El tentempié de los niños en el recreo

Natalia Gallardo García y Laura Sánchez SoriaEnfermeras del servicio de Enfermería pediátrica del Hospital Quirónsalud San José

No siempre es fácil decidir qué es lo más apropiado para que nuestros hijos tomen en el recreo a modo de tentempié, o bien antes de la comida de mediodía, o bien como merienda tradicional.

Como norma general, podemos apuntar algunas sugerencias para combinar los tres aspectos que nos parecen esenciales:

  • que los alimentos sean sanos y nutritivos,
  • que sean agradables para los niños, si queremos que se los coman,
  • y que sean fáciles de gestionar por parte de los progenitores a la hora de prepararlos, pero, sobre todo, por parte de los propios peques.

Alimentos saludables

Esta parte es esencial y admite pocas dudas: a estas alturas debe estar claro que la bollería industrial, los productos con alto contenido en azúcar (galletas, por ejemplo) o los que apenas tienen valor nutritivo, como zumos y batidos, deberían ser descartados de la mochila infantil.

En cambio, hay algunas opciones muy recomendables. Por ejemplo, la fruta fresca o deshidratada, los frutos secos, que aportan mucha energía, no manchan y son fáciles de comer, o algún tipo de lácteo, como los yogures o el queso en forma de dados.

Los bocadillos -el bocata de toda la vida- son también una opción, siempre que se cuide su contenido: atún, aguacate, tomate, queso fresco, un poco de membrillo, tortilla francesa, filete de pollo, huevo duro… Combinando esos elementos entre dos trozos de pan -integral, preferiblemente-, las posibilidades son casi infinitas.

Conviene evitar, siempre que se pueda, los embutidos: son alimentos procesados poco recomendables.

Formato agradable

No es una cuestión menor que el tentempié debe resultar agradable para el niño o la niña que lo ha de consumir, si no queremos correr el riesgo de que termine en la papelera.

El caso de la fruta es un clásico de estas situaciones. Si lo que nuestro hijo o hija encuentra cada día es una pieza básica, de las que todos los días nos encontramos en casa -una manzana, una pera, una naranja, una mandarina-, la propuesta le puede parecer poco seductora, pero hay muchas maneras de presentarla: un día puede llevarse la pieza de fruta entera sin pelar; otro día, cortada en dados para comer con tenedor; otro día, en bastones o incluso en brocheta… Parece mentira, pero cambiando la presentación no tendrá la sensación de comer siempre lo mismo.

Fáciles de manejar

El tentempié no debe ser un engorro para los peques, que bastantes engorros tienen. Por ejemplo, es importante que no manche, o manche lo menos posible, y que los restos de los alimentos consumidos no se incrusten en las muelas, porque en el recreo no hay opción de cepillarse los dientes. Por eso desaconsejamos los cereales o determinados tipos de galletas.

Las propuestas que hemos mencionado tienen la ventaja de ser cómodas y manejables, pero, más allá de eso, nos gustaría proponer la participación de los hijos en la planificación de su refrigerio. De esta manera se contribuye a su independencia y autonomía, lo que influirá positivamente en su desarrollo personal. Se pueden ofrecer alternativas para cada día de la semana, sabiendo que no pueden repetir (por ejemplo, el día de los lácteos, el día de la fruta, el día del bocadillo…), y marcar en el calendario algún día especial, como su cumpleaños o el último día de clase, en el que tengan libertad para decidir qué llevan al recreo.

Si podemos hacer las cosas más fáciles y agradables en materia de alimentación, hagámoslas. Saldremos ganando todos, y en especial nuestros niños.