Principales inquietudes de una mujer embarazada: ¡que todo vaya bien es lo principal!

Isabel María Blanco HerráezJefa de Servicio de Obstetricia y Ginecología del Hospital Quirónsalud Marbella

El embarazo es una de las etapas más bonitas y mejor recordadas en la vida de una mujer. No obstante, y más si se es primeriza, suelen surgir numerosas inquietudes y preocupaciones en la futura madre, especialmente sobre el desarrollo del bebé, si se estará haciendo todo bien- y lo suficiente- y si todo marchará según lo previsto.

Principales inquietudes de una mujer embarazada: ¡que todo vaya bien es lo principal!

Esto aumenta en un estado de estrés y de ansiedad en muchas ocasiones durante las últimas semanas de gestación especialmente, frente al dolor en el parto o las posibles complicaciones que puedan surgir a lo largo de los 9 meses de gestación o en el momento de dar a luz.

Pero también situaciones del día a día, desde el tipo de alimentación hasta qué tóxicos o hábitos de vida se deben suprimir en esta etapa, qué medicamentos se pueden tomar, qué deporte se debe hacer y en qué intensidad, si se puede viajar o no y cómo…

Especialmente, las principales dudas de las gestantes se centran en saber cuáles son los signos de alarma por los que hay que acudir al hospital para una valoración inmediata, cuáles son las fases del parto y los distintos tipos de partos que hay, así como la analgesia que pueda emplearse, y las opciones dentro de la lactancia.

La información facilita todo el proceso

La información con la que cuente la futura madre -y también el padre, implicado en todo el proceso- es primordial para contrarrestar esos nervios o inquietudes que impidan disfrutar de esta etapa con plena satisfacción.

Para resolver todas estas dudas se encuentran las consultas periódicas con la matrona y con el ginecólogo a lo largo de todo el embarazo, no solo aquellas en las que se realizan las ecografías, sino también las visitas de la madre para ir objetivando la evolución del embarazo y las principales sensaciones y el peso de la gestante.

También pueden ser de gran ayuda en estos casos los cursos preparto o las clases de educación maternal. Estas suelen iniciarse en torno a la semana 25 de embarazo y terminar en torno a la 31ª, semanas antes de dar a luz, para que la pareja esté lo suficientemente informada antes de llegar al momento del alumbramiento.

En estos encuentros, generalmente cada uno de ellos focalizados en una determinada temática (parto, lactancia…), no solo se ofrece una amplia información a la mujer, sino que se intenta incentivar ese vínculo de confianza con los profesionales que la van a asistir el día del parto.

Siempre el profesional sanitario dedicado a este ámbito debe respetar el papel activo de la mujer y su libertad de elección. El parto es un episodio natural en el ciclo de la vida en el que siempre ha de respetarse la voluntad de la embarazada, eso sí, siempre y cuando se garantice su seguridad médica dentro del proceso.

Cuándo la embarazada debe acudir a urgencias

Con ello, las principales situaciones en las que la mujer debe acudir a un servicio de Urgencias son: contracciones de parto, dolores pélvicos o abdominales, rotura de la bolsa, sangrado, ausencia de movimientos fetales, fiebre alta, vómitos intensos, golpes, dolor de cabeza constante que no desaparece con el tiempo, hinchazón extrema de cara o manos, accidentes, hemorroides o varices dolorosas, así como cualquier signo de alarma que la mujer considere porque no sabemos la gravedad del caso ni la intensidad.

Una vez que llega al hospital, si es un embarazo a término, le atenderá principalmente la matrona de guardia y le hará una exploración vaginal, avisará al ginecólogo y se monitorizará al bebé, y después se considerará si está de parto o no y, por tanto, la necesidad de ingresar.

Si se está de parto se pasará a la sala de dilatación, donde podrá dilatar en la cama, en la bañera o en la ducha, de acuerdo con las instalaciones del centro hospitalario y en función de los deseos de la madre.

Si la mujer y la fase del parto lo permite, es en este punto en el que la futura mamá podrá disponer de analgesia epidural. Una vez el parto finaliza, se suele poner al bebé en el pecho de la madre y un pediatra evaluará el estado del pequeño. Nada más nacer, se suele favorecer el contacto piel con piel del recién nacido y su madre, así como la realización del pinzamiento tardío de cordón.

Tras el parto

La llegada de un bebé al mundo, independientemente de si la mujer es primeriza o ya ha pasado por la misma experiencia, suele provocar inquietud en la madre. En este periodo también a la mujer le suelen surgir dudas que en la mayoría de los casos son de pronta solución con la asistencia de la enfermera de neonatos.

Normalmente, tras un parto natural la mujer es llevada a la habitación, donde permanecerá las 48 horas posteriores al nacimiento de su bebé. En caso de cesárea, la estancia se prolonga de tres a cuatro días.

Tras el alumbramiento, dudas sobre los molestos entuertos, más presentes si la madre ha dado a luz más de una vez, o sobre la lactancia y los principales cuidados que se deben proporcionar al bebé deberán ser despejados.