Aumenta la recogida selectiva, pero aún se puede mejorar

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Una buena gestión de los residuos es una tarea que nos incumbe a todo el mundo, y se ha convertido en aún más importante ante la emergencia climática. La irrupción de la pandemia en 2020 ha supuesto una disminución de los residuos que se generan en los municipios catalanes. Según el último balance anual de la Agència de Residus de Catalunya, el año pasado fueron 4 millones de toneladas, unas 72.000 menos que en 2019, lo que se ha traducido en 511 kilos anuales por habitante, frente a los 527 del año anterior.

La reducción de los residuos generados ha contribuido a incrementar la recogida selectiva hasta el 45,9% del total (se alcanzaron los 1,8 millones de toneladas, 8.400 más que el año anterior). La recogida selectiva consiste en recoger separadamente diferentes fracciones de los residuos municipales con el fin de reciclarlos. Se divide entre los envases de plástico, latas y tetrabriks, que van al contenedor amarillo; los envases de vidrio, que van al verde; el papel y el cartón, al azul, y la fracción orgánica (restos de comida y de vegetales de tamaño pequeño), que se corresponden al marrón. En caso de duda acerca de donde tirar un residuo, se puede consultar la web Residuo, ¿dónde vas?.

Cada fracción se comportó diferente en 2020. La orgánica se situó en 416.210 toneladas, un 3,9% menos, dado el descenso de la actividad económica, sobre todo en el sector de la hostelería y la restauración. Por el mismo motivo el vidrio recogido cayó un 9,9%, situándose en 183.270 toneladas. En cambio, la recogida de papel y cartón fue de 410.855 toneladas, un 1,3% más, dado que se producen menos robos de material y los nuevos hábitos de consumo generan más embalajes por los envíos de paquetes a domicilio. Además, los envases ligeros recogidos se incrementaron un 10,7%, hasta las 183.365 toneladas, la cantidad más elevada desde que se inició la recogida selectiva de esta fracción, lo que se puede atribuir a patrones de consumo enfatizados en la pandemia, como el incremento de compra de comida envasada. Aún así, todavía se generaron 2.150.000 toneladas de residuos de la fracción resto, lo que supuso un descenso de 80.000 toneladas en relación al 2019.

La recogida selectiva en el territorio

Con todo, la recogida selectiva se comporta muy diferente en función de la comarca o el municipio. Hay 14 comarcas que alcanzan el 50% de recogida selectiva, con el Berguedà al frente, con casi el 70%, y le siguen Osona, que consigue acercarse al 67%, y el Moianès, con cerca del 64%. Según la Agència de Residus de Catalunya, los buenos resultados se deben a la implantación de sistemas altamente eficientes de recogida selectiva. Al otro lado de la balanza se sitúa la Cerdanya, con un 26,90%, si bien hay otras comarcas que están por debajo de la media catalana, y entre ellas se encuentran algunas de las más pobladas, como el Tarragonès y el área metropolitana de Barcelona, además del Baix Penedès y la Val d'Aran.

En cuanto a los municipios, al frente hay Corçà (Baix Empordà), con un 93,16%; Matadepera (Vallès Occidental), con un 92,21% y la Pobla de Claramunt (Anoia), con un 92,21%. En cambio, el área metropolitana de Barcelona es uno de los principales retos, puesto que es donde vive el grueso de la población: Badalona y l'Hospitalet de Llobregat solo llegan al 27,76% y el 25,72%, respectivamente, mientras que Barcelona alcanza el 40,01%.

Queda trabajo por hacer

Este no es el único reto. El objetivo de reciclaje de la UE para 2020 se situaba en el 50% de los residuos generados, pero en Catalunya se estima que estamos en un 39% –el porcentaje es inferior a la recogida selectiva porque no todo lo recogido puede ser reciclado–. La Agència de Residus de Catalunya considera que hay que mejorar la participación de los comercios, servicios y ciudadanía, especialmente en las ciudades, mientras que también hay que mejorar la calidad de la recogida selectiva. Es conveniente evitar los impropios, es decir, aquellos residuos que se depositan en el contenedor que no les corresponde, ya que dificultan y encarecen el proceso para su tratamiento. Si un envase no debe ir a la fracción de envases ligeros, debemos llevarlo al punto verde, y es esencial evitar los impropios en la orgánica para garantizar la calidad del abono resultante.