¿Por qué tengo alergia a mi mascota?

Dr. Enric Martí GuadañoJefe del Servicio de Alergias del Hospital Universitari Sagrat Cor

Seres humanos y animales han convivido a lo largo de toda la historia. Dependiendo de la especie, el hombre ha encontrado en ellos un aliado para cazar o labrar la tierra, un medio de transporte o simplemente para hacer compañía. Las mascotas están cada vez más presentes en nuestras vidas, ¿quién no tiene o ha tenido un animal en casa en algún momento de su vida? En 2019, un estudio apuntaba que uno de cada cuatro (26%) hogares tenía un perro como mascota, y un 11% contaba con un gato. Y en 2020 la Red Española de Identificación de Animales de Compañía cifró en 13 millones las mascotas registradas, convirtiéndonos en el 7º país de Europa con más animales en casa, con Rusia y Alemania a la cabeza.

¿Por qué tengo alergia a mi mascota?

Sin embargo, en ocasiones las mascotas no provocan el efecto deseado y su compañía se acaba convirtiendo en un quebradero de cabeza para sus dueños, y no precisamente por un problema de comportamiento de los pobres animales. La sensibilidad a las mascotas es una reacción alérgica a proteínas que se encuentran en las células de la piel, saliva u orina del animal. Estas alergias acostumbran a manifestarse mediante estornudos, congestión nasal, goteo nasal, ojos rojos, lloros o con picazón, tos, eccema, picazón en la piel o dermatitis alérgica, entre otros.

Para realizar el diagnóstico se utilizan las mismas técnicas que en cualquier otra patología: elaborar una exhaustiva historia clínica en la que se realizan preguntas sobre contactos con los diferentes animales domésticos, incluyendo hámsteres y cobayas, tanto en la propia casa o en la de familiares y amigos. Y tras la entrevista, se programan pruebas cutáneas (sencillas) y una analítica en sangre para detectar posibles anticuerpos contra esos alérgenos.

Normalmente se piensa que las alergias están causadas por el pelo de los animales domésticos, pero su origen está en una proteína presente en la saliva y la orina de los gatos y los perros, si hablamos de las mascotas más habituales. Estas proteínas se fijan a las escamas secas y muertas de la piel de la mascota, la caspa. Estas partículas son minúsculas y pueden permanecer en el aire durante mucho tiempo con la más mínima circulación de aire, acumulándose fácilmente en muebles tapizados, alfombras, moquetas, y adherirse a la ropa.

La alergia se produce cuando el sistema inmunitario reacciona ante una sustancia extraña. Al inhalar el alérgeno o entrar en contacto con él, el sistema inmunitario se manifiesta produciendo una respuesta inflamatoria en las fosas nasales o los pulmones.

Por eso, en el "ABC" de nuestros protocolos la letra A es evitar la causa que provoca la reacción, relativamente más fácil en alergias a alimentos o medicamentos causantes de problemas, ya que cuando entras en el mundo de los animales de compañía se añaden factores emocionales o incluso profesionales. Es habitual oír en las consultas o en círculos de amigos que el perro o el gato es "uno más de la familia" y que desprenderse del animal es del todo imposible. De ahí que, cuando evitar el contacto no es posible, se recomienda usar vacunas.

Cuando la solución pasa por vacunarse

El tratamiento con vacunas se debe considerar cuando no se puede evitar el contacto con los animales, por ejemplo, si se trabaja en clínicas veterinarias, granjas u otras profesiones relacionadas con el mundo animal. También son candidatas a la vacunación aquellas personas que conscientemente deciden seguir con el animal en casa, o las que tienen contacto indirecto con los animales y no pueden evitarlo. E igualmente se debe considerar la vacunación en algunos niños que tienen alergia a animales y que piensan dedicarse a profesiones en contacto con ellos.

No existen vacunas disponibles para la alergia a todos los animales, sino frente a los más habituales como perro, gato y caballo. Y en todos los casos se debe consultar con el especialista en Alergología la conveniencia de realizar estas vacunaciones.

Si hablamos con los pacientes alérgicos a los perros, cuando nos piden consejos al respecto, siempre les recomendamos:

  • Elegir a un perro más pequeño, que va a perder menos caspa que uno más grande.
  • No permitir que entre a tu dormitorio y a otros cuartos donde pasas mucho tiempo.
  • Mantenlo en el exterior si el tiempo lo permite.
  • Bañar a la mascota cada semana para quitar la caspa del pelo.
  • Elegir pisos no alfombrados o lava la alfombra con champú frecuentemente.
  • Usa un purificador de aire HEPA (aire particulado de alta eficiencia) y filtros para las aperturas de ventilación para ayudar a reducir los alérgenos de las mascotas en el aire.