"El bloque debe su nombre a la obra literaria homónima de Henry David Thoreau y nació como un edificio de viviendas sociales económicas"
Un curioso edificio llama inevitablemente la atención de quienes se alejan de Barcelona por la B-23 atravesando el Baix Llobregat. Su volumen mastodóntico, sus formas –futuristas, irregulares, caprichosas– y un característico color de ladrillo visto –sin serlo– definen al Walden 7, el bloque de viviendas más emblemático del municipio de Sant Just Desvern. Fue concebido a principios de los años 70 por un equipo interdisciplinar de expertos, el Taller d’Arquitectura, integrado por arquitectos, ingenieros y urbanistas, pero también por psicólogos, sociólogos y hasta filósofos. Entre ellos se encontraban Anna y Ricard Bofill o el poeta José Agustín Goytisolo. El bloque debe su nombre a la obra literaria homónima de Henry David Thoreau y nació como un edificio de viviendas sociales económicas. Por eso no tardó en llenarse. En él viven en la actualidad un millar de personas, distribuidas en 400 pisos, todos ellos diferentes entre sí. El Walden, una suerte de pueblo dentro de otro pueblo, forma parte del Inventario del Patrimonio Arquitectónico de Catalunya. Los acabados, sin embargo, no fueron los mejores, y los vecinos terminarían refiriéndose a él como "la casa que cau" –las baldosas que lo recubrían mostraron cierta tendencia a desprenderse y al final hubo que retirarlas–. Pese a todo, sigue siendo una muestra de arquitectura rompedora.