Comer en verano

Laura SánchezDietista del Hospital Universitario La Luz

Alimentación VeranoEl verano, con sus altas temperaturas y días largos, es una época propicia para disfrutar de actividades al aire libre. No obstante, estas condiciones también exigen una atención especial a nuestra alimentación para mantenernos saludables e hidratados.

Como afirma Laura Sánchez, dietista del Hospital Universitario La Luz, “la alimentación en verano debe ajustarse a pautas específicas para no cometer errores que perturben nuestra salud ya que generalmente hacemos más vida social y comemos y bebemos de más”.

La hidratación, el pilar fundamental

El verano es la temporada perfecta para aprovechar la abundancia de frutas y verduras frescas. Estos alimentos no solo son refrescantes sino que también son esenciales para una correcta hidratación y para un aporte nutricional equilibrado. Frutas como la sandía, el melón, el melocotón y la piña son ricas en agua y vitaminas, mientras que ensaladas variadas con lechuga, espinaca, pepino y tomate proporcionan minerales esenciales. Además, existen gran variedad de opciones para prepararlas, como en ensaladas o en cremas frías de verduras, que pueden hacer más apetecible su consumo.

Un apunte al respeto de las ensaladas: a más colores, más propiedades y vitaminas nos aportan.

Y es que el pilar fundamental de la dieta veraniega es la hidratación porque las altas temperaturas de la época son una amenaza seria para el equilibrio hídrico de nuestro cuerpo. Debemos prestar especial atención a los grupos de población más vulnerables, niños, personas mayores y embarazadas entre otros.

Consumir agua durante el día es fundamental, no más de tres litros en general, complementado ese consumo con otras fuentes de hidratación como frutas con alto contenido hídrico, café solo, tés e infusiones sin azúcar ni edulcorantes. El agua con gas también es una opción válida, ya que contiene minerales que favorecen la digestión y aportan una sensación refrescante.

Comidas frescas, poco alcohol y horarios

Durante los meses de calor, nuestro cuerpo demanda comidas más ligeras y fáciles de digerir. Es prudente evitar alimentos grasos y pesados que pueden provocar una sensación de pesadez y fatiga. En su lugar, se recomienda optar por ensaladas, pescados a la parrilla, pollo a la plancha y legumbres. Estos alimentos no solo son ricos en proteínas y nutrientes, sino que también son más fáciles de digerir y ayudan a mantener una sensación de energía y ligereza.

Al tiempo, aunque las bebidas alcohólicas y azucaradas pueden resultar tentadoras en las reuniones veraniegas, es importante consumirlas con moderación. El alcohol deshidrata y las bebidas azucaradas aportan calorías vacías. Una alternativa saludable es preparar bebidas caseras con frutas y hierbas frescas o versiones sin alcohol de cócteles populares.

A su vez, a pesar de la flexibilidad que ofrece el verano, es importante mantener un horario regular para las comidas. Esto ayuda a regular el metabolismo y evita el picoteo constante, que lleva a un consumo excesivo de calorías. Planificar las comidas con antelación y preparar snacks nutritivos y refrescantes, como yogur con frutas, palitos de zanahoria y apio con hummus, o frutos secos, son estrategias eficaces para mantener una dieta equilibrada.

La especialista del Hospital Universitario La Luz destaca la importancia de planificar las comidas con antelación para asegurar opciones saludables y equilibradas. La planificación no solo facilita la adherencia a una dieta nutritiva sino que también permite disfrutar de la diversidad de alimentos frescos que ofrece la temporada.

En definitiva, mantener una alimentación saludable y refrescante en verano es esencial para enfrentar las altas temperaturas y las actividades al aire libre de manera óptima.

En resumen, incorporar frutas y verduras de temporada, optar por comidas ligeras y nutritivas, asegurar una correcta hidratación, moderar el consumo de alcohol y bebidas azucaradas, y mantener horarios regulares de comida son prácticas fundamentales para una dieta equilibrada. La planificación y preparación de las comidas permiten disfrutar de una alimentación sana y refrescante, contribuyendo al bienestar general durante la estación estival.