Tartamudez, un trastorno que puede controlarse con tratamiento

Dra. Marta Alba RedondoPsicóloga del Hospital Quirónsalud Clideba de Badajoz

Hasta los 6 años aproximadamente los niños no saben hablar con perfección y fluidez, no tienen capacidad suficiente de organizar palabras y frases correctamente. Aún así, siempre hay que estar atentos frente a aquellas posibles deficiencias que puedan presentarse en la comunicación de los pequeños para tratarlas lo antes posible.

Según datos de la Fundación Española de la Tartamudez, cerca de 800.000 personas son tartamudas en España, un trastorno de la comunicación que padecen de forma habitual alrededor de 2% de adultos, y del 5% de los niños.

La tartamudez, disfemia, espasmofemia, o disfluencia en el habla es un trastorno de la comunicación (no un trastorno del lenguaje) que se caracteriza por interrupciones involuntarias del habla acompañadas de tensión muscular en cara y cuello, miedo y estrés, determina la citada fundación.

No obstante, a pesar de ser un trastorno documentado desde hace tiempo, en la actualidad su origen sigue siendo desconocido, al mismo tiempo que existen multitud de factores que podrían estar influyendo (genéticos, fisiológicos, lingüísticos, ambientales, entre otros).

Así, los síntomas que pueden alertar de la existencia de tartamudez son la repetición de sonidos y sílabas, la prolongación de sonido de consonantes y de vocales, las pausas en medio de una palabra, la sustitución de palabras para evitar las que puedan ser problemáticas a la hora de pronunciarlas o la producción de palabras con un exceso de tensión física.

Además, la tartamudez es una dificultad y no una enfermedad, así como involuntaria y cíclica, que aparece y desaparece por períodos de tiempo variables: las personas que tartamudean son tan inteligentes como las que no se traban al hablar. Las personas tartamudean de diferentes formas. Algunos repiten sílabas, otros alargan los sonidos o tienen bloqueos mientras hablan. Podemos decir que hay tantas manifestaciones de la tartamudez como personas que tartamudean.

Aunque es frecuente que esta dificultad desaparezca por si sola, sin necesidad de tratamiento especializado, la psicóloga importante que sea evaluado, orientado y tratado, si es necesario, lo antes posible para evitar posibles consecuencias negativas de cronificación, además de evitar un posible sufrimiento al niño, pero también a sus familiares.

Los efectos psicológicos de la tartamudez pueden ser severos afectando el estado de ánimo de la persona de forma continua, llegando a ser causa en muchos casos de un importante aislamiento social, un hecho por el que es recomendable la atención temprana y pedir ayuda desde el primer momento en el que notemos que un niño presenta dificultades para hablar, y además se ve que el menor es consciente de la dificultad, porque evita ciertas palabras e incluso muestra ansiedad.

Las familias no deben tener miedo al contagio si fuera necesario acudir a una consulta o centro sanitario donde poder tratar el trastorno puesto que estos han diseñado circuitos limpios de coronavirus y además, en el caso concreto de Quirónsalud Clideba, contamos con la certificación ‘Applus+ Protocolo Seguro frente a la COVID-19’, que acredita el cumplimiento de los estándares más exigentes de desinfección en esta pandemia.

En cuanto a su origen, suele comenzar de modo característico entre el segundo y cuarto año de vida, aunque se suele confundir con las dificultades propias de la edad a la hora de hablar. Al final, solo uno de cada 20 niños acaba tartamudeando y muchos de ellos superan el trastorno en la adolescencia. Menos del 1% de los adultos tartamudea, siendo más frecuente entre hombres.

Sobre cuáles son los tratamientos más recomendables en estos casos, estos dependen de la edad del paciente. Cuando los niños son muy pequeños es fundamental el trabajo con los padres, que deben aprender a manejar el problema, a aceptar el habla de su hijo, y a fortalecer su autoestima. En el caso de niños algo más mayores, ya se puede hacer una intervención directa, entrenándolos en técnicas de control del habla y de relajación muscular, principalmente.

Cuando se trata de personas adultas es primordial tener en cuenta la repercusión que esto puede estar teniendo en las distintas áreas de su vida, e incluir el manejo de dicha afectación en los objetivos de tratamiento. Por otro lado, en el caso de personas mayores, el trastorno suele estar producido por una inadecuado o inexistente tratamiento en la infancia, o como consecuencia de un problema neurológico.

RECOMENDACIONES

Con todo ello, aconsejamos relajarse antes de hablar y al comenzar a hacerlo, y para ello también es conveniente expirar un poco. También se recomienda buscar la posición óptima de los labios, ya que así las palabras saldrán mejor, además de vocalizar.

En el caso de que surjan bloqueos, es importante esperar un tiempo de relajación para continuar con lo que se estaba diciendo, así como no apresurarse. Y es muy importante tratar de usar una forma de hablar lenta y tranquila, dedicar tiempo a pensar lo que se va a decir, y evitar las situaciones de estrés.

Asimismo, si eres familiar o amigo de una persona tartamuda, hay que tener en cuenta que lo importante es lo que se dice y no cómo se dice, para lo que es fundamental mantener el contacto visual, sin avergonzarse o reírse de la situación. También se recomienda utilizar un ritmo pausado o tranquilo que favorezca la comunicación, evitando ayudar a la persona a terminar las palabras o frases, o darle instrucciones para que le salga mejor. Lo ideal es comportarse exactamente igual que lo harías con otra persona.