Por qué eliminar la lactosa puede resultar peligroso si no presentas intolerancia

Dra. Elena Sierra MaestroAlergóloga del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid

Las modas de ‘dietas free’ o libres de algún alimento realizadas sin ninguna clase de control no evitan enfermedades. Es más, en ocasiones pueden causar más perjuicios que beneficios cuando no se sustentan en ningún criterio clínico. Y es que muchas veces porque nos dejamos influenciar por las modas del momento podemos pensar erróneamente que lo más sano puede ser prescindir de algún alimento, cuando en realidad es contraproducente para nuestra salud.

Esto está ocurriendo, y por desgracia con bastante frecuente, con la lactosa que tratamos en este artículo, pero también con el gluten. Son muchas las personas que deciden retirar ambos alimentos de su dieta porque les son indigestos, o eso piensan, y sin contar con la opinión de su médico. Algo que a la larga puede resultar peligroso para su salud.

En cuanto al problema de la lactosa que nos atañe en este texto, se trata del principal azúcar de la leche. Es un disacárido, es decir, que está formado por dos azúcares simples (la glucosa y la galactosa), siendo así como va a ser absorbida a nivel intestinal.

Pero, ¿cómo se produce una intolerancia a la lactosa? En estos casos existe un déficit de una enzima llamada ‘lactasa’, encargada de desdoblar a la lactosa en esos dos azúcares que antes hemos mencionado para poder ser absorbida. Al no absorberse la lactosa queda en la luz intestinal, sufriendo la fermentación por la flora bacteriana, y con la consecuente aparición de los síntomas típicos (dolor abdominal, hinchazón, gases, diarrea…).

Todos los mamíferos, salvo los seres humanos, dejan de consumir leche tras el destete, por lo que genéticamente la lactasa tiende a desaparecer. No obstante, en los humanos, los bebés son tolerantes a la lactosa, salvo casos extremadamente raros que nacen con un déficit congénito de lactasa, y dado que seguimos consumiendo leche en nuestro crecimiento, se ha producido una adaptación evolutiva, de tal forma que nuestro intestino sigue produciendo esta lactasa que nos permite la asimilación de la lactosa de la leche durante toda nuestra vida.

A pesar de ello, muchas personas deciden prescindir de los productos que contienen lactosa simplemente porque creen que les sienta mal la leche y lo hacen sin consultar con su especialista. ¿Dónde está el problema? Se ha comprobado científicamente que eliminar la lactosa de la dieta cuando no es necesario, porque somos personas sanas, puede ser peligroso para nuestra salud, ya que podemos conseguir el efecto contrario y menos deseado: el convertirnos realmente en intolerantes a la lactosa.

Así, en los últimos años nos estamos encontrando personas sanas que optan por consumir productos sin lactosa debido a la falsa creencia de que son más digestivos y saludables. Nada más lejos de la realidad. En estas personas, repito sanas, los productos sin lactosa no les van a proporcionar ningún beneficio extra a su salud y sin embargo, sí consecuencias negativas. La producción de lactasa en el intestino es dependiente y adaptada al consumo mantenido de lactosa. Si se elimina totalmente la lactosa de la dieta durante un periodo prolongado de tiempo nuestro intestino, a falta de estímulo, entiende que no hay nada que digerir y deja de producir lactasa

¿Qué pasa en consecuencia? Una persona que toleraba perfectamente la lactosa y era tolerante se vuelve intolerante. En niños es frecuente que se trate de una intolerancia transitoria, y desde el momento en el que se vuelve a introducir la lactosa, el intestino vuelve a sintetizar la enzima y en un tiempo variable vuelven a ser tolerantes.

Además, eliminar la lactosa en personas sanas, y muy en particular en niños, es perjudicial debido a que este disacárido juega un papel fundamental en la absorción del calcio a nivel intestinal. De hecho, conviene tener en cuenta que la eliminación de la lactosa en niños sanos y sin ningún criterio médico puede afectar a la fijación del calcio en sus huesos y a un déficit en el crecimiento.

NO HAY PROBLEMA DE ACUDIR A LA CONSULTA PESE A LA COVID-19Ante la duda de si un alimento puede sernos perjudicial es recomendable solicitar una opinión médica (alergólogo, pediatra, digestivo), a pesar de la pandemia. Los centros sanitarios cuentan en la actualidad con circuitos libres de coronavirus, por lo que no hay que tener miedo de contagiarse del SARS-CoV-2 si se acude a la consulta o al hospital hoy en día.

Es más, el Hospital Quirónsalud Madrid, donde trabajo, cuenta con la certificación ‘Applus+ Protocolo Seguro frente a la COVID-19’, que acredita que la instalación cumple con los estándares más exigentes de desinfección frente al coronavirus en esta pandemia.

Así pues, hoy en día es preferible realizar una valoración clínica y los estudios complementarios pertinentes para así establecer un diagnóstico preciso antes de decidir la retirada o no de un alimento de la dieta por cuenta propia; y es que, como hemos visto puede ser peligroso.

Si los estudios concluyen que una persona es intolerante a la lactosa sí que se debe reducir su consumo. Para ello, existen hoy en día en el mercado multitud de productos sin lactosa, pero los tienen que consumir las personas que verdaderamente lo necesitan. Estos productos no sólo son más caros, sino que no producen un beneficio extra a las personas sanas; por lo que antes de prescindir de la lactosa es mejor que lo consultes con tu médico.

No hay que olvidar que los lácteos representan la principal fuente dietética de calcio en nuestra alimentación. Los lácteos son grupo de alimentos muy completo, ya que, nos aportan calcio, agua, proteínas, grasas, azúcares, vitaminas y minerales. Se deben consumir a diario, al igual que las frutas y las hortalizas. Se trata, además, de alimentos importantes para todos los grupos de edad, especialmente para los niños, jóvenes, personas mayores, y mujeres embarazadas o en período de lactancia.