Estrés ¿enemigo o aliado en nuestro día a día?

Dr. Francisco Javier BonillaDel Servicio de Psicología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz de Madrid

El estrés es una respuesta de nuestro organismo que moviliza recursos fisiológicos y psicológicos con la finalidad de afrontar alguna demanda. Se podría afirmar que es una respuesta adaptativa, es decir, beneficiosa de cara a ponernos en marcha y ayudaros a funcionar en situaciones exigentes.

Seguramente todos tenemos la idea de que el estrés es dañino, algo a evitar. Incluso ya hemos hablado en este mismo blog de los efectos perjudiciales que puede tener para nuestra salud. Entonces… ¿Por qué también decimos que es una respuesta adaptativa y beneficiosa?

Es el exceso de estrés lo que realmente resulta dañino. El sobrefuncionamiento al que se somete nuestro organismo cuando la respuesta de estrés esta crónicamente activada va a ser lo que provoque que nuestra salud se resienta. Y no sólo será nuestro estado físico y mental los que se vean afectados, ya que esto nos llevará a un descenso de nuestro rendimiento en nuestra actividad laboral, académica o deportiva. Por lo tanto, podemos ver que estrés, salud y rendimiento van de la mano.

A lo largo de nuestro día a día podemos enfrentarnos a infinidad de situaciones potencialmente estresantes que nos vayan afectando según nuestra capacidad de afrontamiento y la actitud que adoptemos ante dichas situaciones. Pero no son sólo situaciones de "exceso" la que nos pueden generar estrés, también las situaciones de "privación" pueden ser estresantes, como por ejemplo un trabajo rutinario y sin alicientes, encontrase en el paro, sufrir una lesión que limite nuestra actividad normal.

Debemos aprender a convivir con el estrés ya que es una respuesta humana totalmente normal y de la que podemos sacar provecho si sabemos escucharla y observar de qué nos está avisando. Por ejemplo, estar preocupado por un examen puede hacer que dediques más tiempo a su preparación y que saques una buena nota; estar más alerta cuando conduces bajo la lluvia puede hacer que moderes la velocidad y prestes más atención a la carretera evitando un posible accidente… Son situaciones en las que el estrés está cumpliendo su finalidad adaptativa y beneficiosa movilizando nuestros recursos.

El hecho de que el estrés resulte en una respuesta perjudicial o adaptativa para nosotros depende de muchos factores, veamos algunos ejemplos:

  • Nuestra personalidad (impacientes, competitivos, hostiles…)
  • Habilidades de afrontamiento de las que disponemos
  • Nuestras creencias y actitudes ante los problemas
  • La valoración que hagamos de las situaciones cómo amenaza o cómo reto
  • El apoyo social que percibimos de los otros
  • Predisposición biológica

La combinación de estos factores será la responsable de que sintamos un nivel de activación que influya en nuestro rendimiento y nuestro estado de salud físico y mental.

¿Cómo influye en nuestro estado de salud?

Una baja respuesta de estrés ante situaciones que nos demanden movilizar mayores recursos puede hacer que nuestro rendimiento sea inferior al esperado. Por ejemplo, si tengo una enfermedad diagnosticada, pero ésta no me preocupa, no me movilizaré de cara a llevar un tratamiento correcto. Si una oferta de trabajo no me "activa" para enviar mi currículum y acudir a una entrevista, perderé una oportunidad profesional valiosa…

Una respuesta excesiva de estrés también perjudicará nuestra actividad cotidiana ya que nos generará angustia, tensión, dificultad en la toma de decisiones… Y, por tanto, también nos impide un rendimiento normal y nos genera pérdida de oportunidades.

Es el nivel óptimo de activación o estrés el que nos dará la energía y capacidad de movilización necesaria para afrontar demandas con un adecuado rendimiento y sin comprometer nuestra salud.

En esta línea la psicología puede ser una gran ayuda de cara a saber gestionar este nivel de estrés para que no se convierta en algo patológico. Entender y aceptar las emociones y las respuestas fisiológicas que estas provocan es una de las claves para perder el miedo a sentir estrés y ansiedad. El aprendizaje de habilidades de afrontamiento como pueden ser la relajación, la solución de problemas, comunicación asertiva, puede hacer que nos enfrentemos a las situaciones demandantes del día a día sintiéndonos más capaces y con más confianza en nuestros recursos.