Congost de Montrebei. Generalitat de Catalunya

El Pirineo de Catalunya más allá de las pistas de esquí

El Pirineo de Catalunya es un espacio maravilloso para esquiar, pero sus encantos sobrepasan con creces las pistas de esquí...

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El Pirineo de Catalunya es un espacio maravilloso para esquiar, pero sus encantos sobrepasan con creces las pistas de esquí tanto en verano como en invierno, y especialmente en los meses de clima más moderado de primavera y otoño. El Pirineo de Catalunya es rotundamente un espacio lleno de belleza y centenares de rincones para descubrir y pasar experiencias inolvidables en familia, en pareja, con amigos o de forma individual.

En el corazón del Pirineo, la Cerdanya propone a los visitantes una rústica arquitectura de montaña con sus 17 municipios situados por encima de los mil metros de altitud. Merece la pena recorrer el centro medieval de Bellver de Cerdanya que antes de ser villa fue uno de los castillos en la línea de fortificaciones que controlaban el paso entre los condados de Conflent y Urgell. Allí se puede descubrir la casa donde Gustavo Adolfo Bécquer escribió la leyenda La Cruz del Diablo y la vecina iglesia de Santa María de Talló, uno de los puntos importantes del Camino de Santiago por tierras catalanas.

También destaca Puigcerdà, localidad junto a un hermoso lago. Entre sus calles se pueden seguir los pasos de una de las novelas de Carlos Ruiz Zafón. A escasos siete kilómetros, está la opción de visitar la farmacia de Llívia, una de las más antiguas de Europa. También, Meranges es un pueblo digno de visitar, ya que cuenta con una perfecta arquitectura rústica de montaña y un precioso lago, el de Malniu: desde los 1.590 metros de altitud del pueblo hay  vistas de toda La Cerdanya.

Como localidades pintorescas también estan las de la Val d’Aran, un lugar de profundas supersticiones, de fiestas de fuego que son Patrimonio Inmaterial de la Humanidad y de artesanos que pasan las horas confeccionando cerámica. Una de las localidades imperdibles es Arties, con notables casas renacentistas en su casco antiguo, y de Salardú, donde se encuentra una de las joyas del románico aranés, Sant Andreu, iglesia con una torre octogonal, destacados frescos murales y su Cristo de madera. También hay otras opciones para ir al encuentro de la idiosincrasia del valle, como los cercanos pueblos de Escunhau, Bagergue o Tredós, con paisajes dignos de recorrer a pie.

Otras formas de disfrutar de la montaña

El esquí no es la única forma de disfrutar de los desniveles de la montaña. Aparte de esta práctica, existen numerosas actividades deportivas para pasarlo bien en los meses más fríos. Una de las más destacadas es la práctica del esquí de fondo con raquetas de nieve, como el que se puede hacer en Tuixent - La Vansa, Lles, Aransa, el Bosc de Virós o Sant Joan de l’Erm.

El tren cremallera de Núria también es una forma perfecta de gozar del espectacular paisaje de este valle en buena compañía. No muy lejos de La Molina, existe una experiencia similar a bordo del Tren del Ciment, una joya ferroviaria con más de 100 años de historia, y más lejos, el Tren dels Llacs, que bordea los ríos Segre y Noguera.

Gastronomía de alto nivel

El Pirineo de Catalunya es la cuna de una de una gastronomía tradicional de alta calidad basada en los productos cárnicos y las elaboraciones dulces, así como en licores como la emblemática ratafia. De este modo, cualquier amante de la buena cocina puede realizar en estas latitudes una degustación acompañada de embutidos y quesos de alta calidad que transportaran al viajero a las técnicas gastronómicas de hace siglos.

Algunos ejemplos de estas exquisiteces son las galletas de Camprodón, la butifarra con seques y la carne de caza estofada, así como los quesos de cabra y oveja de la región y la reconfortante olla aranesa. Para conocer de primera mano algunos de estos ingredientes, pueden realizarse visitas a los pastos y, después de disfrutar del ganado, deleitarse con una cata con productos kilómetro cero. En este maravilloso entorno, los visitantes también pueden convertirse en apicultores por un día y acabar con una cata de mieles.