1 de junio de 2011, Puerta del Sol de Madrid.- AFP PHOTO / PIERRE-PHILIPPE MARCOU

Opinión

El vientre del buitre

Lara MorenoEscritora

12 de mayo de 2021

Una puerta arrancada de cuajo y metida en un carro de la compra. No hemos cambiado tanto y sin embargo la lucha en un momento fue encarnizada. Una familia arrancada de cuajo de su casa porque ésta es un activo financiero que ni siquiera cabe en un carro de la compra: no porque la casa sea gigantesca (apenas 45 metros cuadrados mal iluminados), sino porque los estómagos de los fondos buitres están abarrotados, desbordados de hogares ya vacíos, atiborrados de desgracias ajenas. Lo venía peleando desde hacía tiempo la Plataforma de Afectados y en aquel mayo de 2011, junto a las puertas arrancadas de cuajo, se instalaron unas tiendas de campaña; refugios en un campo de batalla, símbolo de resistencia temporal. Han pasado los años y los quejidos de placas tectónicas de algunos movimientos activistas han sido absorbidos por las instituciones. Incluso por las proclamas electorales de casi todos los partidos. No hemos cambiado tanto y quizá haya victorias en los márgenes. Pero mientras los estómagos inabarcables de los buitres sigan llenos, vacíos quedarán los hogares: ni calor ni significado. La vivienda, todavía, es un corazón a la intemperie en este país.

1 de junio de 2011, Puerta del Sol de Madrid.- AFP PHOTO / PIERRE-PHILIPPE MARCOU
1 de junio de 2011, Puerta del Sol de Madrid.- AFP PHOTO / PIERRE-PHILIPPE MARCOU