Stefania Maurizi: "Probablemente la CIA trató de matar a Assange a través de una empresa"
Entrevista a Stefania Maurizi por Merche Negro
Stefania Maurizi trabaja como reportera de investigación desde hace muchos años. Ha cubierto temas sobre contaminación medioambiental, abusos a trabajadores de Pakistán subcontratados por empresas italianas, o problemas en la desnuclearización de su país. Es mundialmente conocida por cubrir desde el diario La Repubblica los cables de WikiLeaks y por colaborar con Gleen Greenwald para desentrañar las filtraciones de Edward Snowden. Hace unas semanas publicó en Italia Il potere segreto: Perché vogliono distruggere Julian Assange e WikiLeaks, un relato de la situación procesal actual del periodista australiano encarcelado, que aún puede ser extraditado a Estados Unidos.
P: ¿Cuándo ha visto a Julian Assange por última vez?
R: La última vez que pude reunirme con él fue en noviembre de 2018, cinco meses antes de su arresto, y ya estaba en mala forma. Yo, por entonces, trabajaba aún en La Repubblica (hoy escribe para Il Fatto Quotidiano, tras dejar la cabecera propiedad de la editorial L’Espresso por desavenencias sobre la cobertura del caso Edward Snowden). Había perdido mucho peso y estaba bajo mucho estrés. Recuerdo que envié un mensaje a mi editor de entonces: "Se está muriendo".
También pude verle de lejos hace unos meses, en las audiencias previas a la decisión del Tribunal de Londres sobre su extradición. Era el mes de enero de este año. Estaba en muy malas condiciones, casi no pude reconocerlo. Te reconozco que estoy aterrorizada por sus condiciones de salud, con que pueda contagiarse de la covid-19 o incluso por si intenta suicidarse. Su condición es completamente horrible.
P: ¿Sabe si está vacunado?
R: Sí, sabemos que está vacunado contra la covid-19. Por supuesto, en prisión está muy aislado, pero podemos ver lo que ocurre en los hospitales, por ejemplo, donde vivo yo, en Italia. Es muy difícil mantener todo bajo control todo el tiempo porque entra y sale mucha gente. Amnistía Internacional y las principales organizaciones de derechos humanos están diciendo que su seguridad no está garantizada. Esperamos que el juez rechace el recurso del juzgado americano.
P: El 'caso Assange' cada vez ocupa menos espacio en los medios de comunicación. Usted siempre dice que debemos cuidar especialmente nuestra reputación ante quien nos lee. ¿Cómo podemos mantenerla y ser respetados?
R: Es un tema muy importante. Todos los grandes grupos están en manos de oligarcas, y hay una pérdida de confianza tremenda. En Italia por ejemplo tenemos solo dos medios controlados por periodistas y no grupos empresariales. La gente cada vez es más escéptica sobre el periodismo.
He visto cómo los poderes han sido capaces de manipular la opinión pública sobre WikiLeaks y Assange. Al final, el público no sabía si estábamos hablando de un criminal mundial o de una persona inocente que ha publicado los horrores de los poderosos y está pagando por ello. Los grandes medios han vendido que se trata de un caso muy complicado cuando en realidad no lo es. Por un lado, hay criminales que no han pasado un solo día en la cárcel, que han asesinado, torturado a inocentes y que han destrozado países. Y por el otro lado, tenemos un hombre inocente que ha publicado sus horrores y que no ha vuelto a ver la luz como hombre libre. Así que me parece fácil de entender: está en prisión por publicar los crímenes de poderosos mientras los culpables están durmiendo plácidamente en sus camas.
P: ¿Qué le parece que la justicia británica haya dado el visto bueno a su extradición a Estados Unidos?
No espero justicia de los tribunales de Estados Unidos o Reinido Unido. Como periodista de investigación que ha pasado más de una década trabajando en el caso, y que ha pasado más de seis años luchando en los tribunales británicos, estadounidenses, suecos y australianos para defender el derecho de la prensa a acceder a la documentación completa sobre el caso para reconstruirlo, esperaba esta decisión. He perdido totalmente la confianza en las autoridades judiciales británicas, estadounidenses, suecas y australianas, y en el proceso judicial en todo lo relativo al caso de Julian Assange y WikiLeaks. Es hora de salir a las calles para salvarle, pero no solo a él, también a los periodistas de WikiLeaks y al derecho del público a desenterrar la criminalidad de los estados en sus niveles más altos, como son crímenes de guerra, torturas y ejecuciones extrajudiciales por drones, todo ello revelado por WikiLeaks.
Colaboración entre periodistas e informantes
P: ¿Hay una fórmula para que periodistas y whistleblowers (informantes) puedan trabajar juntos?
R: WikiLeaks ha trabajado con medios en muchas ocasiones por tres razones: primero, los checks en paralelo. La organización hace los suyos y los medios hacemos los nuestros. Esto es muy útil cuando se trabajan papeles muy complicados. Segundo: el contexto. En ocasiones, es complicado entender el universo político y económico local o la relevancia de los papeles en cada país, y las cabeceras nacionales solucionan esto. La tercera razón es el impacto, que es mayor cuando la información se publica por medios de gran difusión en cada país. Público sois uno de los partners que ayudan, aportáis vuestras capacidades propias junto con las de los informantes y se genera mucho más impacto.
Yo nunca he trabajado para WikiLeaks. Investigué sus papeles mientras trabajaba para mi periódico (La Repubblica). Estas colaboraciones de WikiLeaks con la prensa tradicional no significa que ellos no tuvieran capacidad para seguir una metodología periodística de comprobación de la información. Por ejemplo, el vídeo de Collateral Murder fue publicado por WikiLeaks directamente en 2010, y fueron perfectamente capaces de verificarlo.
P: En su web tiene un espacio seguro para que sus fuentes, o el público en general, le contacte. ¿Cómo ha funcionado en estos últimos meses de pandemia?
R: Yo uso encriptaciones y creo que ha sido muy importante en la pandemia. Mis fuentes no podían verme y usaban estos sistemas para escribirme. Tenemos que ser honestos con nuestros informantes y decirles que nunca hay cero riesgos. Algunos colegas me dicen: "No se lo digas o dejarán de contactarte". Y les digo que no, que quiero que sepan la verdad. Por ejemplo, en la embajada de Ecuador, mi teléfono fue intervenido y eso que me había gastado mucho dinero en sistemas de seguridad y aun así lo consiguieron. No hay sistema perfecto, pero estoy contenta de poder haberles ofrecido a mis fuentes un medio de contacto suficientemente seguro todo este tiempo.
La tecnología ayuda mucho. Yo uso encriptaciones para casi todas mis comunicaciones y hay que agradecérselo a WikiLeaks. En 2008, antes de que fueran conocidos mundialmente, antes de sus grandes exclusivas, ellos ya hacían pedagogía sobre la necesidad de encriptar los contactos con las fuentes de información. Hoy hay muchas herramientas y es gracias a ellos. Cuanta más gente conozca la criptografía, mejor. Es importante que se sepa que es una tecnología que se puede usar fácilmente, no tienes que ser espía o hacker.
P: ¿Puede un periodista de investigación trabajar sin recursos?
R: En absoluto. Déjame que te cuente lo que llevo peleando seis años. En Suecia, en Reino Unido, en Estados Unidos y Australia, tengo siete abogados. Algunos pueden trabajar gratis pero en otros casos su trabajo es tan intenso y difícil que hay que pagarles. Hay que estudiar cada pequeño detalle de la legislación de sus países sobre libertad de expresión. Yo mi parte la hago sin cobrar, como parte de mi labor periodística pero los abogados tienen que cobrar, y son miles y miles de dólares, decenas de miles algunas veces. Y fíjate que ningún periódico lo ha querido pagar. Ningún medio ha querido investigar en esto, lo que nos da una pista de la pobreza de los medios hoy. Han pasado diez años y nadie lo ha hecho.
Hay grandes medios que podrían haberlo hecho. ¿Te imaginas si The New York Times o The Washington Post lo hubiera hecho? Ellos podrían haber accedido a, yo qué sé, 300 fuentes. Y fue Yahoo News quien lo hizo. ¿Y por qué? Los grandes no quieren perseguir este caso porque es problemático para ellos, para sus relaciones con las autoridades norteamericanas. Y al final fue Yahoo News, con una periodista italiana, quien lo hizo. Es muy triste.
La investigación pendiente de la covid-19
P: La pandemia ha centrado gran parte de los esfuerzos periodísticos durante el último tiempo. Sin embargo, seguro que estamos dejando algo fuera. ¿Qué historias deberíamos estar cubriendo y no estamos haciendo?
R: La pandemia es muy interesante para el periodismo de investigación. Este virus ha reformulado nuestros derechos y libertades, porque hemos entregado la información relativa a nuestra salud. Creo que las grandes tecnológicas unidas a las grandes farmacéuticas están investigando cómo acceder esta información sensible.
Obviamente la pandemia se gestionó en modo emergencia y no teníamos tiempo para mirar estas cosas. Estábamos aterrorizados sobre lo que pasaba y con mínima posibilidad de investigar. Los hospitales y los Gobiernos actuaban bajo presión. Este es un contexto muy peligroso para proteger nuestros datos personales. Piénsalo: una de las formas de privatizar nuestros servicios de salud es dejar que tecnológicas accedan a nuestros datos y, además, también es perverso: es más difícil enfrentar este tipo de privatizaciones porque no se ven. La gente no ve las consecuencias de lo que supone ceder esta información a las grandes empresas.
P: ¿Ha encontrado en estos meses algún medio o periodista que haya querido investigar sobre estos temas? Por ejemplo, en España, las investigaciones se han centrado en las residencias de mayores, pero nadie investiga sobre lo que me habla.
R: Aquí en Italia es lo mismo. Todo el mundo está demasiado ocupado en sobrevivir a esta pandemia. Hay muchas teorías conspirativas que se deben a que hay poca información. Hay tantas cosas relacionadas que se podrían investigar, pero entre el secretismo de las grandes empresas tecnológicas y farmacéuticas, y la dificultad de entender cómo estas están accediendo a la información sobre nuestra salud es muy difícil.
Por ejemplo, en mi opinión, deberíamos prestar más atención a qué está pasando en Reino Unido con la empresa de análisis de datos Palantir. Esta empresa firmó un contrato durante la pandemia con el Servicio Nacional Británico de Salud, el NHS, por el que le cedían los datos de pacientes británicos, teóricamente, de forma anonimizada.
Esta empresa firmó un contrato con el servicio nacional británico de salud, el NHS, en pandemia, por el que le cedían datos de pacientes británicos, teóricamente de forma anonimizada. Pero tras dos denuncias de Open Democracy el acuerdo ha llegado a su fin. Su fundador, Peter Thiel, era partidario de Trump en EEUU y firmó varios contratos con su Administración relativos a la gestión de datos de migrantes. En marzo de 2020 se ofreció al Gobierno español, pero las negociaciones no avanzaron.
P: Es curioso ese vacío de información, como si no nos importara.
R: Es curioso, sí, porque hemos entendido que nuestros datos son parte crucial en nuestros derechos civiles y nuestras libertades. Lo primero que se hizo después del 11S fue dar permiso a los servicios de inteligencia para acceder a nuestros datos para garantizar nuestra seguridad. Y ahora pasa lo mismo con los datos de nuestra salud. Es un nuevo 11S en lo relativo a los datos sobre nuestra salud y no nos damos cuenta. Ahora necesitamos atención médica en remoto y toda nuestra información debe ser accesible. ¿Y quién tiene los recursos para manejar todo esto? Las grandes tecnológicas. Y claro, tienen un objetivo económico: son empresas.
P: Su libro, hoy por hoy, solo se puede comprar en italiano. ¿Lo veremos traducido al castellano?
R: De momento está en italiano y estamos trabajando en la versión inglesa. Pero estoy muy interesada en la traducción al español. No olvidemos el caso Undercover Global, que es una empresa de tu país. España es parte interesada en esta historia. [Undercover Global es la empresa paramilitar española que presuntamente espió a Julian Assange en su refugio-prisión de siete años de la embajada de Ecuador en Londres. Actualmente está siendo investigada por el presunto espionaje, en el Juzgado Central de Instrucción número 5, a cargo del magistrado José de la Mata].
Probablemente la CIA trató de matar a Julian envenenándolo a través de esta empresa. Debemos esperar a las pruebas de las autoridades y a las peticiones que haga el fiscal al juez para confirmarlo. Tenemos testigos protegidos. El castellano, además de ser un idioma muy bonito, es muy relevante para llegar a Latinoamérica. Pero es que, como digo, además es crucial que en España se pueda traducir el libro.