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El ámbito educativo, clave en la apuesta por la sostenibilidad

Público

En un gran número de domicilios catalanes, los que mejor saben en qué contenedor debemos tirar el papel de cocina o donde tenemos que depositar las pilas gastadas son los más pequeños. No solo eso. También saben para qué sirve el compostaje o como puede afectar en los océanos lanzar una bolsa de plástico a la basura. Todo ello es gracias a la educación medioambiental que se lleva a cabo en las escuelas de Catalunya desde 1998. Se trata de la distinción de Escola Verda que promueve la Generalitat de Catalunya. 

Este curso 2020-2021, 848 centros educativos forman parte de la red de Escoles Verdes. De estos, un centenar están cursando la formación inicial. Todas estas escuelas se encuentran bajo el paraguas de la Xarxa d’Escoles per a la Sostenibilitat de Catalunya (XESC), una agrupación que se creó en 2009 tras el éxito de las iniciativas educativas que se llevaban a cabo, no solo en los colegios, sino también a través de iniciativas locales que promueven programas de este tipo. 

La educación para la sostenibilidad plantea un abanico enorme de actividades que se llevan a cabo en los diferentes proyectos educativos. No se trata solamente de realizar un taller de medio ambiente o de estudiar aspectos de la naturaleza y sus recursos en la clase de ciencias. Estos proyectos amplios impregnan el día a día del centro educativo, desde los más pequeños hasta los mayores, pasando por el claustro de profesores y toda la comunidad educativa. 

En los centros educativos con distintivo de Escola Verda podemos ver los distintos contenedores para que los propios alumnos reciclen sus residuos pero seguramente serán ellos mismos los que los habrán habilitado. Es más: los alumnos de los ciclos superiores son los encargados, en muchas ocasiones, de explicar a los más pequeños como deben usarlos. 

Y es que el aprendizaje sobre los residuos no se queda solo en aprender en qué contenedor se deposita cada elemento, sino en aplicarlo. En los centros educativos veremos como los materiales se separan para reutilizar en aulas como la de plástica, como se promueve el uso del papel por las dos caras o como se sustituye el papel de aluminio del desayuno por un envase reutilizable. Son iniciativas que, en muchos casos, se desarrollan desde la guardería. 

El huerto ecológico es otra de las acciones que podemos ver en muchos colegios catalanes distinguidos como Escoles Verdes. Los más pequeños aprenden a plantar y se encargan del cuidado del cultivo y los mayores estudiarán, por ejemplo, los beneficios de la agricultura sin pesticidas. La plantación de jardines de flores, el aprendizaje sobre el derroche del agua del grifo o el uso imprescindible de las luces forman parte de la educación por la sostenibilidad que se promueve en las escuelas. 

Foto: Generalitat de Catalunya

El programa de Escoles Verdes surgió como un compromiso de apoyo a todos los centros educativos catalanes que quieren innovar y avanzar organizando acciones educativas para promover los valores de la sostenibilidad. Tras 20 años de la puesta en marcha del proyecto de Escola Verda, se hizo un proceso participativo con todos los agentes implicados para reflexionar sobre el modelo de acompañamiento. 

De este modo, los diferentes departamentos de la Generalitat implicados hicieron un proceso para valorar como ayudar a los centros a mejorar la calidad de sus acciones. Así nació el documento marco sobre el que pueden trabajar las comunidades educativas. Todos los centros reciben una formación inicial y cada cuatro años, el colegio lleva a cabo una autoevaluación. El objetivo es avanzar hacia un proceso de mejora continua para la sostenibilidad.