Sanidad o cultura: la lucha por el uso de la capilla del Raval

El Macba y el centro sanitario Raval Nord hace meses que se disputan la Misericòrdia. La pinacoteca parece haber ganado, pero en el ambulatorio no tiran la toalla y las administraciones tampoco certifican el desenlace

Es un edificio que, pese a su ubicación privilegiada, en pleno centro de Barcelona, llevaba mucho tiempo en letargo. Hacía décadas que ya no era una iglesia, lo habían partido en dos para construir un paso para los transeúntes y las palomas se habían adueñado de sus recovecos. Y, pese a todo, la capilla de la Misericòrdia se ha convertido en un codiciado espacio, ubicado en el número 4 de la calle Montalegre, frente al Museu d’Art Contemporani de Barcelona (Macba). Se lo han disputado el centro cultural, con afán de ampliar sus espacios expositivos, y el Centre d’Atenció Primària (CAP) Raval Nord, necesitado de una mejora en sus instalaciones. La pugna parece haberse decantado a favor del museo, pero en el CAP no se dan por vencidos y el nuevo escenario surgido tras las elecciones municipales de mayo contribuye a que las Administraciones no den por sentado el desenlace.

Hay que retroceder a dos mandatos atrás, hasta el 2011-2015, cuando era alcalde el convergente Xavier Trias, para seguir el hilo de la historia. El Ayuntamiento –que aporta más de la mitad de las subvenciones del Macba– cedió entonces la capilla al museo para ampliar sus espacios expositivos. Pero a día de hoy la capilla sigue igual, en desuso, con lo que tomó fuerza para albergar a otro inquilino al cual urge trasladarse, el CAP Raval Nord –o Doctor Lluís Sayé–, ubicado no muy lejos, en el número 8 de la calle de Torres i Amat. Para ello el Consistorio debía rescindir la cesión al Macba, un paso que no se produjo antes de las municipales, pese a semanas de intensos debates. Entretanto, se crearon dos plataformas, una con el apoyo vecinal y del personal sanitario, partidaria del ambulatorio en la capilla –CAP Raval Nord digne!, que desde el 21 de marzo la mantiene ocupada, haciéndose con el uso de parte del espacio–, y otra con un perfil cultural, que reclama destinarla al museo como estaba previsto, +Macba +Cultura.

Durante el debate, Administraciones y partidos plantearon ubicar el CAP en el cub, un edificio que debería construirse en una zona de viandantes propiedad de la Diputació de Barcelona al lado del Macba –justo donde está el icónico mural de Keith Haring contra el sida– y que tiene todos los números para albergar el centro sanitario. Permitiría unos 3.000 metros cuadrados edificados, 500 más de los que admitiría la capilla. Antes se habían propuesto opciones rápidamente descartadas, como la de ERC de ubicarlo en un solar en el que practican los estudiantes de arqueología de la Universitat de Barcelona (UB), u otras soluciones que en su día ya se consideraron inviables, como la de ampliar el CAP soterrándolo ante el edificio actual.

La reclamación del nuevo CAP ha aflorado ahora, pero hace 13 años que dura. Da cuenta de ello que en el convenio de 2008 que rubricaron la Generalitat y el Ayuntamiento para la mejora de la red sanitaria de la ciudad ya aparecía en el primer lugar de la lista de ambulatorios para los cuales debían reservarse nuevos espacios –estaba también el CAP Gòtic, también en Ciutat Vella, afectado ahora por inundaciones de aguas fecales. 

Un edificio construido hace 90 años

De momento el CAP ocupa el edificio que albergó el antiguo Dispensario Antituberculoso, construido en los años 30 por Josep Lluís Sert y declarado Bien Cultural de Interés Nacional (BCIN). La directora del CAP Raval Nord, Ana Romagosa, denuncia que la protección impide que la puerta sea automática, con lo que las personas en silla de ruedas o muletas tienen que pedir que les abran. Y hay algo peor: un paciente perdió el conocimiento y la ambulancia no se lo podía llevar porque la camilla no pasaba por las puertas interiores.

"Fue el incidente que colmó el vaso", rememora Romagosa. Tras valorar muchas opciones, concluye que la capilla debe ser para el ambulatorio. "No me parece ético que para tener un CAP se empeore un condicionante de salud del barrio", argumenta en el sentido de que el nuevo centro sanitario se coma espacio público en uno de los barrios que menos tiene. La directora del ambulatorio forma parte de la plataforma CAP Raval Nord digne!, igual que Emili Álvarez, que es vecino. "¿Qué se ve más necesario para el barrio? ¿Un CAP o la ampliación de un museo de arte contemporáneo? Todo el mundo lo tiene muy claro", defiende, y se siente como si estuviera en 1976, cuando en plena Transición se luchaba por un semáforo. Romagosa cree que hay que decidirse ya. "La cultura es muy importante, pero llega un momento en el que debes priorizar, te guste o no", recalca.

Los partidarios del CAP en la capilla hacen hincapié en que el Macba siempre quiere más metros cuadrados. La exdirectora de la Biblioteca Sant Pau-Santa Creu, Imma Solé, lo decía en abril en una carta en la que recordaba que el Consistorio planteó en 2002 trasladarla al edificio pantalla de la plaza Dels Àngels porque necesitaba más espacio, pero este terminó otorgándose al museo. "El Raval ha sido ocupado por los grandes equipamientos, y los de barrio, al servicio de los vecinos, no alcanzan los mínimos", lamentó Solé. La exconcejal de Ciutat Vella Gala Pin (BC) expresa una idea similar en otras palabras: "Esto nunca ha sido un conflicto entre cultura y salud. Nunca ha dejado de ser un conflicto de clases. Es la batalla por el poder simbólico de Barcelona", defiende. El patronato de la Fundació Macba, muy activo en los últimos meses, lo forman representantes de la alta sociedad barcelonesa, con la reina emérita doña Sofía como presidenta de honor.

Ahora el Macba se limita a indicar que en el museo están "a la expectativa de las decisiones que debe tomar el nuevo Consistorio", pero la presidenta del patronato de la Fundació, Ainhoa Grandes, se manifestó públicamente a principios de año llegando a reclamar que se frenara el "desahucio" del museo. Lo dijo en la presentación del manifiesto +Macba +Cultura con otros representantes de la plataforma, como el galerista Joan Anton Maragall, que en conversación con El Quinze reclama "ejecutar los acuerdos" entre la Diputació y Salut para que el CAP se ubique en el cub. Maragall cree que es necesario "acelerar lo máximo posible la construcción del CAP y la ampliación del museo", porque "Barcelona y el Raval necesitan salud y cultura". Y añade que el mural de Keith Haring debería formar parte del nuevo ambulatorio, como un modo de "simbolizar este reencuentro entre sanidad y cultura", apunta.

Las Administraciones se pasan la pelota

En la plataforma del CAP son críticos con el papel que ejerce el Macba. "Los partidos tienen gente dentro del patronato y no piensan en una solución para la gente, sino para ganar votos", critica Álvarez, dado que solo BComú y la CUP se han posicionado claramente a favor de que la capilla sea para el CAP. Su directora mantiene que "ningún político quiere enfrentarse a la fundación del Macba, porque esta tiene mucha influencia" y lamenta que haya pasado tanto tiempo desde las elecciones. "La pelota se la están tirando unos a otros continuamente para que el malo sea otro".

Romagosa también reprocha a la Conselleria de Salut que no haya hecho "todo lo posible" por defender el CAP en la Misericòrdia. Salut, que se había posicionado en su día a favor de la propuesta, ha acabado avalando la opción del cub y ahora no se moja. Se remite a una entrevista de la agencia de noticias ACN de finales de julio en la que la consellera del ramo, Alba Vergés, apremiaba al Ayuntamiento a decidir la ubicación del CAP –entre la capilla y el cub–, ahora que habían pasado las elecciones. "Cada una tiene sus ventajas. Nos da igual, lo que buscamos desde Salut es que sea factible lo antes posible", afirmaba.

La capilla sigue cedida al Macba ante la falta de apoyos en el plenario, algo que parece difícil que cambie a corto plazo. En el grupo municipal del PSC, los socios de gobierno de Colau, confirman que el partido mantiene la misma posición que antes de las elecciones: que la cultura y la salud sean "compatibles" y la capilla sea para el Macba y el cub para el centro sanitario. Así que fuentes del gobierno municipal indican que la pelota está ahora en el tejado de la Diputació, que debería ceder el terreno del cub a la Generalitat, y en todo caso el Consistorio debería actuar después, con los correspondientes trámites urbanísticos. En la Diputació, ahora presidida por el PSC con JxCAT de socio tras ocho años de gobiernos encabezados por CiU –el predecesor de JxCAT–, detallan por ahora que el nuevo ejecutivo "todavía no ha tomado ninguna decisión al respecto".

AGUAS FECALES EN EL CAP GÒTIC

El CAP Raval Nord no es el único del distrito de Ciutat Vella que debe lidiar con dificultades por culpa del estado del edificio. En el Gòtic tampoco gozan de buenas condiciones. "Este año dos o tres veces hemos cerrado porque teníamos la sala de espera inundada", explica Nacho García, el referente de Gestión y Servicios de este ambulatorio ubicado en el número 1 del pasaje de la Pau. Ocurre cada vez que se hacen obras en los pisos superiores e implica tener que reprogramar las visitas. En el convenio del año 2008 para mejorar la red sanitaria de la ciudad ya aparecía la reserva de un nuevo espacio para sustituir este centro de atención primaria, algo que se antoja difícil. "En la zona no hay solares y es casi imposible encontrar un centro nuevo", advierte García.