¿Por qué la obesidad es un factor de riesgo frente a la covid-19?

Según datos de la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO), la mitad de la población adulta española padece sobrepeso y, de...

Dr. Carlos Puig Médico adjunto del Servicio de Endocrinología del Hospital Universitari General de Catalunya

Según datos de la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO), la mitad de la población adulta española padece sobrepeso y, de ellos, un 25% sufre obesidad (1 de cada 4 personas), definida como un índice de masa corporal igual o superior a 30 (IMC = peso [kg]/ estatura [m2]).

Lamentablemente la prevalencia de sobrepeso y de obesidad ha ido aumentando en nuestro entorno, suponiendo ya una pandemia silenciosa a nivel mundial, que cada vez se relaciona más con numerosas enfermedades y con un mayor riesgo de mortalidad, convirtiéndose en un problema de salud pública sin precedentes. La obesidad es además un factor de riesgo ya conocido para la morbilidad y la mortalidad prematura, y supone  un riesgo aumentado de padecer diferentes enfermedades como diabetes mellitus tipo 2, hipertensión, hipercolesterolemia, enfermedades cardiovasculares (infarto de miocardio o ictus) e incluso más de 10 tipos de cáncer.

A esto hay que añadirle que la Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte de que la población mayor de 65 años, y que aquellos pacientes que padecen algunas enfermedades crónicas respiratorias, así como diabetes, hipertensión u obesidad, tienen un mayor riesgo de desarrollar la infección por COVID-19 de forma más grave en comparación con el resto de la población. Además, las personas con obesidad tienen más riesgo de hospitalización, de cuidados intensivos, de ventilación mecánica o de muerte, independientemente de la presencia de otras comorbilidades.

Desde el inicio de la pandemia de COVID-19 son ya varios los estudios que han implicado a la obesidad como un factor de riesgo de efectos más graves por enfermedad derivada del coronavirus SARS-CoV-2, pero también de muerte debida a la infección. Precisamente, un reciente artículo publicado en The British Medical Journal (BMJ) pone de relevancia la creciente evidencia que indica que la obesidad es un factor de riesgo independiente para enfermedades graves y para muerte por COVID-19.

Son múltiples los mecanismos que podrían explicar la relación entre la obesidad y la COVID-19, entre ellos la enzima convertidora de angiotensina-2 (ACE-2). Se ha demostrado que la vía de entrada para el virus SARS-CoV-2 es la proteína enzimática transmembrana enzima convertidora de angiotensina tipo 2 (ECA2), que existe en grandes cantidades en las personas con obesidad.

No obstante, en el estudio publicado por la ‘British Medical Journal’ aún no está claro si éste es el resultado de una mayor expresión de ACE-2 en los adipocitos de personas con obesidad, o que estos tienen más tejido adiposo en general y, por lo tanto, un mayor número de células que expresan ACE-2. Se cree además que el tejido adiposo de las personas con obesidad podría ser un objetivo potencial y un reservorio viral para el SARS-CoV-2 antes de que se propague a otros órganos, como ha demostrado ser el caso de otros virus, según recuerda la SECO. La obesidad es por tanto una patología que también puede alterar la respuesta inmune, como se ha demostrado ya con otras infecciones como la producida por el virus influenza (gripe).

Por otro lado, también es importante resaltar que la obesidad disminuye la función pulmonar a través de una mayor resistencia en las vías respiratorias, y una mayor dificultad para expandir los pulmones. A su vez, esta nueva evidencia apunta a que las personas jóvenes, sin patologías crónicas asociadas, también podrían ser un grupo de riesgo en el caso de tener obesidad.

En el momento actual no hay datos relativos a si las personas con obesidad son más susceptibles a la infección por coronavirus, pero sí se está considerando la posibilidad de que puedan ser más contagiosas.

Con ello y, a la luz de los resultados citados previamente, los científicos han sugerido que los pacientes con obesidad, y especialmente aquellos con obesidad grado II o superior (IMC ≥35), deben tomar medidas adicionales para evitar la infección con coronavirus, de forma similar a como se hace ya con otros grupos de alto riesgo, como es la población diabética o la inmunodeprimida.

Es por todo ello que estos pacientes deben extremar las medidas de seguridad y de prevención frente al contagio y, por tanto, también es de vital importancia el fomentar un estilo de vida cardiosaludable que facilite la pérdida de peso y el retorno a lo que se entiende por un peso saludable. Si necesitas ayuda para perder peso lo mejor es ponerte en manos de un equipo de profesionales.