Estudiar por la noche: luces y sombras

Dra. Ana Laura FernándezNeuropediatra en el Complejo Hospitalario Ruber Juan Bravo

Quienes estudian por la noche defienden esta elección, entre otros motivos, porque hay más silencio y tranquilidad, además de que así pueden dedicar las horas diurnas a otras actividades. Es una costumbre arraigada y muchas veces fomentada en entornos académicos.

Estudiar por la noche: luces y sombras

Además, no todos somos iguales en nuestra biología y el cronotipo de cada individuo puede “guiar la elección” individual del horario para realizar diferentes actividades. El cronotipo es un atributo de los seres humanos que refleja su fase circadiana (el ritmo circadiano es aquel que se da en un periodo de 24 horas, y que regula las actividades que se comprenden dentro de dicho periodo) individual y repercute en las funciones biológicas y psicológicas.

Pero es una realidad que podemos mejorar nuestros hábitos para sacar el mayor provecho al tiempo de estudio y así aumentar, por ejemplo, el tiempo de ocio.

Revisemos algunas desventajas del estudio o trabajo nocturno. Las personas que estudian y trabajan en horarios desajustados a los ritmos circadianos exhiben los signos de la pérdida crónica del sueño: empeoran, por ejemplo, la memoria de trabajo, la atención y el bienestar en general de forma crónica y aumenta el riesgo de problemas de salud.

El rendimiento óptimo se consigue cuando hay un equilibrio entre el tiempo de estudio y el sueño. Estudiar de noche provoca sueño y desajustes en el reloj biológico.

Durante el día el cerebro está más descansado, además de que la luz natural ejerce su efecto “despertador” y es mejor para la vista y para la concentración. Los focos, flexos, fluorescentes y demás luces artificiales que se utilizan para estudiar pueden resultar perjudiciales para nuestra vista. Si la casa es intranquila se pueden buscar espacios de silencio y sin distracciones como una biblioteca o la casa de un amigo, donde el entorno sea más tranquilo.

Debemos optimizar el tiempo y la calidad del sueño. El sueño es un proceso activo en el que el cerebro almacena lo útil, desecha lo inútil y se limpia. Este proceso es importante para evitar enfermedades como el Alzheimer y otros trastornos neurológicos. La alteración del sueño puede ocasionar problemas relacionados con alteraciones inmunológicas, metabólicas, como obesidad o diabetes, y alteraciones psicológicas como ansiedad o depresión.