Los compañeros de clase, aliados contra el ‘bullying’

Colegios e institutos del área metropolitana aplican medidas como la mediación entre alumnos para detectar lo antes posible los casos de acoso escolar y resolverlos dentro de la propia aula

A Martí le insultaban en clase por pesar más que el resto. Lo hicieron desde primaria y durante varios años. Sus padres acabaron cambiándole de colegio. Ahora es mayor de edad y, tras un "estirón", ha dejado atrás a aquel niño indefenso.

Ana sufrió mucho durante los dos cursos de bachillerato. Quienes la insultaban y se reían de ella habían cursado con ella la primaria, pero no fue hasta la adolescencia que empezaron a acosarla. Cuando terminó el instituto, siguieron persiguiéndola durante un tiempo a través de las redes sociales.

Los compañeros de clase de Alberto se metían con él desde los primeros cursos de primaria y lo hicieron hasta cuarto de ESO. "La soledad me mataba, porque nadie me apoyaba y me sentía inferior a los demás", relata el joven, años después de haber sufrido acoso escolar. También acabó cambiando de centro, donde dejó atrás una etapa escolar aterradora. Las consecuencias, sin embargo, no acabaron ahí: durante años ha sufrido fobia social y ha padecido ataques de ansiedad. Le costaba salir a la calle y tenía miedo al rechazo, por ejemplo cuando se presentaba a una entrevista de trabajo.

Martí, Ana y Alberto no son sus nombres reales, pero sí lo son sus vivencias en tres centros del área metropolitana de Barcelona. Tres jóvenes de tres ciudades catalanas con un pasado difícil; con vivencias durante la etapa escolar que no le desean a nadie. El tiempo ha pasado y lo han superado. Y esperan que los alumnos que ahora pasen por una experiencia similar dispongan de herramientas más efectivas para resolver el conflicto. 

Una radiografía del problema

En septiembre se dio a conocer un estudio que aseguraba que el 6,1% de los alumnos de secundaria afirman haber sufrido un caso de bullying o ciberbullying en el último curso. Eran datos del barómetro sobre conflictos en el entorno educativo elaborado por B-resol, una aplicación móvil con la que los estudiantes pueden alertar, de forma anónima, sobre problemas que les afectan a ellos o a sus compañeros de clase. La encuesta, realizada en el mes de junio de este año, preguntó sobre algunos de los conflictos que se dan habitualmente en el ámbito escolar a 2.224 alumnos de entre primero de ESO y segundo de bachillerato, de 16 centros educativos distintos, 15 de ellos en Catalunya y uno en Andorra.

El barómetro no solo preguntó por el último curso: también por toda la etapa educativa. Y, en este caso, el porcentaje de afectados aumenta a uno de cada cinco. Sobre si los alumnos han sido testigos de algún caso de acoso escolar a lo largo de su etapa educativa, el estudio constata que casi el 50% de los jóvenes han presenciado conflictos de este tipo durante los últimos cursos. "Estos resultados demuestran que los adolescentes identifican y diferencian perfectamente un simple incidente de un caso de bullying", afirma Maria Teixidor, cofundadora y asesora estratégica de B-resol. "Por este motivo es necesario activar estos testimonios, para que denuncien los casos en etapas iniciales y así poder actuar antes de que se enquisten", añade. Eso es lo que pretenden con la herramienta: que las alertas las den los propios compañeros de la víctima o incluso ella misma. A medida que han pasado los años y se ha puesto de manifiesto que el acoso escolar está muy presente en nuestro entorno, su detección se ha facilitado. Pero, pese a ello, Martí, Ana y Alberto sufrieron en silencio durante mucho tiempo. En algunos casos, por miedo; en otros, por vergüenza. 

El silencio, la primera barrera

El caso es que la víctima tiene, a menudo, muchas dificultades para reconocer abiertamente que tiene un problema en clase. "Lo llamamos la ley del silencio, un fenómeno que se da en las familias y en los centros", afirma Andrés González Bellido, psicólogo e impulsor del programa TEI (Tutoría Entre Iguales). Asegura que "la comunidad educativa solo conoce entre el 15% y el 20% de todos los casos de acoso, mientras que los alumnos descubren hasta el 96%". Y tiene muy claro por qué los alumnos son casi siempre conscientes de ello: "Los agresores necesitan público y este son siempre los propios compañeros", afirma González Bellido, que añade que, "si no se trabaja la sensibilización, los alumnos lo niegan, porque si se chivan es peor".

"A los más pequeños les cuesta mucho explicarlo. Con los adolescentes es un poco más fácil", constata Josep Soler, psicólogo y miembro de la asociación No al Acoso Escolar. La entidad, la única en España dedicada íntegramente a esta problemática, nació hace 10 años en Barcelona y ahora ya tiene sede en Madrid y el País Vasco. Asesoran a las familias de los afectados, pero sobre todo se dedican a sensibilizar y dar a conocer el acoso y la manera de prevenirlo y resolverlo. "Muchas veces nos llaman las familias, porque a la víctima le cuesta hablar del problema", reconoce Soler. La Asociación No al Acoso Escolar atiende a más de 200 familias durante el curso. Alberto, uno de los afectados por acoso escolar que hemos citado, ha colaborado durante años con la entidad, explicando su caso para ayudar a otras víctimas.

Por lo que respecta al silencio y el desconocimiento del conflicto en el centro educativo, González Bellido es tajante: "Habremos fracasado si se ha dado una situación de conflicto que se ha repetido en el tiempo y no nos hemos dado cuenta". "El primer proceso debe ser el de la reflexión a nivel de la comunidad educativa", enfatiza el psicólogo.

La prevención, una solución eficaz

La solución a un conflicto de acoso escolar nunca es fácil y depende de muchos factores. Pero hay una medida drástica que muchas familias deciden emprender cuando su hijo sufre bullying: cambiarlo de centro educativo. En la mayoría de los casos funciona, pero los expertos alertan de los riesgos que ello comporta. "Cuando un alumno se va del colegio, el fracaso es del centro educativo, porque la víctima se lleva el sentimiento de culpabilidad", detalla González Bellido. "Le estamos diciendo al acosador que tiene razón, que ha ganado", añade, "y a sus compañeros les estamos diciendo que, cuando haya un conflicto, se pongan de parte del agresor". A pesar de todo, el experto reconoce que es "comprensible" adoptar esa medida cuando "es difícil resolver el conflicto". "En el 90% de los casos, la opción más fácil es cambiar a la víctima de colegio", dice González Bellido.

Sin embargo, se ha demostrado que existe una medida más eficaz para luchar contra el acoso escolar: la prevención. El programa TEI (Tutoría Entre Iguales) busca prevenir el bullying de forma integral con la implicación de toda la comunidad educativa. Los alumnos mayores se convierten en tutores de los más pequeños, apoyados por profesores, el equipo directivo, las familias y los monitores. Se trata de un programa que se inició en 2002 en Barcelona –el primer centro en implantarlo fue el Institut Front Marítim, en el distrito de Sant Martí– y ya se aplica en 1.200 centros educativos de 12 países distintos.

Los alumnos se encargan de evitar y reconducir las conductas acosadoras mediante el diálogo. "Se trata de tener una buena relación de convivencia", resume González Bellido, quien asegura que los resultados del programa son "espectaculares": en el primer año de aplicación, las agresiones verbales en el centro se reducen el 28%, y las agresiones físicas, el 54%. "Baja la depresión y aumenta la autoestima", detalla el creador del TEI. El éxito del programa se basa en la coordinación de la comunidad educativa y, sobre todo, en la implicación de los alumnos. "El alumnado trabaja la empatía, para conocer las consecuencias que tienen las conductas que hacen daño", detalla Bellido. Luego, "cuando se empiezan a detectar los síntomas de un conflicto, los alumnos son los protagonistas en su resolución", añade. En secundaria, los alumnos de tercero de ESO hacen de tutores de los de primero, y los de cuarto lo hacen con los de segundo. Mientras el 96% de los alumnos de secundaria se hacen tutores, en el caso de primaria lo son casi el 100%. Y siempre de forma voluntaria.

Sabadell, ejemplo de mediación escolar

Otros centros educativos aplican medidas propias para resolver conflictos como el del acoso. Por ejemplo, a través de la formación de los alumnos por parte del profesorado. En la Escola Industrial de Sabadell hace 15 años que luchan contra este problema con una comisión de mediación. Cuando detectan un posible caso, esta se activa y son dos alumnos del centro quienes ejercen de mediadores. Fue en el curso 2004-2005 cuando el proyecto se puso en marcha tras un año de formación. Anna Miralles era entonces la coordinadora pedagógica del centro y se encargó de liderarlo. La formación de los alumnos empieza en segundo de ESO, y en tercero ya ejercen de mediadores. Miralles afirma que la mayoría de los conflictos se producen en primero y segundo de ESO, cuando los alumnos hacen el cambio de primaria a secundaria. En la Escola Industrial se realizan alrededor de 16 mediaciones por curso escolar.

El funcionamiento es sencillo: cuando se detecta un conflicto –en la mayoría de los casos, por parte del tutor, los padres u otro compañero de clase–, los alumnos hablan con las dos partes afectadas por separado. "Los propios estudiantes se ayudan a explicar el problema y pueden analizarlo mejor si no tienen a nadie más delante", dice la profesora. Después, los dos alumnos mediadores se reúnen con las dos partes afectadas para tratar el conflicto conjuntamente y establecer compromisos. Son mediaciones voluntarias y, en general, ambas partes están predispuestas. Pasado un tiempo, se analiza si realmente se han cumplido los compromisos.

"La mediación sirve para actuar antes de que el problema sea demasiado grande", explica Anna Miralles. "Es una influencia muy positiva en el aula y da mucha confianza a las familias, ya que se tranquilizan sabiendo que sus hijos tendrán a un alumno con quien hablar de sus problemas", añade la coordinadora del proyecto. Miralles hace ya dos años que se jubiló, pero se cercioró de que el traspaso del proyecto de la comisión de mediación quedara en buenas manos.

En Sabadell, la Escola Industrial no es el único centro educativo que trabaja los conflictos de acoso a través de la mediación. El Consistorio incorporó hace cuatro años el ámbito escolar al servicio de mediación municipal. En el año 2015, observaron cómo los centros educativos les pedían ayuda y decidieron diseñar un programa y un modelo de intervención en gestión de conflictos escolares. Desde que se puso en marcha, el servicio de mediación ha intervenido en 15 escuelas y siete institutos. "Trabajamos con grupos pequeños y llevamos a cabo un proceso de sensibilización", narra Mireia Núñez, técnica del servicio de mediación escolar del Ayuntamiento. 

Trabajan para que los alumnos tomen conciencia del problema e incluyen al agresor para que forme parte de la solución. "Todos los centros en los que hemos actuado nos dicen que se ha frenado el detonante del conflicto y se ha logrado un mayor bienestar y un cambio en la manera de actuar del grupo", asegura Núñez. Se encuentran con situaciones muy distintas y recuerda que ellos solo intervienen "cuando hay sufrimiento por parte de la víctima". En estos cuatro años, han intervenido en unos 30 casos entre primaria y secundaria. La medida, además, podría no quedarse aquí, ya que, otras ciudades catalanas se han interesado por este modelo de servicio de mediación.

¿QUÉ ES UN CASO DE 'BULLYING'?

Los expertos insisten en la necesidad de dar a conocer qué es exactamente el acoso escolar. "Porque no todos los conflictos son acoso", matiza el psicólogo Josep Soler. Se considera bullying una situación en la que las agresiones son deliberadas y continuadas, cuando hay un daño físico o psicológico y cuando la víctima sufre por ello. Según afirman los expertos, se puede comenzar a hablar de acoso escolar a partir de los seis o siete años. "La intención de hacer daño se puede empezar a dar en primero de primaria, antes no", afirma el también psicólogo Andrés González Bellido. "Si un niño de cuatro años le da una patada a otro mientras estan en la cola para entrar al colegio, puedes empezar a enseñarle que esa no es la conducta más adecuada, pero no por ello estaremos hablando de un caso de acoso", añade. A pesar de ello, el experto reconoce que es preciso empezar a trabajar desde la etapa infantil "para generar conductas saludables".

‘CYBERBULLYING' EN EL MUNDO VIRTUAL

Las comisiones de mediación también trabajan con especial énfasis en el ciberbullying, ya que las redes sociales han avivado el conflicto. "Es una variable más a tener en cuenta", reconoce el psicólogo Andrés González Bellido. "El 70% de los acosos escolares se da, de manera compartida, entre el centro y las redes. Tenemos que emprender este proceso de concienciación, porque estas han venido para quedarse", añade el experto.