco en los quioscos. Un ejemplo de innovación.
Público no solo se diferenciaba del resto de los diarios impresos por su línea editorial. También teníamos un diseño más moderno y otra manera de contar las historias. El equipo de Diseño era excepcional; después algunos de ellos acabaron triunfando en la prensa estadounidense —como Chiqui Esteban, que hoy dirige el equipo de infografía del The Washington Post— También fuimos el primer periódico de España en tener el mismo número de periodistas en la sección de Ciencia que en la de Deportes.
Público fue pionero al rechazar los anuncios de prostitución.
Sí, fuimos el primer periódico de pago en renunciar a esos anuncios, que entonces dejaban muchísimo dinero en nuestra competencia. No fue barato para la empresa.
La portada del videojuego GTA IV fue histórica. La del “¿Por qué no se calla?” de la reina Sofía, una genialidad. Otras fueron más sobrias, porque primaba la denuncia de la corrupción política.
Buscábamos demostrar que el periódico era distinto desde la primera página. Recuerdo también que dedicamos otra portada a un tema del que entonces nadie hablaba: los negocios del rey. En 2008 desvelamos que Juan Carlos de Borbón estaba presionando al entonces presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, para que permitiese la venta de la petrolera española Repsol a los rusos de Lukoil.
¿De qué se siente más orgulloso?
Yo entonces era un periodista muy joven. Tenía sólo 31 años cuando Público nació. Y de lo que más orgulloso estoy es de haber logrado convencer a periodistas excepcionales para que, a pesar de mi juventud, confiaran en mí y me acompañaran en aquella aventura. Gente como Gonzalo López Alba, Patricia Fernández de Lis, Iñigo Saénz de Ugarte, Jesús Maraña, Salomé García, Marco Schwartz, Fernando Rapa Carballo, Carlos Enrique Bayo, Rafael Reig, Fernando Garea, Manuel Rico o Ana Pardo de Vera, entre muchos otros.