Quince años escribiendo historia en común

Ilustración: CÉSAR MEDINA

Público

Un periódico moderno, progresista, abierto, alternativo y descentralizado. Público descolocó el tablero de medios hace quince años con un proyecto rupturista que daba cabida a las voces silenciadas. No se trataba solo de ofrecer una propuesta editorial de izquierdas —o a la izquierda de El País—, sino también de ser el altavoz de los movimientos sociales, de los partidos sin representación parlamentaria, de las mujeres, de los vulnerables y de las minorías, desde los migrantes hasta el colectivo LGTBI. Un diario que ejerciera de contrapoder, que destapase la corrupción, que cuestionase la sacrosanta monarquía y, muy especialmente, que se pareciera a la sociedad que lo leía.

Todo comenzó con un anuncio en televisión. La voz en off de la publicidad que contaba el nacimiento de Público hablaba de una nueva generación de ciudadanos y ciudadanas que se habían formado una opinión, con nuevos valores y formas de entender la vida, pero que, sin embargo, no tenían un periódico que los representara. “Es una generación que no se cree las mentiras”, proseguía el anuncio que, acto seguido, daba paso a los potenciales lectores: “Queremos que nos escuchen, no que nos griten”, se oía en la pantalla mientras las imágenes mostraban a activistas por la vivienda digna. Aquella publicidad cautivó a muchos lectores, lectoras y periodistas que quisieron que Público fuera su nueva casa. “No es un diario más, es el tuyo”, concluía.

El nacimiento se concretó el 26 de septiembre de 2007, el periódico irrumpió en los quioscos con un formato vanguardista: un tabloide que costaba 50 céntimos, de lectura ágil, con un diseño rompedor y que apostaba por un tema en portada que, posteriormente, se desarrollaba en profundidad en las primeras cuatro páginas. Aquel número 1 de Público mostraba a Thierry, en aquel entonces el verdadero número uno de ETA. Sobre la imagen, el titular El hombre que hundió la tregua, la cabecera roja de Público y una acuarela de Miquel Barceló a modo de logotipo.

Era el comienzo de una aventura ilusionante con una tirada de 250.000 ejemplares, 64 páginas a todo color, recibida como un soplo de aire fresco por los lectores huérfanos de una prensa aguerrida y valiente. Un periódico que revolucionó la prensa de pago desde su primera página. Las noticias de política o economía ya no eran las únicas que aspiraban a ocupar la portada. El diario supo poner en la centralidad temas que, tradicionalmente, se habían considerado ‘blandos’ en la jerarquización de la información: la defensa de la sanidad y la educación, la reivindicación de lo público, el apoyo a los trabajadores en lucha, la memoria, la igualdad o la cultura. Pero no solo. También acabó con el monopolio de la información política que ejercían, en la práctica, los partidos mayoritarios. Las diferentes izquierdas que habitan dentro del Estado español vieron cómo se les abrían las puertas de par en par. También los republicanos, los partidos y organizaciones animalistas, feministas o memorialistas. La creación de las secciones de Maltrato Animal, Femenino Plural o Memoria Pública eran una buena declaración de intenciones. También la apuesta por una nueva forma de contar la ciencia o la cultura. El régimen del 78 todavía no estaba en crisis pero comenzaba a ser cuestionado en Público. Muy especialmente una institución que siempre se había quedado fuera del escrutinio y examen público: la monarquía. Desde sus inicios esta cabecera no dudó en denunciar los negocios del rey Juan Carlos, de su yerno Iñaki Urdangarin y de los amigos y empresarios que han rodeado a la Familia Real.

Lanzar un diario en papel era una apuesta cuando menos arriesgada en aquel momento. Años atrás, por el camino se habían quedado El Independiente (que echó el cierre en 1991), El Sol (en 1992) o el refundado Diario 16 (en 2001). El mercado de la prensa estaba estancado, desde hacía una década la oferta editorial era la misma y los medios digitales todavía no habían encontrado un modelo de negocio (aún siguen buscándolo). A comienzos de aquel otoño, José Luis Rodríguez Zapatero presidía un Gobierno socialista, la crisis económica de 2008 y los años posteriores era aún inimaginable, el juicio por los atentados del 11-M estaba pendiente de sentencia, el Congreso apuraba la aprobación de la primera Ley de Memoria Histórica y ETA seguía matando mientras en Irlanda del Norte el unionista Ian Paisley y el republicano Gerry Adams ya habían reconciliado a protestantes y católicos para pactar un Gobierno autónomo. Público pronto se haría eco de lo que estaba por venir, como la elección de Cristina Fernández de Kirchner como primera presidenta de Argentina el 10 de diciembre. Y, un mes antes, en noviembre de 2007, del ya histórico “¿Por qué no te callas?” del rey Juan Carlos a Hugo Chávez en la XVII Cumbre Iberoamericana. Precisamente, la frase del emérito fue plasmada en una de las portadas más icónicas del periódico.

Selección de algunas de las portadas más icónicas de ‘Público’ en papel.

Así, sobre un retrato de la monarca que emulaba la ilustración del single God Save The Queen, de los Sex Pistols, el 31 de octubre de 2008 Público se preguntaba: ¿Por qué no se calla? Una genialidad más del director de Arte, Fernando Rapa Carballo, quien día a día pulía el diseño del periódico, obra del estudio de Toni Cases. Cases fue, precisamente, uno de los fundadores del diario junto a Jaume Roures y Tatxo Benet, editores de Mediapubli. ¿Por qué el nombre de Público? “Porque defendemos el espacio público, el interés público, el dominio público, la cosa pública, el gasto público, la sanidad pública, la educación pública y el foro público”, explicaba en su blog días antes del estreno Nacho Escolar, el primer director del periódico, quien compartía responsabilidad con Juan Pedro Valentín (director general) y Javier Muñoz (director gerente) y José María Crespo (director de Relaciones Institucionales). El diario nació con una redacción de 140 personas conformada por los mejores periodistas del momento en el espectro progresista; periodistas de la talla de Salomé García como jefa de Información, Manuel Rico como jefe de Política, Jesús Maraña como subdirector o Patricia Fernández de Lis a cargo de una rompedora sección de Ciencias y con Jon Barandica a los mandos de la Fotografía.

En aquel momento Escolar explicó que el diario carecía de editoriales porque “una sociedad anónima no puede tener opinión sobre nada”. La filosofía se mantiene a día de hoy en el digital. En Público no hay editoriales ni poderes económicos que hablan bajo el pseudónimo de ‘Consejo editorial’ o eufemismos similares. Las opiniones en esta casa van a cara descubierta.

Si los poderes económicos quieren opinar, tienen que hacerlo con sus nombres y apellidos, como lo han hecho y lo hacen nuestros viñetistas y columnistas. En un primer momento, la responsabilidad del humor gráfico recayó en Mauro Entrialgo, Santi Orúe, Manel Fontdevila y Bernardo Vergara, así como en los columnistas Isaac Rosa, El Gran Wyoming o Espido Freire, a los que se unieron otras plumas como Joaquín Sabina, Berto Romero o la joven escritora Luna de Miguel o Marta Zhein. Hoy, las viñetas son un espacio de libertad y reflexión donde brilla con luz propia la figura de Eneko. Y en Opinión se mantiene la voluntad de hacer de este periódico la gran casa de la izquierda con firmas como Pablo Bustinduy, Cristina Fallarás, Juan Carlos Monedero, Barbijaputa, Santiago Alba Rico, Elizabeth Duval, David Torres, Ana Bernal Triviño, Marta Nebot o Ana Pardo de Vera, entre otros muchos.

Durante sus primeros años el periódico llegaba al kiosco acompañado, en muchas ocasiones, de productos culturales que marcaron una época y que aún hoy pueblan las estanterías de muchas viviendas. Un ejemplo fue la serie Literatura prohibida, que reunía obras de autores perseguidos, como Crítica de la violencia, de Walter Benjamin; o Tierra Roja, de Alfonso Sastre. Otra colección, Pensamiento crítico, recogió los ensayos de los más destacados ideólogos de la agitación política, de Karl Marx a Umberto Eco, pasando por Rosa Luxemburgo, Antonio Gramsci, Simone de Beauvoir o Slavoj Žižek. Biblioteca de la República ofreció los discursos de Manuel Azaña, entre otros.

También se entregó a los lectores y lectoras películas comprometidas y sociales y grandes clásicos contemporáneos, integrados en las colecciones Cine de Público, Cine de Verano, Cine Público, Estrenos de cine, Festival de cine, Los Goya, Millennium y Para amantes del buen cine. Además, Mafalda animada; series de televisión como Mortadelo y Filemón, Barrio Sésamo y Los domingos de buen humor, con las mejores actuaciones de Faemino y Cansado, Tricicle, Muchachada Nui y Gila; documentales como Cosmos, Life, La vida en un océano de islas o Space Race; sagas deportivas como Los hombres de Pep; y las reproducciones de los Carteles de la guerra civil. Se distribuyeron centenares de miles de productos culturales en una iniciativa que a día de hoy sigue siendo única en la prensa española.

Ilustración: SARA CABIEDAS

“Lo personal es político”

Aquel diario que nacía en septiembre de 2007 era, sin duda, un periódico muy político, si bien el concepto trascendía la tradicional sección de política. Años después, gracias al auge del feminismo, se popularizaría la expresión “lo personal es político”. Público lo sabía perfectamente desde el inicio. Por eso no dudó en rechazar los anuncios de prostitución para repudiar esta forma de esclavitud, pese al agujero para las cuentas económicas que supuso la decisión. Tres años después, los anuncios de prostitución en prensa fueron prohibidos por ley. No fue nuestra única contribución. Las gafas moradas de Público sirvieron para transformar la profesión y la manera de enfocar la violencia machista. Así, ya en sus primeros años, el diario dio a conocer un decálogo periodístico con normas y reglas para enfocar cualquier caso de violencia machista, elaborado por la periodista Magda Bandera, que pronto se convirtió en una referencia en el sector. Se trataba de un código autorregulatorio que desecha los términos “violencia doméstica” o “familiar” y que aborda esta lacra como un problema social, no como un suceso y que preserva la identidad de las víctimas. Gracias a esta iniciativa, el diario fue premiado en 2010 con los VII Reconocimientos contra la Violencia de Género, entregados por la entonces ministra de Sanidad, Política Social e Igualdad, Leire Pajín.

Ya con Ana Pardo de Vera en la dirección y Virginia P. Alonso en la dirección adjunta, Público se declaró como un medio “abiertamente feminista”. Era el mes de enero de 2017. Todavía no se había producido ni el estallido del movimiento conocido como #metoo ni la exitosa huelga de mujeres del año 2018, pero Público ya estaba a la vanguardia. En ese mismo texto, que se dio a conocer como ‘Las 10 banderas de Público’, se mostraban los principios que guían nuestra línea editorial. Nuestro compromiso inquebrantable con el feminismo se plasmó sobre el papel con las coberturas de Marisa Kohan sobre la aplicación del Síndrome de Alienación Parental y narrando a contracorriente la realidad descarnada de madres protectoras como Juana Rivas, María Salmerón o Itziar Prats. Pero no solo. Este medio tampoco dudó en afirmar ante los lectores y lectoras su compromiso con los más débiles, la vigilancia constante y continua ante la vulneración de los derechos fundamentales por parte de instituciones públicas o privadas, o la defensa de la Memoria Histórica, entre otros puntos. El documento sirvió para apuntalar una línea editorial firme en la defensa de los ciudadanos, del común.

El estupor que provocó el cierre de la edición en papel en 2012 fue similar al de su salida al mercado un lustro atrás. Entonces, hacía nueve años que no nacía un nuevo diario estatal de pago —el último había sido La Razón— y la cabecera fue recibida con los brazos abiertos por los lectores, quienes cimentaron con el paso del tiempo el aumento de su difusión en un contexto de anquilosamiento de la competencia. Sin embargo, el crecimiento en audiencia del periódico no fue suficiente como para garantizar su viabilidad.

La crisis económica acarreó una debacle publicitaria que se sumó a la profunda transformación en la que ya estaba inmerso el sector. A esto hubo que añadir las trabas de las entidades bancarias a la financiación de Público, trabas que no existían para el resto de medios. Ante esta situación, el periódico tuvo que cerrar su edición impresa a comienzos de aquel año.

Fue una gota más en un océano de malas noticias para el gremio y la pluralidad informativa. El informe de 2013 del Observatorio de la Asociación de la Prensa de Madrid (APM) cifró en 4.994 los trabajadores afectados por la crisis en el sector periodístico desde mediados de 2008 solo en Madrid. En concreto, señalaba 4.625 despidos, 158 prejubilaciones y 211 reubicaciones en otros medios a 22 de marzo de 2013. Asimismo, registraba 108 cierres de medios de comunicación en la región. En total, la crisis económica se llevó por delante casi 200 medios de comunicación en España.

No obstante, en mayo de 2012 Público retomó su actividad como diario exclusivamente online con Carlos Enrique Bayo, Marià de Delàs y Chema Crespo como director, director general editorial y director general, respectivamente. La dirección pasaría a Ana Pardo de Vera en 2016 y a Virginia P. Alonso en 2019.

Y así, poco a poco, letra a letra, noticia a noticia, Público se fue construyendo como un medio que defiende las libertades, que rechaza las mordazas y que denunció una y otra vez que raperos como Valtonyc, los doce de La Insurgencia o César Strawberry o personas como Casandra no eran delincuentes ni terroristas, por mucho que lo dijera un tribunal en aplicación de unas leyes injustas. También fue pionero en visibilizar la defensa del derecho a la vivienda, en la cobertura de los desahucios, en la denuncia de la pobreza energética, en la crítica a las colas del hambre, en la lucha contra la crisis climática, la explotación laboral o en la defensa de los derechos de los animales. Allá donde ha habido una lucha social en los últimos 15 años, Público ha intentado estar para que tu voz no quedara fuera del debate.

La investigación como pilar

En todo este proceso se ha mantenido constante el compromiso de esta cabecera con la investigación. No fue difícil. Estaba y está en nuestro ADN. Cuatro años después de su salida, Público figuraba en el top ten de la prensa española, con una difusión media de casi 100.000 ejemplares diarios —el séptimo de ámbito estatal— y una audiencia que rozaba los 300.000 lectores. Durante ese tiempo, Ignacio Escolar cedió el testigo a Félix Monteira, quien dejó el cargo tras ser nombrado secretario de Estado de Comunicación, por lo que el puesto fue encomendado a su mano derecha, Jesús Maraña. Durante este tiempo, también pasó por nuestra redacción el prestigioso periodista Ernesto Ekáizer, que ocupó el cargo de editor ejecutivo.

Los tres directores que tuvo la edición en papel impulsaron un periodismo de investigación que se materializó en las exclusivas sobre el caso Fundescam (firmadas por Ignacio Escolar y Alicia Gutiérrez), la operación Lezo y los chanchullos del expresidente madrileño Ignacio González (Manuel Rico), la trama Gürtel o el caso Nóos, por el que fue condenado Iñaki Urdangarin (Alicia Gutiérrez). Wikileaks escogió a Público en España para formar parte de la red de periódicos europeos para difundir sus filtraciones: a la publicación en 2012 de los Global Intelligence Files de Stratfor —la verdadera CIA en la sombra—, le siguieron en los años siguientes los correos electrónicos internos del régimen sirio, los cables de Kissinger y The Intolerance Network, sobre los altos ejecutivos y las grandes fortunas que financiaron el nacimiento de Vox a partir del grupo ultracatólico Hazte Oír con investigaciones de Carlos Enrique Bayo, ya en 2021.

De hecho, fue en la etapa de Carlos Enrique Bayo como director (2012-2016) cuando Público difundió el audio del entonces ministro de Interior del Gobierno de Mariano Rajoy, Jorge Fernández Díaz, en el que conspiraba con el jefe de la Oficina Antifraude catalana para fabricar escándalos contra ERC y CDC y perjudicar a los partidos soberanistas catalanes.

La guerra del Estado contra el movimiento independentista fue contada paso a paso en estas páginas. También en esta etapa el periódico comenzó a informar de manera minuciosa de las cloacas del Estado y el comisario José Manuel Villarejo a través de las informaciones de Patricia López y Pilar Liberal. Así, Público reveló que el supuesto informe de la UDEF contra el entonces líder de Podemos Pablo Iglesias no existía. En estos años el periódico ha sido objeto de numerosas querellas y denuncias que han pretendido acallar a nuestros y nuestras periodistas, incluyendo una visita de la Policía a la redacción, pero el diario ha permanecido fiel a su propósito de intentar poner luz donde los poderes ponen sombra.

Y no solo hemos intentado poner luz. También hemos sido combativos. La denuncia del auge de la extrema derecha ha sido una constante en nuestras páginas, que advirtieron del ascenso de los partidos ultras en Europa, pero también de las acometidas de los radicales en España, con nuevas formas y estéticas con las que pretendían hacerse pasar por “patriotas” cuando en realidad eran los mismos nazis y fascistas de siempre: desde España 2000 y Plataforma per Catalunya a Hogar Social Madrid, un colectivo cuya labor social consistía en repartir comida “solo para españoles”. Una denuncia que anticipaba lo que vendría después —el auge de una nueva extrema derecha y la entrada de Vox en los parlamentos e instituciones—, acompañada por el combate contra el racismo y la xenofobia. Años más tarde, Hogar Social se querelló contra el reportero de Público Jairo Vargas por calificar como neonazis a los neonazis. La Justicia le dio la razón a Público. A las cosas por su nombre.

Esta denuncia de la extrema derecha habría sido mero maquillaje si no hubiera ido acompañada de una profunda implicación en el reconocimiento de los derechos de las víctimas de la guerra civil y del franquismo —y de la represión policial durante la transición y los primeros años de democracia—. Desde estas páginas siempre se ha exigido verdad, justicia y reparación para los verdaderos héroes de nuestra democracia. Por un lado, la sección Memoria Pública hizo suya la titánica tarea de crear y poner a disposición de la sociedad un buscador virtual de víctimas del franquismo, que incluía desde su inicio información sobre 56.375 víctimas y que con los años se fue ampliando en un gigantesco trabajo de cribado de los listados de víctimas del franquismo incluidas en el sumario del juez Garzón. Por otro, nunca hemos dejado de publicar informaciones y reportajes que han señalado a los represores ideológicos o ejecutores de la dictadura, han dado voz a las familias de los ejecutados o desaparecidos, a los torturados, a los bebés robados, a los descendientes del trabajo esclavo, de los campos de concentración nazis o del expolio franquista y, por supuesto, han recuperado el papel de las mujeres en la lucha contra el fascismo tanto en la República como en la Guerra Civil y la dictadura. Por todo ello, Memoria Pública recibió en 2017 el Premio Periodismo y Derechos Humanos que otorgó la Asociación Pro Derechos Humanos España.

Colección de algunas de las portadas de las publicaciones trimestrales que Público entrega a sus socios.- CÉSAR MEDINA

La plurinacionalidad y el periodismo

Probablemente uno de los retos más importantes de Público ha sido y es el de abordar la plurinacionalidad y diversidad del Estado. En un país enfermo de centralismo, el periódico se proclamó plurinacional desde su nacimiento con la redacción central en Madrid y dos delegaciones en Barcelona y Sevilla. De hecho, ya en la época de papel nació Públic, la edición en catalán de este diario que, años después, fue recuperada en la versión digital más como un medio en catalán con su propia idiosincrasia, aunque con los valores de Público, y que cada vez está más presente en la vida de miles de catalanoparlantes. Era una época en la que todavía no había llegado el auge soberanista catalán, pero no hacía falta ser muy observador para saber que España era mucho más diversa y plurinacional de lo que su sistema mediático mostraba. Hoy, además del equipo de Públic, el diario cuenta con periodistas en Andalucía, Galicia y País Vasco y con una vasta red de colaboradores que nos permite llegar a prácticamente todas las regiones. Y en esta aventura nos acompañan medios asociados regionales como Nortes, en Asturias, El Diario Cantabria, el Periódico CLM, en Castilla La Mancha, o publicaciones como la gallega Luzes, dirigida por dos referentes de la literatura y el periodismo gallegos, Manuel Rivas y Xosé Manuel Pereiro. Por el camino también hemos trabado una bonita amistad que mantenemos a día de hoy con la revista CTXT, Nueva Tribuna y con verticales como El Asombrario, Librújula, Zeleb, Tourse Viajes, Ahorro y Consumo o Psicología y Mente. Pluralidad y plurinacionalidad caminando de la mano bajo un mismo paraguas. Más allá de nuestras fronteras, y en este esfuerzo por colaborar con otros medios, hemos cruzado el charco hasta Argentina para aliarnos con Página 12, a través de cuyos artículos acercamos a nuestros lectores la realidad latinoamericana. Además, en los últimos años Público se ha embarcado en el Open Arms para describir sus labores de rescate de los migrantes y refugiados en el Mediterráneo, lo que le valió dos premios a la reportera Núria Martínez Ribot. El diario también ha cubierto las guerras de Siria y Ucrania, así como del desplazamiento de sus ciudadanos a Europa. De hecho, la última crónica que envió a Público el periodista Pablo González antes de ser detenido y acusado de espiar para Rusia fue sobre la salida a Polonia de ciudadanos ucranianos que huían de la guerra. Era el mes de febrero de 2022. La invasión acababa de producirse, pero González todavía está encarcelado sin haber sido juzgado y Polonia aún no ha mostrado pruebas de ese supuesto espionaje. Asimismo hemos sido testigos de los principales acontecimientos internacionales, con énfasis en la cobertura de las elecciones en América Latina, de Colombia a Brasil, pero no sólo. Nuestra cobertura del bombardeo de Israel a Gaza en 2021, junto a nuestra línea editorial comprometida con la justicia internacional, fue premiada por la Asociación de Periodistas y Escritores Árabes en España. En otras ocasiones, no ha sido necesario salir de nuestro país para narrar el drama de los migrantes subsaharianos que intentan traspasar las vallas de Ceuta y Melilla, donde se ha prestado atención al estado de los más vulnerables y a la violación de derechos humanos por parte de las autoridades policiales españolas y marroquíes, o para cubrir la erupción de un volcán y las catastróficas consecuencias para sus habitantes, como fue el caso de la isla de La Palma, donde estuvo presente Público. Pero a lo largo de estos años ha sido tan importante para nosotros la elección del tema, estar donde teníamos que estar, como la credibilidad, el rigor y la honestidad a la hora de trasladar la información. Por este motivo, Público impulsó y desarrolló TJTool, una herramienta de transparencia informativa que ofrece al lector el mapa de trazabilidad de cualquier información, es decir, el camino que ha seguido el periodista y las fuentes que ha consultado hasta llegar a publicar la noticia. La herramienta, que puede consultarse en todas las informaciones del diario, fue recibida con entusiasmo en el sector, en mitad de una crisis de credibilidad, y recibió varios reconocimientos dentro y fuera de España como el premio a la Innovación Digital Internacional del Año de los galardones internacionales ‘News Awards’, edición 2019. Además de la palabra escrita, Público ha apostado por el vídeo y por formatos rompedores que han sido un éxito rotundo, con audiencias que como mínimo igualan las de cualquier programa televisivo en prime time. Primero con los diferentes programas de La Tuerka y después con la apuesta por PúblicoTV, el canal donde han tenido cabida espacios como Deforme Semanal —con Isa Calderón y Lucía Lijtmaer—, El Tornillo —Irantzu Varela—, No Te Metas en Política —Facu Díaz y Miguel Maldonado—, el late night de Juan Carlos Monedero En la Frontera y La Base, el podcast presentado por Pablo Iglesias. Integrado por un joven equipo de reporteras, PúblicoTV también ofrece contenidos propios, como reportajes, entrevistas, especiales y el videoblog Los tres pies al gato, de Ana Pardo de Vera. Muchos de estos proyectos han sido posibles gracias a la aportación económica de nuestros lectores, quienes se sumaron desde 2018 a La República de Público. Sus miembros, entre otras ventajas, tienen la posibilidad de asistir gratuitamente a eventos y de navegar por la web sin publicidad, que aún es la principal fuente de ingresos de Público. Hoy esta familia republicana suma ya 18.000 suscriptores. Su esfuerzo garantiza nuestra independencia e impulsa nuevas iniciativas periodísticas, como el especial de papel monotemático que reciben trimestralmente en sus casas o muchas de las investigaciones periodísticas que llevamos a cabo. En formato impreso o digital, con unos directores u otros, en 2007 o en 2022, el objetivo en Público siempre ha sido el mismo: acompañar con un periodismo crítico a los y las ciudadanos en los profundos cambios que atraviesan nuestra sociedad en este siglo XXI, contribuir con información rigurosa a construir un sistema democrático más justo y equitativo, ser la voz de quienes tienen más dificultades para hacerse oír. Y aquí seguimos. En Público han encontrado acomodo los afectados por las hipotecas; el colectivo LGTBI; el 15M; las mareas de la sanidad, de la educación, los defensores y de otros gremios; los yayoflautas y su defensa de las pensiones; las confluencias autonómicas y los alcaldes del cambio; los animalistas; los ecologistas y los activistas contra el cambio climático; los antifascistas; los antimonárquicos, los precarios, las kellys, los y las migrantes, las aparadoras de la industria del calzado, los sintecho, los barrenderos, las marisqueiras, los trabajadores de Coca-Cola y un largo etcétera. Son quince años de nuestra historia. Pero queremos hacer mucho más. ¿Nos acompañas?

Entrevistas

“Participar en ‘Público’ fue un privilegio”

Ignacio Escolar Director de público de 2007 a 2009

“Fuimos críticos sin reservas ante todo organismo gubernamental”

Felix Monteira Director de público de 2009 a 2010

“Teníamos una redacción muy conectada a la realidad social”

Jesús Maraña Director de público de 2010 a 2012