¿Siesta sí o no?

Dr. Eduard EstivillDirector de la Clínica del Sueño del Hospital Universitari General de Catalunya

Si hay algo por lo que se nos conoce en el mundo entero es, sin duda, por la siesta. Tan typical spanish! Pero ¿hacemos bien la siesta? El premio Nobel de Literatura Camilo José Cela decía con su sarcasmo habitual, que había que hacerla a diario y “con pijama, Padrenuestro y orinal”. Otros personajes como Albert Einstein y Winston Churchill cultivaban esta sana costumbre para coger fuerzas y energía para el resto del día.

Pero ¿cómo hay que hacerla y por qué?

Durante las 24 horas del día el cerebro tiene dos momentos en los que necesita dormir: el primero es el periodo mayor de sueño que corresponde al sueño nocturno, y existe una segunda necesidad de dormir que es aproximadamente 8 horas después de habernos levantado, lo conocemos como siesta.

La somnolencia que sentimos después de comer es la consecuencia del descenso de la sangre desde el sistema nervioso al sistema digestivo.

Para que esa cabezadita después del ágape sea reparadora, no debe llegar a un sueño muy profundo con lo que tiene que durar más o menos lo mismo que el sueño superficial, entre 15 y 20 minutos. La siesta es buena para la salud en general, favorece la memoria y los mecanismos de aprendizaje, y proporciona energía para el resto de la jornada. Debemos realizarla cada día si podemos, eso sí, teniendo en cuenta que no sustituye el sueño no dormido durante la noche, ¡ni nos librará de todas sus consecuencias!

Los beneficios de la siesta

Si bien decíamos al principio que la siesta se asociaba al “typical spanish” son muchas las universidades internacionales que han estudiado los beneficios de esta más que sana costumbre. Entre ellos, destaca un estudio de la californiana Berkeley que sostiene que los individuos que duermen la siesta, pasando por la fase REM, aumentan su receptividad ante la expresión facial de felicidad.   Otro realizado por la misma universidad afirma que quienes duermen la siesta rinden más por las tardes y aumenta su capacidad de aprendizaje. Un buen número de estudios especifican cómo la siesta contribuye a mejorar aquellos trabajos que supongan recordar listas de palabras u objetos. Desde el Departamento de Psiquiatría de la Harvard Medical School nos llega el descubrimiento de que si durante la siesta se alcanza la fase REM lleva menos tiempo realizar diferentes conexiones de ideas con lo que se facilita la resolución de problemas. Entre otros beneficios también está la mejora del estado de ánimo… Y tras leer esto… ¿nos vamos a resistir a una siesta?