Contenedores municipales. Generalitat de Catalunya Contenedores municipales. Generalitat de Catalunya

No todo el "plástico" va al contenedor amarillo: ¿qué pasa con las bolsas de la compra biodegradables?

Público

Desde que el 1 de julio de 2018 entró en vigor la normativa que obliga a los comercios a cobrar entre 5 y 10 céntimos por las bolsas de plástico, su uso se ha reducido muchísimo en los últimos años. El golpe definitivo fue en enero de 2021, cuando se prohibieron definitivamente las bolsas de plástico ligeras y muy ligeras, salvo las compostables y biodegradables. A diferencia de las de plástico, estas no van al contenedor amarillo, ya que son orgánicas.

Los plásticos biodegradables se han convertido en una posible solución al problema de la contaminación provocada por el plástico. Las bolsas biodegradables están fabricadas a partir de bioplásticos y tardan aproximadamente 180 días en degradarse en los vertederos. En cambio, las convencionales de plástico necesitan décadas para degradarse por completo.

Por otro lado, las bolsas compostables están producidas a partir de féculas de origen natural y no generan residuos tóxicos. En el proceso de reciclaje, se convierten en compost, un abono orgánico con valor fertilizante para nuestros campos, cultivos y jardines. Gracias a ello se reduce el uso de fertilizantes sintéticos, más caros y con mayor impacto ambiental. Además, se mejora la calidad del suelo y los ecosistemas.

¿Cómo reciclar las bolsas biodegradables?

Antes de analizar dónde debemos reciclar los envases biodegradables, debemos repasar las diferentes fracciones existentes. Tenemos el contendor amarillo (envases de plástico, bricks y latas); el contendor azul (papel y cartón); el contenedor verde (vidrio); y el contendor marrón o FORM (Fracción Orgánica de los Residuos Municipales), donde depositamos restos de comida y vegetales de pequeño tamaño que pueden recogerse selectivamente y son susceptibles de degradarse biológicamente.

A diferencia de las bolsas de plástico tradicionales, que estamos acostumbrados a depositarlas en el amarillo, las biodegradables se depositan en el contenedor para residuos orgánicos. Son 100% compostables y su objectivo es convertirse en abono, junto al resto de residuos orgánicos.

Desde hace años, la Directiva de la Unión Europea obliga a los Estados miembros a reducir el porcentaje de residuos municipales biodegradables destinados a los depósitos. La Agència de Residus de Catalunya puso en marcha la recogida selectiva de la fracción orgánica de residuos municipales (FORM) en 1996, con la entrada de la primera tonelada en la planta de compostaje de Torrelles de Llobregat. Veinticinco años después, este método se ha ido extendiendo a cerca de 800 municipios catalanes.

En materia ambiental, el correcto reciclaje de los residuos orgánicos permita obtener un compuesto que se usará como abono orgánico. El tratamiento de este tipo de residuo se realiza en plantas de digestión anaeróbica. Durante la fermentación de esta materia orgánica se produce un biogás que puede aprovecharse para la producción de energía. El uso de este recurso renovable reduce la dependencia energética del exterior y da una segunda vida a los desechos orgánicos.

Finalmente, el ciclo de la materia orgánica es uno de los ejemplos más evidentes de economía circular, donde los residuos que se generan una vez tratados biológicamente, se convertirán en un recurso (compost) y serán devueltos al suelo en forma de materia orgánica y nutrientes, lo que permitirá el desarrollo de cultivos que serán reaprovechados.