La nueva escuela de Educación Básica 'Gaza'. Molham.-IMAGEN CEDIDA La nueva escuela de Educación Básica 'Gaza'. Molham.-IMAGEN CEDIDA

Siria: una escuela que nace en medio de la guerra

La guerra en Siria continúa; pero el pueblo sirio no se rinde. Allí, a pesar de todo, también ocurren cosas esperanzadoras.

Moussa Al JamaatMoussa Al Jamaat es de origen sirio pero reside en España desde 2019. Trabaja en 'Baynana', un medio online bilingüe en árabe y español.

El pueblo sirio vive a la sombra de una guerra en curso que aún no ha terminado, contrariamente a lo que algunos puedan creer. Una guerra que ya deja más de 350.000 muertos y que ha destruido el 68% de la infraestructura del país. En Siria continúan los ataques contra zonas controladas por la oposición al régimen, que cuenta con el apoyo de Rusia e Irán. Según datos de Naciones Unidas, desde el 5 de octubre de este año, los bombardeos y ataques aéreos llevados a cabo por el régimen de al-Assad, en cooperación con Rusia, han alcanzado más de 1.100 enclaves en Idlib (ciudad al noroeste del país) y en Alepo, al oeste, incluidas zonas fronterizas y zonas residenciales.

Los ataques afectaron a instalaciones e infraestructuras vitales, incluida la principal central eléctrica de Idlib, diez escuelas, instalaciones sanitarias, cinco campos de desplazados, tres oficinas de ONG, mercados y mezquitas. Más de 20 organizaciones no gubernamentales suspendieron sus actividades humanitarias.

Porque sí, la guerra en Siria continúa; pero el pueblo sirio no se rinde. Allí, a pesar de todo, también ocurren cosas esperanzadoras. Es el caso de la nueva Escuela de Educación Básica 'Gaza', en la zona rural de Azaz, al norte de Alepo, e inaugurada el pasado mes de noviembre. 'Gaza' es más que una escuela: es un canto a la esperanza y a los derechos de los niños y las niñas sirias. Es también una muestra de solidaridad con lo que está ocurriendo en territorio palestino.

"Hoy iniciamos un camino para que más de 2.000 niños desplazados puedan obtener sus derechos básicos a la seguridad y a la educación, para que puedan construir un futuro digno durante su infancia y para su patria", asegura Abdullah Al-Khatib, responsable de comunicación del Equipo de Voluntarios de Molham, la ONG con sede en Turquía que está detrás de la iniciativa y que, si bien ahora cuenta con más de 300 voluntarios y voluntarias internacionales, nació en 2012 fruto del trabajo de un grupo de estudiantes universitarios sirios.

La apertura de esta escuela, que tiene 26 aulas y acoge ya a unos 700 niños y niñas —en un futuro está previsto que sean 2.000—, refleja los desafíos que presenta gestionar el derecho a la educación en determinadas circunstancias y el esfuerzo continuo por brindar oportunidades educativas a los jóvenes en tiempos de conflicto. Al-Khatib enfatiza que la Escuela de Educación Básica 'Gaza' enfrenta muchos retos, como garantizar la calidad de la educación y proporcionar un entorno de aprendizaje seguro.

Una de las aulas de la nueva Escuela de Educación Básica 'Gaza'. Mulham.- IMAGEN CEDIDA
Una de las aulas de la nueva Escuela de Educación Básica 'Gaza'. Mulham.- IMAGEN CEDIDA

Recibe el nombre de 'Gaza' para mostrar la solidaridad de los desplazados en Siria hacia lo que está sucediendo a los niños y niñas en la Franja, sometida a continuos bombardeos israelíes desde el pasado octubre. Se trata de un reconocimiento y un recuerdo a los miles de palestinos muertos, heridos y desplazados por parte de aquellos que también han vivido y continúan sufriendo la violencia de la guerra, un pueblo sirio masacrado —y a menudo olvidado— que no se rinde.

Por el derecho a la educación de todos los niños y niñas en Siria

Según UNICEF, alrededor de 2,2 millones de niños en edad escolar viven en el noroeste de Siria, pero las estimaciones indican que al menos un millón de ellos no va a la escuela, especialmente aquellos que residen en campos de desplazados. El 57% de los niños no tiene acceso a la educación primaria, mientras que el 80% no tiene acceso a la educación secundaria. Además, los niños y niñas que asisten a la escuela experimentan frecuentes interrupciones en su educación a causa de las continuas escaladas militares. Sin ir más lejos, a principios de septiembre, se suspendió la actividad de 56 colegios en el noroeste de Siria debido al recrudecimiento de la violencia.

Sin embargo, la violencia no es la única causa por la que los niños y las niñas dejan de asistir a la escuela: desde que empezó la guerra, miles de ellos se han visto obligados a abandonar su escolarización e integrarse en el mercado laboral por la crisis económica que azota el país: según los datos de ACNUR, el 90% de los sirios vive por debajo del umbral de pobreza.

Muchos de estos niños, incluso, se han visto forzados a realizar trabajos peligrosos que ponen en riesgo su vida, como por ejemplo en las refinerías de petróleo. Este es el caso de Jamil Al-Safirani, de 14 años, procedente de la ciudad de Al-Safira. Hoy, él y su familia viven como desplazados en la zona de Tarhin, después de que, en 2013, las fuerzas del régimen sirio y las milicias iraníes tomaran el control de la ciudad. Jamil se vio obligado a dejar la escuela y mantener a su familia, y desde los 11 años trabaja en los quemadores de refinación de petróleo de Tarahin. A veces le cuesta respirar y padece de algunas enfermedades de la piel. Esto no solo le ocurre a él, sino a muchos otros de los niños y trabajadores que le acompañan.